Entrevista

Joan Marc Simón, coordinador de la Alianza Internacional Residuo Cero

Aumentar el reciclaje al 75% crearía más de un millón de empleos en Europa
Por Alex Fernández Muerza 20 de octubre de 2012
Img joanmarc

En la sociedad actual del “usar y tirar” sale a cuenta tirarlo todo a la basura que reciclar, pero ya no da más de sí ni en lo ambiental ni en lo económico. Así opina Joan Marc Simón, coordinador en Europa de la Alianza Internacional Residuo Cero. Los impulsores de este sistema proponen aprovechar los residuos como recursos y proteger así el medio ambiente, reducir el gasto económico en la gestión de las basuras y generar puestos de trabajo. “El residuo cero es esencial en cualquier sociedad que quiera ser sostenible, sobre todo cuando los precios de combustibles y materiales no paran de crecer”, señala Simón, que ha asesorado a instituciones de Guipúzcoa, la Comisión Europea, Estonia, Argentina o Nueva York, entre otros lugares del mundo.

¿Cómo se podría conseguir el residuo cero?

“En la UE ahora mismo el 60% de los residuos no se reciclan”
Nosotros hemos pensado diez pasos, pero se podría resumir en el diseño de los productos para que duren lo máximo, generen ocupación y, al final de su vida útil, puedan reciclarse o reutilizarse, de manera que su impacto en el medio ambiente sea mínimo. Habría que utilizar modelos de recogida selectiva y hacer visible todo lo que queda como residuo después de separar lo reciclable y compostable. También habría que crear centros de investigación para dar ideas de cómo diseñar los productos, para pensar qué hacer antes de enviar algo al vertedero o a la incineradora, para diseñar políticas de prevención, etc.

¿Sería una forma de generar empleo?

La Comisión Europea (CE) calcula que aumentar el reciclaje al 75% crearía más de un millón de puestos de trabajo en Europa. El residuo cero es medio ambiente, pero sobre todo es sostenibilidad social y económica. Rompe el tópico de que lo medioambiental es caro, de que no nos lo podemos permitir. Al contrario, y en la línea de la CE, con menos residuos se genera más ocupación, más economía local, menos gastos en gestión de residuos tóxicos, vertederos, etc. Para conseguir el residuo cero se genera ocupación en la parte de diseño, en la innovación de producto, en el sector reparación-reutilización-segunda mano, en el sector reciclaje, en el compostaje, en la agricultura ecológica, etc.

Suena utópico.

En la sociedad actual del “usar y tirar” sale a cuenta hacer las cosas mal. Pero no siempre ha sido así. Este sistema se creó tras la Segunda Guerra Mundial. La CE trabaja para cambiarlo, porque tiene claro que no puede seguir y que por ahí no va el futuro de la competitividad de Europa. Es un cambio que tardará tiempo, pero es cada vez menos utópico. En algunos lugares ya se trabaja para ello.

¿Cómo de lejos se está de conseguirlo?

En la Unión Europea (UE) ahora mismo el 60% de los residuos no se reciclan de media: el 20% va a incineradoras y el otro 40% a vertedero.

¿Por qué es tan importante el tema de los residuos?

“En la sociedad actual del ‘usar y tirar’ sale a cuenta hacer las cosas mal, pero ya no da más de sí”
En España la gente paga lo mismo por generar una tonelada de residuos que por un kilo. No hay incentivos para generar menos residuos. En algunos países de Europa esto ya no sucede. Es importante que la gente vea que los residuos van a algún sitio y le cuesta dinero directa o indirectamente. En el futuro veremos más corresponsabilidad de los ciudadanos en el tema de los residuos. Pero además, en un sistema de residuo cero, los costes para los contribuyentes son menores que con el sistema actual.

¿De verdad que el sistema de residuo cero es más económico que el actual?

Si se hace bien, sí. En algunos países de Europa ya lo notan.

¿Qué ejemplos pondría de países que ya aplican el residuo cero?

Italia es un buen ejemplo en el que se encuentra lo mejor y lo peor, como en Nápoles. En algunos barrios siguen fatal, pero en los que hemos empezado un plan de residuo cero se ha pasado a reciclar más del 65% en dos años. Cien municipios italianos se han comprometido a llegar al residuo cero para 2020. El primero fue Capannori, una localidad de 50.000 habitantes de la Toscana, en 2007-2008. Ahora están en el 90% de recogida selectiva.

¿Y en España?

En España empezamos a promover el residuo cero en 2009. Cataluña tiene la estrategia de residuo cero, con varios municipios asociados, como Argentona o Sant Sadurní d’Anoia, donde están alrededor del 80%, o la estrategia Zero Zabor (basura cero) en Euskadi, como en Usurbil o Hernani, también por encima del 80% del reciclaje.

Los críticos a este sistema aseguran que solo vale para municipios pequeños, pero no para grandes ciudades.

No es cierto. San Francisco, con casi un millón de habitantes, se puso el objetivo del residuo cero hace más de diez años. Pasaron de recoger el 25% a superar ahora el 80%. Torino, con más de un millón de habitantes, consigue más del 70% de reciclaje. Una ciudad es una suma de barrios.

¿Está a favor de aplicar multas económicas o de no recoger la basura a los ciudadanos que no la separen bien?

“En España la gente paga lo mismo por generar una tonelada de residuos que por un kilo”
Cuando la gente paga la factura del teléfono, no lo ve como una multa, sino el pago por un servicio. La gente tiene que entender, sobre todo en los ayuntamientos, que tiene un gran gasto con los residuos. No estoy a favor de multar a los ciudadanos, sino que vean la repercusión de sus actuaciones en el servicio que se les ofrece: los que lo hacen bien pagan menos y los que lo hacen mal pagan más. No es revolucionario, ya funciona con el resto de servicios. En Austria, norte de Italia, Bélgica, Alemania, etc., es un sistema bastante desarrollado, y la gente lo ve normal. Ahora bien, los cambios de hábitos son difíciles.

¿Cuáles son los principales desafíos para lograr este cambio de costumbres?

El desafío es político, porque técnicamente está superado. Sabemos cómo obtener altas tasas de reciclaje. Las universidades y empresas ya trabajan para disminuir el impacto ambiental de los productos. El problema es que quien decide la estrategia de residuos a nivel municipal o regional tiene que hacer una apuesta no exenta de dificultades, se la juega políticamente, y hay que cambiar, además, intereses económicos.

¿Qué pueden hacer los consumidores? Parece que se les exige más de lo que pueden hacer.

Es verdad, porque cuando el sistema está para hacerlo mal, cuesta más hacerlo bien. Pero los consumidores pueden separar de forma selectiva para reciclar, compostar, reutilizar (que mejora además las relaciones sociales, de barrio), usar menos envases de un solo uso y con menos embalajes, hacer compra local, etc. Pero no se le puede poner toda la responsabilidad. Al final, es una combinación de todos.

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