Cada español consume de media al día 150 litros de agua, de los que buena parte se destinan al baño (entre el 60 y el 75%, según el Ministerio de Medio Ambiente). Mediante una serie de hábitos y sistemas eficientes se pueden reducir de manera importante estas cantidades. Y cuidar aspectos como el uso del papel higiénico, la iluminación y climatización del baño o evitar verter por el desagüe sustancias tóxicas también ayudará a proteger el medio ambiente.
Medidas para ahorrar agua
El agua, además de ser un elemento cada vez más escaso y valioso, requiere un gasto energético que también impacta en el medio ambiente: cada metro cúbico consumido provoca la emisión a la atmósfera de un mínimo de 175 g de CO2 (25 g en la captación, 25 en la distribución y 125 g en la evacuación y depuración).
Una forma de reducir este problema es utilizar de forma más eficiente este recurso en el baño: algunos expertos afirman que se puede llegar a reducir su uso en el aseo personal hasta en un 30%, y hasta en un 70% en el inodoro, sin perder el confort y de forma sencilla.
Para empezar, sustituir el baño por la ducha no mermará la higiene personal y ahorrará entre cuatro y seis veces la cantidad de agua necesaria para llenar una bañera. Asimismo, no es recomendable ducharse muy a menudo, ya que un lavado excesivo disminuye la capacidad de autodefensa de la piel.
La forma de ducharse también contribuye a ahorrar agua. No hay que caer en el error de que, como la ducha gasta menos que la bañera, se puede permanecer durante un tiempo muy prolongado: cinco minutos son suficientes para una correcta higiene. A la hora de enjabonarse, cerrar el grifo también ahorrará agua. Por su parte, conviene utilizar de forma racional y reducir en lo posible el uso los jabones, champús, acondicionadores o geles, cuyos productos perjudican el medio ambiente.
Se puede llegar a reducir el uso de agua en el aseo personal hasta en un 30%, y hasta en un 70% en el inodoro
La temperatura también es importante, porque cuanta más alta sea, más energía habrá que consumir. Por ello, mantener el agua entre 30 y 35º es más que suficiente para lograr una sensación de comodidad.
Asimismo, otros elementos tecnológicos, como perlizadores, interruptores de caudal, rociadores de bajo consumo, sensores de movimiento, sistemas de reutilización de aguas grises o de reciclado de agua de lluvia también pueden lograr importantes ahorros de agua. Y por supuesto, evitar toda clase de fugas o goteos: una gota por segundo se convierte en 30 litros al día.
En el grifo del lavabo también se pueden aplicar algunos criterios específicos. Por ejemplo, al cepillarse los dientes, utilizar sólo el agua para enjuagarse al principio y al final mediante un vaso. En el afeitado, una maquinilla eléctrica puede consumir menos energía que el afeitado manual, dependiendo del tiempo que se deje correr el agua caliente del grifo (afeitarse durante tres minutos sin cerrar el grifo gasta 18 litros). Y en el aseo personal, reducir en lo posible el uso del jabón, utilizándolo lo justo (lavarse las manos un minuto con el grifo abierto gasta seis litros).
Usar bien el inodoro y la energía
En el inodoro también se puede ahorrar agua. Los dispositivos de doble descarga permiten discernir su consumo: el botón para evacuar la orina gasta tres litros de agua, mientras que con el otro botón se vaciarán los nueve litros del depósito. Y siempre se puede introducir una botella llena de agua en el depósito, así se evita descargar un volumen equivalente a su capacidad cada vez que se accione la bomba. Asimismo, algunos modelos con cisternas de menos capacidad ofrecen resultados de limpieza similares.
En cuanto al papel higiénico, es recomendable evitar los coloreados o los de un blanco intenso, porque requieren más sustancias químicas para lograr ese aspecto y, por tanto, más esfuerzo para su tratamiento una vez eliminados. Del mismo modo, ubicar el rollo para que el papel salga desde arriba ahorrará una cantidad importante.
No hay que tirar al retrete ningún producto ni residuo porque, además de correr el riesgo de atascarlo, se liberarían elementos contaminantes
El uso de la energía en el baño también se puede reducir de diversas formas. Por ejemplo, mediante bombillas de bajo consumo siempre que sea posible, sensores de movimiento para apagar o encender la luz, o dispositivos de control de voltaje para atenuar la intensidad de la misma. En cuanto a la climatización del baño, al igual que el resto de la casa, se pueden encontrar en el mercado sistemas que economizan el consumo energético.