La crisis del agua afecta a países ricos y pobres por igual

WWF advierte de que la proliferación de embalses y obras reguladoras no soluciona la escasez hídrica en España
Por EROSKI Consumer 17 de agosto de 2006

Tanto países pobres como ricos son vulnerables a la crisis mundial del agua y, aunque de distinta forma, todos sufren problemas como la sobreexplotación de recursos, la contaminación de fuentes hídricas, y las alteraciones climáticas que agudizan los periodos de sequía, según revela un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

«Países ricos, pobres en agua», que se publica en puertas de la Semana Mundial del Agua (22 al 26 de agosto), repasa las amenazas que se ciernen sobre el preciado bien, y dedica un capítulo especial a España como ejemplo de que la proliferación de embalses y obras reguladoras no soluciona la escasez hídrica crónica en gran parte del territorio.

El despilfarro es uno de los factores que confluyen en la pobreza hídrica de los países desarrollados, así como la mala gestión, la pérdida de humedales, la desaparición de glaciares, la deforestación, el cambio en los patrones de las lluvias por el calentamiento global, y la emisión de gases de efecto invernadero.

Gestión deficiente

Los ejemplos de un deficiente manejo del agua y del descenso de los recursos hídricos son muchos. Houston (EE.UU.) y Sydney (Australia), dos de las ciudades con más necesidades hídricas del mundo, tienen niveles de consumo muy superiores al nivel de recarga de las reservas. En Londres, los escapes debidos a la antigüedad y el deterioro de la red de abastecimiento despilfarran el equivalente a 300 piscinas olímpicas diarias.

Francia se enfrenta al tercer episodio de sequía en cuatro años, mientras economías emergentes como China, Brasil o India apuestan por la construcción de infraestructuras faraónicas «sin una evaluación real de las necesidades de agua ni de sus costos».

WWF aconseja modernizar las infraestructuras y redes de abastecimiento obsoletas, reparar fugas, reducir la contaminación de las aguas, mejorar la participación ciudadana en la gestión hídrica y respetar los caudales ambientales de los ríos como garantía de supervivencia. También recomienda cambiar los modos de regadío y endurecer las condiciones de uso del agua en la agricultura.

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