Correr se ha puesto de moda y cada vez son más numerosas las carreras populares. En estos eventos al aire libre, al igual que en otros como conciertos, “se cometen atrocidades ambientales”, asegura Nora Alegre. Esta consultora y experta en productos ambientales es una de las impulsoras del Kross Berdea, una carrera popular que sirve para sensibilizar a la sociedad de los impactos de estas pruebas deportivas en el entorno y educar sobre el valor de cuidar el medio ambiente y consumir de forma sostenible.
Somos varias personas que nos dedicamos a temas ambientales y también corremos. Comentamos los residuos y el impacto que se generan en las carreras, y pensamos en poner en marcha, hace cuatro años, una en la que no se cometieran todas esas atrocidades ambientales.
Este año hemos hecho una carrera corta, accesible para todo el mundo, de cinco kilómetros, en la que han participado unas 400 personas. Queremos hacer el año que viene una marcha para familias, porque es muy educativo. Nuestro objetivo es que la gente haga deporte, cuide su salud y el medio ambiente, y se lo pase bien.
En Madrid se celebra el Ecorun, pero no me suenan más citas parecidas a nivel nacional. En cambio, en EE.UU. y en Reino Unido son habituales este tipo de carreras y tienen mucho éxito.
“Se pueden hacer muchas cosas para mejorar las carreras en el aspecto ambiental”Cada vez más. Cuando voy a otras carreras escucho a la gente que se queja de las camisetas que huelen a petróleo o de que se tira el botellín de agua. Pero es importante que la Administración y todos los agentes implicados se pongan las pilas para que se dejen de tirar tantos residuos, se involucren y divulguen. Las carreras son un buen sitio de pruebas para concienciar a la gente, es en los lugares públicos donde la gente ve comportamientos, que los residuos se gestionan, cómo se intenta reducir las emisiones de gases de efecto invernadero…
Es bastante sencillo. Se pueden hacer muchas cosas para mejorar las carreras: por ejemplo, no emplear bridas para sostener los chips en las carreras sería un gran avance; reutilizar el botellín de agua, y que se exigiese al menos que se usen vasos de papel para poderlos reciclar; los dorsales podrían ser biodegradables o reutilizables, y la fruta y la verdura, de productores locales y ecológicos; el cierre y el inicio de la carrera se podría hacer con bicicletas, en vez de con coches; las camisetas se podrían fabricar de material orgánico y que se pueda reutilizar más veces; que el speaker hable también de ello, etc.
“Hacer bien las cosas ambientalmente supondrá un ahorro en costes de las empresas”No se está respetando. No veo ningún criterio ambiental en estos eventos al aire libre, pero ni en carreras, ni en conciertos, ni en ninguno. Luego se contrata a una empresa de limpieza o se tira de equipos electrógenos de gran potencia. Sería bonito ver unas placas solares o un aerogenerador. Aunque son puntuales, se genera mucho residuo, se consume mucha energía, mucha agua. Hay que sensibilizar a la gente, y este tipo de eventos son una buena ocasión para ello. Una carrera conocida como la Behobia – San Sebastián genera mucho impacto, aunque los organizadores hayan intentado reducirlo sobre todo en la salida, con grandes cantidades de ropa, bolsas de plástico… Hay mucho por mejorar.
Se les debería exigir un coordinador ambiental o un responsable que fiscalice ambientalmente el evento, al igual que se pide en todas las obras un técnico ambiental. Cuando menos, la Administración debería exigir un punto limpio, proteger las zonas de especial interés paisajístico, etc.
Es una moda a la que se están subiendo muchas marcas. Ahora es costoso, pero hacer bien las cosas ambientalmente supondrá un ahorro en costes de producción de las empresas.
“Los grandes eventos al aire libre deberían tener un coordinador ambiental”Suelo probar este tipo de productos y no se nota diferencia con los convencionales, ni de precio ni de calidad. Al final, es una herramienta comercial como cualquier otra, pero sí hay cada vez más productos reciclados. Pero lo mejor para el medio ambiente es consumir lo menos posible, utilizar una camiseta buena y duradera, y para un buen tiempo, no comprarse una camiseta porque es barata, de usar y tirar, ni cinco por muy recicladas que estén. En un futuro vendrá más información en las etiquetas como, por ejemplo, las que dirán cuánto dióxido de carbono (CO2) se ha emitido para hacer esa camiseta. Lo importante es saber de dónde vienen y cómo se han hecho. Con este tipo de información el consumidor podrá saber hasta qué punto son ecológicos estos productos.