Entrevista

«Sin una política que facilite la transición, la agroecología solo sería factible para una minoría de agricultores»

Eduardo Moyano, ingeniero agrónomo y catedrático de Sociología del CSIC
Por Ramiro Varea Latorre 21 de diciembre de 2022
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Imagen: Eduardo Moyano
La agroecología, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social que aplica simultáneamente conceptos y principios ecológicos y sociales en el diseño y gestión de sistemas agrícolas y alimentarios sostenibles. Conversamos sobre esta disciplina con Eduardo Moyano, ingeniero agrónomo y catedrático de Sociología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
¿Agroecología y agricultura ecológica son sinónimos?

No, y debe quedar claro. La agroecología es un conjunto articulado de conocimientos teóricos sobre el funcionamiento de los sistemas agrarios. Aborda esta cuestión desde una visión global, y para ello combina distintas disciplinas: desde la biología y la ecología a la agronomía, la economía, la antropología… En cambio, la agricultura ecológica es una práctica agrícola y ganadera específica, que se caracteriza solamente por no utilizar insumos químicos ni sintéticos (fertilizantes, pesticidas, antibióticos…).

Entonces, ¿en qué se diferencian agroecología y agricultura convencional?

Para la agroecología, los sistemas agrarios actúan como un todo integrado en el que convergen conocimientos tradicionales, científicos, tecnológicos… En ella, los verdaderos protagonistas son los agricultores. Se trata de un paradigma alternativo al de la agricultura convencional e industrializada, cuyos enfoques son más sectoriales, se centran únicamente en buscar la rentabilidad en el mercado y los agricultores son un elemento más junto con las empresas de insumos, las industrias y la gran distribución.

Aspectos como las nuevas tecnologías, el uso de nuevas fuentes de energía y el avance de la biotecnología, ¿tienen cabida en este movimiento?

La tecnología digital, como el uso de drones, en principio no va contra los principios de la agroecología, salvo que implique que los agricultores pierdan autonomía, al hacerles más dependientes de esas herramientas y de las empresas que las fabrican. Las energías renovables también están en plena sintonía con lo que defiende esta disciplina. Sí hay más controversia con la biotecnología, porque en este punto aparecen los transgénicos, y el sector más esencialista de la agroecología los rechaza. Consideran que alteran el equilibrio de los ecosistemas y que consolidan el poder de las grandes multinacionales, que son las que producen y comercializan las variedades de semillas genéticamente modificadas.

Desde el punto de vista económico, ¿la agroecología es algo factible para el agricultor?

La agroecología implica un cambio radical en la forma de cultivar y de gestionar las explotaciones agrícolas y ganaderas, y para eso se necesita un buen asesoramiento técnico de los agricultores. Además, en muchos casos, supondrá también cambios estructurales en las explotaciones (sobre todo en las ganaderas), que implican costes económicos importantes. Sin una política que facilite la transición desde la agricultura convencional a la agroecología, esta solo sería factible para una minoría de agricultores: los que son más conscientes de las implicaciones ecológicas de su actividad, y los más formados y con mayores recursos para abordar los cambios.

¿La lucha contra el cambio climático está en su foco de actuación?

Sí. Los principios de la agroecología pueden contribuir a combatir este reto tan enorme del cambio climático, en la medida en que defiende el equilibrio de los ecosistemas, el uso más racional de los insumos agrícolas, el consumo responsable… Y todos estos factores ayudan a reducir las emisiones de carbono y metano, que tanto influyen en el calentamiento global.

Otro de los grandes retos de la humanidad es erradicar el hambre en el mundo. ¿Puede la agroecología solucionar el problema?

Por sí misma, no. Los problemas de alimentación a escala mundial exigen una buena combinación entre la agricultura convencional e industrializada con los modelos agrícolas inspirados en la agroecología. La erradicación del hambre es una cuestión muy compleja que necesita de acciones conjuntas en las que participen otros enfoques y disciplinas científicas.

¿Cómo puede ayudar esta disciplina a garantizar la seguridad alimentaria?

Los principios de la agroecología se centran más en la soberanía alimentaria, es decir, en el derecho de los pueblos a alimentarse por sí mismos, que en la seguridad alimentaria, que se refiere más al derecho a una alimentación suficiente en cantidad y calidad, independientemente de dónde se producen los alimentos. De hecho, la agroecología no asegura más producción para más gente.

¿Qué quiere decir con esto?

La aplicación de los principios de la agroecología implicaría una reducción de los rendimientos y de la productividad, es decir, una disminución de la producción global de alimentos. Por ello, entiendo que satisfacer la demanda alimenticia de una población en constante crecimiento no puede lograrse con la agroecología.

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