Unos ocho millones de españoles cogen el volante sin ver con nitidez, según un estudio realizado por el Instituto Universitario de Investigación en Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS), Essilor y FESVIAL. Y sin embargo, como rezaba un lema que surgió hace años y aún muy vigente, “al volante, la vista es la vida”. Por eso, si tienes una deficiencia visual de cierta importancia, es probable que no puedas renovar tu carné o incluso te lo retiren de manera transitoria o definitiva. En estas líneas te explicamos qué consecuencias tiene una mala visión en tu conducción, qué dolencias pueden acarrear la retirada del carné y cada cuánto tiempo debes revisar tu vista para garantizar tu seguridad, y la de los demás, en la carretera.
Mala visión al volante: ¿qué capacidades merman?
Más del 80 % de la información que recibimos procede de la vista, y en la conducción estos datos que obtenemos resultan imprescindibles para tomar buenas decisiones. Así, una miopía o un astigmatismo elevados afectan a una buena visión de lejos y, por su parte, la hipermetropía se asocia a problemas como cansancio visual e incluso también con la somnolencia (que añade más riesgos).
En definitiva, si tienes una baja capacidad visual, se limita tu percepción, que es una de las tres bases para conducir (percepción, toma de decisiones adecuadas y ejecución correcta). «Sin haber percibido adecuadamente, las otras dos se ven comprometidas y es imposible que tomemos buenas decisiones, por lo que las ejecuciones serán erróneas”, explica Francisco Alonso, director del INTRAS.
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Cuando tu visión es deficiente se ven afectadas:
- La capacidad de conducción en situaciones difíciles, como baja iluminación o condiciones climatológicas adversas (lluvia, niebla, etc.).
- La capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes de la vía.
- La capacidad de reacción, fundamental al conducir.
- La estimación de la distancia a obstáculos, que se puede ver afectada por errores refractivos mal compensados.
- Aumento del tiempo que se tarda en recuperar una visión óptima tras los cambios de iluminación, como al entrar o salir de un túnel.
Las deficiencias que comprometen tu permiso de conducir
Si quieres sacarte o renovar el carné de conducir es obligatorio pasar antes un reconocimiento psicofísico. En él se detectan las enfermedades o deficiencias que puedas tener y según su importancia, te impedirán la obtención o renovación del permiso de conducción o te impondrán restricciones transitorias o definitivas.
Algunas de estas disfunciones, según señala Andrés Gené, investigador de INTRAS y profesor de Óptica en la Universidad de Valencia, son las siguientes:
- Deterioro agudo o progresivo de la capacidad visual.
- Alteraciones del campo visual.
- Defectos de la visión binocular.
- Nistagmus (movimiento involuntario, rápido, constante y repetitivo de los ojos).
- Alteraciones de la motilidad del párpado.
- Alteraciones significativas en la capacidad de recuperación al deslumbramiento.
- Alteraciones de la visión mesópica (visión intermedia que se da en situaciones de iluminación que, sin llegar a la oscuridad total, tampoco llegan a ser la luz de un día soleado).
- Una cirugía de catarata o una cirugía refractiva exigen no conducir durante el primer mes, y posteriormente hay que hacer una revisión para valorar el estado; si éste resulta apto, el permiso tendrá una vigencia máxima de un año. Transcurrido un año desde la fecha de la intervención, y teniendo en cuenta el defecto de refracción prequirúrgico, la refracción actual y la posible existencia de efectos secundarios no deseados, a criterio se fijará el período de vigencia posterior.
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¿Cada cuánto tiempo debes revisar tu vista?
Es recomendable una revisión visual anual para confirmar que todos los parámetros visuales son adecuados. Sin embargo, no todo el mundo sigue este consejo. De hecho, en el estudio antes citado se constata que hasta un 46 % de los conductores no se revisa la visión cada año, lo que conlleva “no tener un control ante posibles cambios de su agudeza u otras capacidades visuales que pueden afectar a la seguridad vial”, señala el doctor Gené.
«Es recomendable una revisión visual anual para confirmar que todos los parámetros visuales son adecuados»
Una evaluación personalizada periódica de las condiciones visuales juega un papel fundamental, en especial cuando se tenga previsto realizar «actividades donde la agudeza visual, la sensibilidad cromática, la estéreo-agudeza, el campo visual o la adaptación a la oscuridad adquieran gran importancia, como sucede en el caso de la conducción», indica Francisco Alonso.
Además, es muy importante a medida que se envejece, ya que la visión se deteriora naturalmente con el tiempo. Al ir cumpliendo años tienes incluso que acortar los tiempos entre una revisión y la siguiente, más aún teniendo en cuenta que los mayores de 65 años están implicados en uno de cada diez accidentes de tráfico con víctimas, según la Dirección General de Tráfico (DGT).
- Primero y fundamental, conviene acudir al óptico-optometrista o al oftalmólogo para las revisiones periódicas al menos una vez al año.
- Siempre, en caso de que se prescriba porque se requiere, hay que llevar una compensación adecuada con gafas o lentes de contacto (conocer un problema no es suficiente si uno no le pone remedio).
- Además, es importante adaptarse artificialmente a las condiciones ambientales y utilizar los elementos protectores idóneos que permitan mayor confort. Por ejemplo, “cuando haya condiciones lumínicas elevadas, llevar unas gafas de sol con lentes buenas; minimizar los reflejos y los deslumbramientos es fundamental para conducir más cómodo y seguro”, indica André Gené, profesor de Óptica de la Facultad de Física de la Universidad de Valencia.