Entrevista

Observatorio Crítico de la Energía

Las subidas del precio de la electricidad no se justifican
Por Alex Fernández Muerza 3 de noviembre de 2012
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Imagen: Observatorio Crítico de la Energía

Las facturas de la electricidad son mucho más caras de lo que debieran, por culpa de un mercado eléctrico que perjudica a los consumidores y a las energías renovables. Así lo señala el Observatorio Crítico de la Energía, formado por un grupo de científicos expertos en distintos ámbitos energéticos. José Luis Velasco e Iván Calvo (doctores en Física e investigadores en energía de fusión), Marta Victoria Pérez (ingeniera aeronáutica e investigadora en energía solar fotovoltaica) y Cristóbal Gallego (ingeniero aeronáutico e investigador en energía eólica) señalan diversas cuestiones que no son justificables para los consumidores, como el pago del déficit de tarifa o el freno a las energías renovables, y recuerdan diversas alternativas para quienes no quieran depender de las compañías eléctricas convencionales.

En un informe reciente aseguran que a los consumidores nos transmiten ideas “falsas” sobre las energías renovables, como que son más caras.

Una parte de los costes de las energías convencionales (basadas en gas, carbón, petróleo y uranio) la paga la sociedad al respirar un aire más contaminado, acumular residuos radiactivos, renunciar a la soberanía energética, exponerse a las consecuencias del agotamiento de las reservas fósiles y aceptar los efectos adversos del cambio climático. Es irresponsable comparar costes e ignorar estos factores imputables a las energías fósiles. Aun así, en el informe “Primas para las energías renovables a coste cero para los consumidores“, demostramos que la integración de renovables como la eólica o la fotovoltaica produce un ahorro importante porque desciende el precio del mercado diario. Con este ahorro podrían establecerse unas primas a las renovables mayores de las que reciben. Sin embargo, el Gobierno decidió erradicar la política de primas y acusar a las renovables de ser demasiado caras y responsabilizarlas del déficit de tarifa. 

¿Qué otras ideas “falsas” trasladan?

“El sistema eléctrico español se podría basar en energías renovables”
Se nos dice que un sistema eléctrico no se puede basar en renovables por su variabilidad. Es cierto que la eólica o la fotovoltaica fluctúan según las condiciones meteorológicas, pero no tanto ni es impredecible (la parada de emergencia de una central nuclear es mucho más brusca e imprevisible y mucho más frecuente que, por ejemplo, una caída equivalente en la generación eólica). Con el respaldo de centrales de ciclo combinado (muchas menos de las ya construidas) o incluso hidráulica o biomasa, este problema es mitigable. Y no olvidemos que estas fluctuaciones serán menores, cuantas más instalaciones eólicas y fotovoltaicas haya. El descenso de unas se compensa por aumentos en otras.

Ustedes afirman que los recientes impuestos a la producción de energía perjudican a los consumidores y a las energías renovables.

Se nos dice que su impacto se reparte de forma equitativa entre todos los participantes del sector eléctrico e, incluso, que beneficia a las renovables. No es cierto, porque las energías convencionales trasladarán este incremento en sus costes al precio final que paga el consumidor, que será el principal perjudicado. Uno de los más dañados será la energía fotovoltaica, que recibe una tarifa fija. Es una medida injusta que, aunque tiene el objetivo declarado de acabar con el déficit de tarifa, prescinde de hacer un diagnóstico serio de su origen, que está en el diseño del mercado eléctrico.

Hay un dicho entre los expertos del sector que asegura que si alguien declara entender cómo funciona el sector eléctrico en España, es que no lo entiende. ¿Tan complejo es?

El tamaño de España hace que su sistema eléctrico sea necesariamente complejo, no es algo específico de nuestro país. El suministro debe estar garantizado en todo momento, la cantidad de electricidad debe ser óptima, hay que combinar muy diversas fuentes de energía, etc. En el informe “Entiende el mercado eléctrico” explicamos que no es el sistema, sino el mercado eléctrico español, y en general la factura eléctrica, lo extraordinariamente complicado. Esto sí es una elección, sobre todo de los responsables del proceso de privatización, y no una consecuencia necesaria de la complejidad del sistema eléctrico.

¿La factura eléctrica que pagamos los consumidores es “extraordinariamente complicada”?

“El déficit de tarifa debería enjugarse con la reducción de los beneficios de las eléctricas”
El consumidor puede mirar una factura reciente de la electricidad de su casa (alquiler de contadores, impuestos especiales, refacturación, consumo) y preguntarse si la entiende. Comprender cómo se fija el importe del concepto más importante, el del consumo eléctrico realizado durante el mes (cómo se fija el precio del kWh de electricidad), es muy difícil. El último informe que citábamos pretende hacer accesible este punto.

¿Se justifican las subidas del precio de la electricidad que los consumidores sufrimos de forma constante?

No. En nuestro mercado eléctrico los precios se fijan según unas convenciones desajustadas, como demuestra el hecho de que, a pesar de las subidas, el déficit de tarifa sigue en aumento. La paradoja es aún mayor si tenemos en cuenta que las compañías eléctricas siguen obteniendo beneficios aún con esa deuda creciente. Además, no a todos se nos cobra igual. A los grandes consumidores con cláusula de interrumpibilidad del suministro se les cobra a precios más bajos.

¿Cómo deberían fijarse los precios de la electricidad?

De forma que se penalice el consumo excesivo, por ejemplo mediante bloques de consumo, como se hacía antes. Y el déficit de tarifa debería enjugarse con la reducción de los beneficios de las eléctricas. No tiene sentido la actual estructura del mercado en la que se pagan algunas fuentes de energía, como la nuclear o la gran hidráulica después de su amortización, a un precio mucho mayor que el que cuesta producirlas.

¿Qué pueden hacer los consumidores? Da la sensación de que muy poco o nada.

Lo principal es que se conciencien de que pueden elegir comercializadora. Si se mira el aspecto económico, las ofertas parecen muy similares por el diseño del mercado eléctrico. Sin embargo, en los últimos años, iniciativas como las de Som Energia o Goiener nos permiten consumir energía renovable con una gestión independiente de las grandes eléctricas. Son dos cooperativas de consumo, por lo que los beneficios de su actividad se reinvierten en un servicio mejor y más eficiente o en la implantación de generación renovable. Además, con este sistema, el consumidor se puede convertir en copropietario y participar en las decisiones. Y no hay que olvidar que este diseño actual del mercado eléctrico es una decisión política. Además de consumidores somos ciudadanos, así que podemos pedir a nuestros representantes que lo cambien.

¿Es posible hoy en día que un consumidor se convierta en autosuficiente en cuanto a energía?

Desde el punto de vista técnico y legal, cualquiera puede poner unos paneles fotovoltaicos o un pequeño aerogenerador en su casa. Durante el día, la energía generada y no consumida por el usuario se vierte a la red y, durante la noche, la energía se toma de la red. Sin embargo, hace falta aclarar los términos bajo los cuales se intercambiará esa energía. Estos términos económicos estarán incluidos en el esperado “Decreto de balance neto”. Se suponía que se publicaba en febrero de 2012.

¿Por qué no se ha publicado?

Las grandes compañías eléctricas presionan para retrasar su publicación porque generar nuestra propia energía con una instalación doméstica nos costaría lo mismo que comprarla de la red, con la diferencia de que el primer caso sería equivalente a pagar por adelantado los recibos eléctricos de unos diez años. En el futuro próximo la generación doméstica será cada vez más ventajosa. El precio de la fotovoltaica y la mini-eólica disminuirán y la energía adquirida de la red cada vez será más cara. La Administración debería facilitar la financiación de estas inversiones en lugar de retrasar la publicación del decreto.

¿Qué ha ocurrido con Garoña? Se suponía que tenía todas las garantías para seguir más años en funcionamiento y ahora parece que se cerrará.

“En el futuro próximo la la generación eléctrica doméstica será cada vez más ventajosa”
Es muy sintomático de lo que pasa con la energía nuclear en todo el mundo tras Fukushima. A pesar de los mensajes de ciertos foros, la construcción de reactores nucleares no es un negocio muy interesante, como señala un informe del World Nuclear Industry Report: una central nuclear requiere una inversión inicial muy fuerte que solo se recupera en un plazo de unos 20-30 años. Su construcción implica un riesgo financiero considerable. Históricamente, este tipo de inversiones han sido posibles con un apoyo económico estatal muy importante en I+D, el tratamiento y vigilancia de los residuos o la responsabilidad civil en caso de accidente (con el tremendo ahorro en pólizas de seguros). Con la profunda pérdida de confianza que ha supuesto Fukushima, la instalación de nuevos reactores resulta más complicada que nunca y el apoyo estatal, que no puede ignorar la opinión pública, desaparece de forma inexorable. Los inversores retiran su apoyo a las nucleares (se rebaja la calificación bursátil de las eléctricas que apuestan por esta energía) e, incluso, en lo económico resulta cada vez menos interesante.

Pero se decía que la inversión de construir Garoña ya estaba amortizada y que ahora empezaba a ser “rentable”.

Sí, pero el Consejo de Seguridad Nuclear accedió a prorrogar su vida útil en 2009, a cambio de un costoso programa de reformas, que probablemente se ampliaría en los próximos años (Garoña tiene el mismo diseño que Fukushima). En definitiva, no es una reacción demasiado sorprendente: confirma la poca confianza de las propias empresas eléctricas en el futuro de la energía de fisión.

El Gobierno ha aprobado un plan de ayudas para la compra de coches eficientes, entre ellos los eléctricos. ¿Es una buena oportunidad para los consumidores?

Según la Agencia Ambiental Europea, los vehículos eléctricos son los que presentan una mayor eficiencia en cuanto al combustible consumido (en este caso electricidad) por kilómetro recorrido, en especial bajo las condiciones de conducción típicas de las ciudades. Además, se presentan como una solución para las emisiones de gases contaminantes y el ruido del tráfico en las ciudades. Sin embargo, aún se enfrentan a algunos obstáculos, como el precio de las baterías, su autonomía y la disponibilidad de puntos de recarga, susceptibles de ser resueltos en un futuro próximo. Otras consideraciones ambientales importantes son el incremento del consumo energético y los impactos asociados a su producción, así como el impacto de la producción de baterías y elementos electrónicos. Las mejoras ambientales no pasan solo por los vehículos eléctricos, sino también por un cambio en nuestra movilidad diaria.

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