La caza furtiva y la deforestación de las selvas ponen al rinoceronte asiático al borde de la extinción

Apenas 2.900 ejemplares sobreviven en libertad en Indonesia, Java, Vietnam, Sumatra y Borneo
Por EROSKI Consumer 15 de agosto de 2002

Los rinocerontes asiáticos están al borde de la extinción por culpa de los cazadores furtivos y por la desaparición de las selvas donde habitan, según denuncia un informe elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y presentado ayer en Suiza.

Según las estimaciones de la organización conservacionista, apenas quedarían con vida unos 2.900 ejemplares de las tres especies conocidas de rinocerontes asiáticos. Asimismo, WWF confirma que al menos 86 de ellos habrían muerto en los últimos cuatro años a manos de los cazadores furtivos.

Los agresores emplean todo tipo de armas y sistemas para acabar con estos mamíferos: rifles y escopetas, lanzas, cebos envenenados, trampas excavadas en el suelo y hasta complejos sistemas para electrocutarlos en mitad de sus hábitats.

Los furtivos desdeñan la mayor parte del animal y se contentan con cortar los dos cuernos -que no son huesos sino una acumulación de pelo- de su rostro, el rabo, las pezuñas y algunas vísceras, apunta el informe.

«En apenas cinco meses de caza en Nepal, los furtivos acabaron con quince rinocerontes. No podemos quedarnos quietos ante esta situación», proclama Elizabeth Kempf, una de las autoras del informe. «Sólo salvaremos a los rinocerontes africanos y asiáticos de su extinción si logramos limitar la creciente demanda de los practicantes de la medicina tradicional asiática, en especial en China, Singapur, Taiwan, Malasia y en los países desarrollados donde se han creado comunidades chinas, y restauramos su hábitat, cada vez más fragmentado y empobrecido», añadió.

La tala de árboles para su aprovechamiento comercial, con la consiguiente desaparición de la selva primaria, la apertura de pistas forestales y la creciente presión del hombre que busca explotar sus plantaciones de palma para aceite, café, caucho y anacardos, están ayudando también a dispersar las poblaciones de estos hervíboros y a crear reservas de animales condenados a la endogamia y al empobrecimiento genético.

En Asia, sobreviven tres especies de rinoceronte: el indio (el de mayor tamaño y con un solo cuerno, por lo que recibe el sobrenombre de unicornio), el de Java o Vietnam y el de Sumatra, muy peludo. Del último de ellos habría sólo ocho ejemplares en Vietnam y unos 60 en Indonesia.

Los 300 ejemplares de la especie de Sumatra que habitan en Indonesia y Malasia están también amenazados por la caza ilegal, mientras que del rinoceronte nepalí sobreviven unos 2.400 animales en India y Nepal, aunque WWF sostiene que también son vulnerables.

Pese al pesimismo que destila el informe, WWF reconoce los esfuerzos realizados para la conservación de los rinocerontes en algunas regiones. Por ejemplo, en el Parque Nacional de Kaziranga, en India, donde hace un siglo apenas había una docena de estos animales, en la actualidad, y tras la puesta en práctica de un plan de protección que implica a las comunidades locales, habitan unos 1.500, que generan importantes recursos económicos por su aprovechamiento turístico.

Algo parecido ha sucedido en Nepal, donde estos herbívoros fueron masacrados tras la II Guerra Mundial hasta que su población quedó reducida a un centenar de ejemplares en el valle de Chitwan. Ese área fue declarada Parque Nacional en 1983 y las autoridades persiguieron la caza furtiva. WWF subraya que hoy habitan en la zona unos 600 ejemplares en libertad. Un grupo de 72 ha sido trasladado, con la cooperación de la organización conservacionista, al Parque Nacional de Royal Bardia para establecer allí una nueva colonia.

Por otro lado, en su informe, WWF confirma que, desde hace siglos, el rinoceronte ha sido cazado para emplear su cuerno en remedios tradicionales, desde emplastos para aplacar la fiebre o calmar convulsiones, a remedios que se usan para taponar derrames o prevenir infartos. Pero la medicina tradicional china, asegura la organización, no emplea, en contra del mito extendido en Occidente, el polvo de cuerno de rinoceronte como afrodisíaco.

La principal amenaza proviene, no obstante, de la creciente demanda de rinocerontes por parte de los seguidores de esa medicina -en China, Malasia, Taiwan, Corea del Sur y Hong Kong-, pero especialmente por las comunidades chinas implantadas en Estados Unidos, de elevado poder adquisitivo.

Pese a que tanto China (1993) como Taiwan (1985) prohíben y persiguen el comercio de cuernos de rinoceronte, la organización Traffic ha constatado que en ambos países siguen vendiéndose medicamentos que emplean sustancias extraídas del paquidermo, así como medicinas hechas con huesos de tigre. Es más, Traffic ha comprado medicamentos patentados y vendidos abiertamente en los que se indica que uno de sus componentes es cuerno de rinoceronte.

En agosto de 1994, doce cuernos, ilegalmente importados desde Malasia, fueron requisados por las autoridades de Taiwan. Ambas organizaciones reconocen que el único modo de acabar con estas prácticas es establecer un diálogo con los médicos tradicionales de China y Estados Unidos.

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