Impacto ambiental de la dana de Valencia: qué aprender de este desastre natural

Casi seis meses después de la dana, repasamos el impacto medioambiental de esta catástrofe, las posibles soluciones y qué se puede hacer para que no se vuelva a repetir
Por Verónica Palomo 1 de abril de 2025
barro residuos inundación
Imagen: Nothing Ahead
¿Cómo afecta una dana a las aguas, el suelo y a la biodiversidad? ¿Influirá en la salud humana el arrastre de contaminantes que se suelen originar en las inundaciones? Con ayuda de expertos medioambientales, repasamos la huella de este tipo de catástrofes, la posible reconstrucción y cómo evitar que vuelvan a producirse.

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Una depresión aislada en niveles altos es un término meteorológico con el que pocas personas estaban familiarizadas hasta el 29 de octubre de 2024. Aquel día, la dana, el acrónimo por el que se conoce a este fenómeno atmosférico, generó unas lluvias torrenciales que produjeron grandes e irreparables estragos humanos y materiales en la Comunidad Valenciana. A finales de este mes se cumplirán seis meses de la tragedia que se cobró la vida de 224 personas —todavía hay tres desaparecidos— y que ha producido un serio problema medioambiental.

Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), las intensas lluvias que cayeron aquel día alcanzaron niveles récord en municipios como Chiva, donde se registraron 491 litros por metro cuadrado en solo ocho horas. Un elevado volumen al que acompañó una gran energía que provocó la gran velocidad con la que se desplazó el agua y que arrastró y rompió todo lo que se encontró a su paso en muy pocos minutos.

Un daño medioambiental con difícil solución

Como explica Javier Lillo, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro del grupo de investigación sobre Cambio Global Terrestre y Geología Ambiental (GECEG), “la inundación causó la movilización y, finalmente, el depósito y la acumulación tanto de una elevada cantidad de materiales naturales (lodos) como de materiales generados por el hombre (desde baterías de coches hasta contaminantes de origen industrial o farmacéutico)”. Es decir, a los efectos ya de por sí terribles de la caída de un gran volumen de agua se unieron los de la acumulación de una enorme cantidad de residuos y las desastrosas consecuencias van a ser muy complicadas de revertir.

“La acumulación de residuos ha dado lugar a un importante impacto ambiental y económico en algunas áreas y entornos urbanos, ramblas y cauces, suelos de labor y otros no agrícolas, la Albufera, playas, fondos marinos…”, detalla Lillo. Tanto por su naturaleza como por su volumen, esta acumulación de residuos debe ser considerada como una contaminación que tiene que ser solucionada en la medida de lo posible. “Aunque, en algunos casos va a ser prácticamente imposible devolver el medio, sea urbano o natural, a las condiciones que había antes de la dana”, opina Lillo.

🔴 Impacto en suelo, mar y agua dulce

Alberto Maceda, investigador del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, analiza el impacto de la dana:

  • En el suelo, “se ha producido una gran erosión en las zonas de tránsito de la avenida de agua y también una gran acumulación de residuos y contaminantes en función de la circulación del agua”.
  • En el mar, “se ha sepultado cualquier animal que viviera en el fondo marino tras la llegada de toneladas de lodo, residuos industriales y restos de infraestructuras urbanas”.
  • Estas aguas torrenciales también han tenido gran impacto sobre las lagunas litorales, las charcas naturales, los estanques y otros entornos de agua dulce. “A menudo, no se les presta la suficiente atención, pero algunos habrán quedado colmatados (el término que se da en geología cuando se rellena totalmente una depresión mediante sedimentos transportados por el agua). También ha entrado mucha materia orgánica en suspensión y estas partículas se depositan sobre la vegetación de dichas lagunas y la acaba ahogando. Además, el proceso de descomposición de la materia orgánica en el agua consume oxígeno y esto pueden ser incompatible con la vida de muchos animales y plantas”, relata Maceda.

🔴 Pérdidas en la biodiversidad de la Albufera

La Albufera valenciana es uno de los humedales más importantes del Mediterráneo y, como parque natural, está protegido a nivel territorial y medioambiental. Pero el pasado 29 de octubre, los ríos arrastraron una gran cantidad de sedimentos a este ecosistema litoral, que, por otra parte, no es ajeno a las inundaciones (han sido habituales en la zona a lo largo de los siglos).

albufera
Imagen: Jose Fontanet

Como señala Alberto Maceda, “un problema grave que tienen muchos humedales en España —y la Albufera antes de la dana no era la excepción—, es el de la eutrofización (excesiva cantidad de nutrientes en el suelo), que está causada por los restos de fertilizantes utilizados en la agricultura y por unas aguas insuficientemente tratadas en depuradoras”.

El impacto visual más evidente de esta eutrofización es que el agua se torna verde y, junto con el riesgo de aparición de toxinas, también existe el problema de la falta de oxígeno que pone en riesgo la flora y la fauna de la laguna. “Se espera que los arrastres de lodo de esta catástrofe hayan incrementado la cantidad de nutrientes del agua —algo muy negativo porque ahoga la vida marina— y la concentración de contaminantes que antes no estaban”, relata el biólogo.

¿Y qué consecuencias conlleva todo esto? Que los humedales estén llenos de sedimentos “puede conducir a la desaparición de estos ecosistemas, con especial incidencia en las aves”, apunta el experto. Los humedales constituyen sistemas muy efectivos de depuración, pero si se reducen o la carga contaminante en el agua es elevada, tales funciones desaparecen. El exceso de nutrientes y la contaminación de las aguas tienen unos impactos negativos directos en la fauna, especialmente en los peces”, explica el experto.

La salud, en riesgo

El tipo de residuos que ha arrastrado el agua se ha visto perfectamente en las imágenes retransmitidas por televisión. Hablamos de residuos domésticos, industriales, agrícolas, escombros y restos de construcción y todos los contaminantes que ello implica: metales pesados, vidrios, plásticos, pinturas, aceites, pilas, baterías, gasolina, medicamentos, aguas fecales… Todos estos contaminantes pueden tener un efecto nocivo en las personas y en los animales silvestres.

“El riesgo de la contaminación para la salud tanto de animales silvestres como de personas va a depender del tipo de contaminante, la dosis y la frecuencia de exposición”, advierte Maceda. A este respecto, hay que distinguir entre los contaminantes que se acumulan en los tejidos de los animales y los que no lo hacen.

“Entre los que se acumulan están los metales pesados. Puede ser que los efectos de los metales y otros bioacumulables no sean perceptibles a corto plazo, pero sí que lo puedan ser a largo plazo por su efecto acumulativo a lo largo de nuestra vida”, explica el científico. “La exposición a dosis altas de estas sustancias o durante prolongados periodos de tiempo es perjudicial para la salud tanto de los animales como para los humanos. Algunas de las sustancias nocivas que se acumulan en los tejidos pueden pasar de organismos de la cadena alimentaria a la población”, concluye el experto Javier Lillo.

¿Qué hacer tras una dana?

Ante una catástrofe de tales dimensiones, el objetivo ahora es implementar acciones que minimicen todas estas consecuencias negativas para el medio ambiente. Por ejemplo, es necesario reducir la cantidad de residuos.

➡️ Reutilizar los residuos

La Comunidad Valenciana suele generar una media anual de 180.000 toneladas de residuos, pero tras la dana, esa cifra se elevará hasta las 800.000 toneladas de desechos mezclados con barro, según datos facilitados por la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio. Esos materiales se van a reutilizar. ¿Cómo?

  • En un primer paso se realiza un proceso de cribado con una maquinaria especial y se separa la tierra que está libre de contaminantes.
  • Tras un minucioso análisis para asegurar que no hay rastro de tóxicos, esa tierra comenzará a utilizarse para diferentes actividades como, por ejemplo, restaurar canteras, cubrir vertederos y labores agrícolas.
  • Esta cantidad de residuos generados por la dana también va a servir para aprovechar todas las posibilidades con las que cuenta el biometano, una fuente limpia de energía que se genera, precisamente, a partir de residuos orgánicos y vertederos.

Un desastre natural cambia la vida de las personas que lo sufren, pero también su entorno. El objetivo ahora es desarrollar planes específicos para que los impactos en el medio ambiente y en la salud sean menores.

agua desbordada
Imagen: Helena Jankovičová Kováčová

➡️ Buenas ideas para mitigar el impacto ambiental

El profesor Javier Lillo enumera los pasos que son necesarios a la hora de reestablecer la normalidad tras un fenómeno de esta naturaleza:

1. ¿Qué es lo prioritario?

El primer paso ante un desastre ambiental de esta magnitud es tomar medidas de prevención y protección, informar de los riesgos a la sociedad y tener un programa de vigilancia y control.

2. ¿Qué hacemos con tantos residuos?

La recuperación ambiental, dado el extraordinario volumen de residuos movilizados y acumulados, debe estar basada fundamentalmente en su retirada. Para ello, es necesario realizar una cartografía ambiental en la que se evalúe el volumen de residuos y su tipología, el entorno afectado, y los procesos naturales que pueden alterar la estabilidad física y química de estos residuos.

Sin embargo, hay tanta variedad de restos y contaminantes, además muy mezclados, que la gestión de los residuos está siendo muy compleja. Por seguridad ambiental, su disposición y almacenamiento se debería realizar en vertederos diseñados ad hoc.

3. ¿Cómo plantear la recuperación?

Debe ser rápida y racional. Pero es imprescindible que la rapidez esté supeditada a un diseño correcto. Por ejemplo, los vertederos nuevos que se creen deben contar con un diseño adecuado para evitar que sean vulnerables ante otra catástrofe y que los residuos contaminen el medio ambiente.

4. ¿A qué riesgos nos enfrentamos?

En las zonas urbanas, conviene eliminar los lodazales y acúmulos de agua para evitar problemas de salud pública. Además de la contaminación microbiológica, existe riesgo de plagas de roedores y de mosquitos, especialmente cuando suban las temperaturas.

➡️ Reconstrucción en tres pasos

Alberto Maceda explica cómo se puede hacer una restauración ecológica utilizando bioingeniería: “Es decir, empleando plantas vivas, junto con otros materiales naturales o fácilmente biodegradables, para dar estructura al entorno y valor ecológico, a la par que mejorar la seguridad de la ciudadanía ante avenidas”.

El experto detalla los pasos que hay que seguir para crear ciudades y entornos naturales más resilientes a las catástrofes.

1. Eliminar la caña y plantar vegetación nativa en las zonas de ribera

Resiste mucho mejor la fuerza del agua, se fracciona menos y hay menos riesgo de bloqueo de los puentes. Además, el tránsito del agua a través de la vegetación de ribera contribuye a eliminar nutrientes y otros contaminantes que pudieran estar presentes al actuar de filtro biológico.

2. Fomentar que las ciudades sean esponjas en la retención de agua

Esto se puede hacer en general mejorando la permeabilización de los suelos y creando depósitos subterráneos de aguas pluviales, pero también creando zonas de humedales a las que derivar el agua en caso de avenida para que se almacene allí y reduzca la velocidad de avance y los daños que pueda causar. El agua almacenada crea un hábitat acuático muy interesante desde el punto de conservación de la biodiversidad de humedales.

3. No construir o reconstruir en zonas fácilmente inundables

Hay que respetar las llanuras de inundación para que los cauces fluviales puedan desaguar.

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