La basura electrónica, un problema ecológico

Televisores y ordenadores contienen una amplia gama de productos tóxicos potencialmente contaminantes de los que ni las autoridades ni las compañías privadas se quieren responsabilizar
Por EROSKI Consumer 4 de febrero de 2002

El número de ordenadores y televisores en desuso crece de forma espectacular cada año. La llamada basura electrónica, aparatos que se han quedado obsoletos, es una «patata caliente» tóxica de la que ni las autoridades ni las compañías privadas se quieren hacer cargo. Pocos consumidores piensan en lo que harán con el ordenador personal o con el televisor cuando lo reemplacen con el modelo de siguiente generación.

Esta basura electrónica, que contiene una amplia gama de productos tóxicos potencialmente contaminantes, se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para las organizaciones ecologistas y las autoridades estatales. Muchos artículos electrónicos tienen una vida útil muy corta, que en algunos casos se extingue en cuanto sale al mercado el aparato de la siguiente generación.

Esto supone que el volumen de basura electrónica, que representa entre el uno y el cinco por ciento del total, esté creciendo «como la espuma».

En California, por ejemplo, con una población cercana a los 35 millones de personas, se calcula que unos 6.000 PC´s se quedan obsoletos cada día y que, como media, cada familia almacena en el trastero de su casa tres aparatos, entre televisores y ordenadores personales.

Sólo el 11% de este material se recicla (comparado con el 28% de las otras basuras) y el resto termina en vertederos donde, según denuncian las organizaciones ecologistas, las filtraciones de plomo, cadmio y mercurio pueden llegar hasta las aguas subterráneas.

Acciones sin posible reciclaje

Los estados estadounidenses de California, Florida y Massachusetts han dado el primer paso para afrontar este problema, y han prohibido que los monitores y televisores se arrojen a los vertederos e incineradoras. Sin embargo, detrás de esta decisión no hay opciones viables de reciclaje.

Retirar un televisor puede llegar a costar hasta 35 dólares y muchos ciudadanos no están dispuestos a pagar un precio tan elevado simplemente para desprenderse de un objeto.

«La mayoría de los consumidores ni siquiera son conscientes de que exista un problema», declaró Mark Murray, director de la asociación California contra el Derroche, una de las más activas en la lucha para conseguir el reciclaje de la basura electrónica.

En Silicon Valley, el valle californiano donde están los cuarteles generales de muchas empresas de tecnología punta, hace tiempo que saltaron las alarmas.

Ted Smith, director del «Silicon Valley Toxics Coalition», está asustado ante la velocidad con la que estos desperdicios, que considera altamente tóxicos, están creciendo.

Para los gobiernos estatales, el precio que hay que pagar para acometer programas de reciclaje efectivos es demasiado alto, mientras que la industria considera que no puede hacerse cargo en solitario y que tantas precauciones son exageradas. Compañías como Hewlett-Packard o IBM tienen programas de reciclado para recoger los ordenadores obsoletos a cambio de una tarifa que va desde los 10 a los 35 dólares, pero no están teniendo éxito por lo elevado del precio, asegura Murray.

El experto cree que una de las medidas más urgentes es etiquetar los productos, advirtiendo de los peligros que los materiales traen consigo, y avisa que a la lista de objetos potencialmente tóxicos hay que añadir lámparas fluorescentes o cajeros automáticos, por ejemplo.

La Asociación Americana de Electrónica hace tiempo que está considerando otras opciones, como sumar al precio de los ordenadores nuevos una tasa que serviría para pagar la retirada del producto una vez que se queda obsoleto.

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