Método de conducción segura «Test and Drive»

Este sistema europeo de formación, creado por el ex piloto de carreras Franz Wurz, se basa en la filosofía de "aprender practicando"
Por Javier Sanz 23 de mayo de 2007
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Imagen: Bell and Jeff

‘Aprender practicando’: Esta idea, aparentemente sencilla, es la piedra angular en la que se basa la filosofía del «Test and Drive», un método de conducción segura que, de la mano del Real Automóvil Club (RACC), ya se enseña en Madrid.

Hasta mediados de los ochenta no había prácticamente escuelas de entrenamiento para conductores en el mundo. Las pocas que existían se limitaban a simular derrapajes sobre superficies mojadas aprovechando algún circuito de velocidad, grandes aparcamientos o, en el norte de Europa, la superficie helada de los lagos durante el invierno. Pero en 1984 el piloto profesional Franz Wurz asumió la dirección de la pequeña escuela austriaca OAMTC. Lejos de una filosofía continuista, Wurz quería convertir ese centro, que apenas atraía a un centenar de conductores cada año, en una auténtica escuela de conductores seguros.

Diseñó una pista de entrenamiento que simulaba todas las eventualidades del tráfico y estableció un método de enseñanza estructurado

A partir de este momento, diseñó una pista de entrenamiento que simulaba todas las eventualidades del tráfico, estableció un método de enseñanza estructurado y formó escrupulosamente a un grupo de monitores. Así nació en 1987 la primera escuela «Test and Drive» o «Test and Training» que en la actualidad cuenta ya con 15 centros en toda Europa.

En España

La primera escuela española la ha inaugurado recientemente el RACC en La Moraleja de Enmedio, en Madrid. El Centro de Conducción Segura Madrid Sur es el primero en nuestro país en impartir el método de conducción segura «Test and Drive». Es curioso que nadie reparara en la adecuada formación de conductores profesionales como un factor determinante para la prevención de los accidentes laborales que, en el caso de repartidores, taxistas o conductores de autobús, no son otros que los accidentes de tráfico. «No se ha prestado atención a la formación de los conductores hasta que salieron a la luz las estadísticas de accidentes, pero hoy en día las empresas se preocupan por la formación de sus conductores, que son la mayoría de nuestros alumnos», explica Alberto Alumá, responsable del RACC.

Formar monitores

Una de las características que distingue esta escuela es la formación de los monitores. No hay un modelo de enseñanza reglada, por lo que el RACC, según la filosofía de «Test and Drive», forma a sus propios profesionales mediante «shadowing», es decir, un monitor se forma acompañando, observando y aprendiendo de otro. Alumá recalca esta alta exigencia como base para una enseñanza de calidad. «Actualmente proliferan este tipo de escuelas, hay escasez de profesionales bien formados y algunos centros relajan bastante las condiciones para trabajar como monitor», añade.

Otra exigencia es la actualización constante. El RACC está en contacto con fabricantes para incorporar a su programa de cursos todas las novedades de seguridad. La oferta es amplia y comienza con un curso en el que se enseña al alumno a reaccionar en frenadas de emergencia, sortear obstáculos, ergonomía… Tampoco faltan programas específicos para empresas y profesionales del volante.

«Actualmente proliferan este tipo de escuelas, hay escasez de profesionales bien formados y algunos centros relajan bastante las condiciones para trabajar como monitor»

Cinco áreas

La escuela está estructurada en cinco áreas específicas de prácticas, todas ellas con un funcionamiento independiente, por lo que el centro puede albergar simultáneamente al menos cinco cursos. Cada una de estas áreas cubre un aspecto determinado en la formación de conductores seguros, y ofrece una serie de variables que complementan perfectamente todos los aspectos de la formación:

  • Plataforma hidráulica: permite todas las variantes de frenada de emergencia sobre suelo deslizante, variando su dificultad en función de la velocidad y la posición de los obstáculos.
  • Pista circular: gracias a sus tres aros concéntricos de distintos asfaltos, permite valorar y apreciar la adherencia en curva.
  • Colina: un 11% de pendiente con final en curva en la que, en su sentido descendente, se pueden estudiar los distintos sentidos de frenada y obstáculo, y en el sentido ascendente se pueden valorar todos los elementos de ayuda y control de tracción.
  • MSP: área multifuncional de 8.000 metros cuadrados de superficie deslizante donde se realizan desde maniobras de control y manejo de ergonomía al volante, hasta maniobras tan conocidas como la del alce (evasiva para esquivar cualquier obstáculo inesperado).
  • Off Road 4X4: Instalación dedicada a realizar cursos de introducción a la conducción del 4X4, con ejercicios básicos de conocimientos del 4X4, cuya enseñanza puede verse ampliada también realizando los ejercicios correspondientes en cada una del resto de las áreas del centro.

Aprender practicando

“Test and Drive” propone que el conductor experimente las situaciones de riesgo de la forma más realista posible y adquiera las habilidades necesarias para superarlas e incorporarlas después a su conducción diaria.

El ejercicio se repite hasta que el conductor es capaz de reaccionar correctamente de forma automática. Esta práctica permite a cada estudiante conocer los límites de su vehículo. Los monitores analizan las habilidades de cada alumno y los objetivos que quieren conseguir, diseñando un entrenamiento acorde a estos parámetros.

Una de las lecciones más importantes es la que recuerda cuáles son los principales elementos de la seguridad:

  • La posición correcta en el asiento.
  • Técnicas de observación.

  • Técnicas de volante.
  • Frenado de emergencia en diversos tipos de superficies, velocidades y situaciones.

  • Control de derrapajes.
  • Técnicas de volante para esquivar obstáculos

La mayoría de los accidentes siguen el mismo patrón: los conductores reaccionan tarde o mal a situaciones críticas; en la mitad de las colisiones el conductor no ha llegado a tocar el freno antes del impacto, de manera que el 60% de los alcances y el 30% de los choques frontales se podrían haber evitado si el conductor hubiera reaccionado de forma correcta un solo segundo antes.

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