¿Qué hacer ante la ‘huelga’ de grúas?

Si la aseguradora no puede ofrecer la asistencia en carretera, el usuario ha de intentar contratar por su cuenta una grúa y reclamar luego su importe
Por Clara Fraile 27 de agosto de 2004

Las empresas de auxilio en carretera se niegan a prestar sus servicios a las compañías de seguros prácticamente en todo el país. Uno de cada tres vehículos averiados en las vías españolas se queda sin asistencia técnica y los conductores pueden llegar a ver en entredicho la seguridad en sus desplazamientos, por los innumerables vehículos parados en los arcenes. Las organizaciones de automovilistas y consumidores piden responsabilidades a la Administración, mediadora en el conflicto, y recuerdan a los usuarios que han de exigir la asistencia en viaje cuando la hayan contratado. Si la compañía no se hace cargo, el cliente habrá de solucionar el problema por su cuenta pero podrá reclamar al seguro el reembolso de los gastos “vinculados al siniestro”. Diversas entidades aconsejan intentar contratar una grúa a título personal, dejar el coche debidamente cerrado y señalizado, hacer fotos al vehículo para reclamar los daños en caso de robo y cerciorarse del tipo de póliza que se tiene contratada.

Seguridad en el tráfico

El 27 de julio comenzó en el País Vasco una parada técnica indefinida convocada por las empresas de auxilio en carretera, a la que posteriormente se han ido sumando los gruístas de casi toda España. Desde ese día, los vehículos que han sufrido siniestros o averías se encuentran abandonados en el lugar del suceso, una situación que puede resultar peligrosa para la operación retorno de las vacaciones del mes de agosto.

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha hecho pública una nota en la que asevera que la seguridad en el tráfico y la fluidez en las carreteras están garantizadas, pese a este conflicto mercantil que enfrenta a las empresas prestadoras del servicio de asistencia y a las compañías de seguros de automóviles. Bajo su coordinación, en los accidentes en los que exista ocupación de la calzada se movilizarán los servicios de retirada de obstáculos que puedan afectar a la normalidad de la circulación.

Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha hecho un llamamiento a todos los conductores para que en estos días, y dadas las condiciones, “extremen la precaución más que nunca, respetando los límites de velocidad y tomando las debidas precauciones en caso de tener que bajarse del vehículo”.

Si el coche se estropea o sufre un accidente

Al menos uno de cada tres vehículos averiados, un 33,2%, no recibe ningún tipo de asistencia técnica, según datos de la patronal del seguro UNESPA. Ante esta situación, la DGT, las aseguradoras, los propios gruístas y diversas asociaciones de consumidores y de automovilistas han difundido recomendaciones para paliar las consecuencias que el paro puede ocasionar a los conductores si su coche se estropea o sufre un accidente, de forma que puedan reducirse en lo posible los riesgos en estas fechas tan críticas:

– En caso de avería, se debe aparcar el vehículo en el lugar más alejado posible de la vía.

– Tanto si se estropea el coche como si se sufre un percance, hay que dirigirse siempre al teléfono de asistencia de la compañía aseguradora para solicitar que preste el servicio que tiene contratado (quienes poseen un seguro solamente “a terceros” pueden no tener incluida esta prestación, por lo que sólo tendrían este derecho cuando sean víctimas y no causantes de un accidente). La Federación de Consumidores y Amas de Casa Al-Ándalus recomienda, en la medida de lo posible, que quede constancia de la llamada. Aunque nos encontremos en un territorio en el que haya paro, éste tal vez no sea secundado por el 100% de las empresas y puede ser que encontremos una grúa.

– Si la compañía de seguros no puede enviar un vehículo de arrastre, según informan desde la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA) se buscarán otras soluciones, como por ejemplo enviar un mecánico al lugar donde el vehículo ha quedado inmovilizado. De esta forma se han resuelto el 40% de los casos durante el mes de agosto en el País Vasco.

– En caso de que la aseguradora no atienda los requerimientos del cliente, Automovilistas Europeos Asociados (AEA) aconseja solicitar la presencia de la policía para que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 5 del Reglamento General de Circulación, sean sus agentes quienes demanden la presencia de los servicios de grúa pertinentes y testimonien (en caso de que se produzca una negativa por su parte) la falta de auxilio. OCU insiste en la necesidad de acumular el mayor número de pruebas posibles para acreditar la falta de asistencia de la aseguradora y por ello aconseja que la Guardia Civil, la Policía autonómica o la Policía local emitan parte del abandono del vehículo y procedan a la señalización del mismo.

– Si el seguro no presta la asistencia en viaje que tiene contratada en la póliza, el artículo 17 de la Ley de Contrato de Seguro le obliga a emplear los medios a su alcance para aminorar las consecuencias del siniestro, “siendo de cuenta de la aseguradora los gastos que se originen por el cumplimiento de la citada obligación”, según la interpretación de AEA y siempre que estos gastos se consideren “anexos al siniestro”, según UNESPA. Esto quiere decir que se puede, por ejemplo, contratar a título particular una grúa, que puede ser incluso de las que se niegan a prestar servicio a las compañías, pagarla y presentar a la aseguradora la factura para que más tarde sea abonado ese desembolso, que puede ser de entre 45 euros y 60 euros. Se deben guardar también las facturas de taxis, autobuses, hoteles y de todos aquellos gastos vinculados al siniestro para poderlos justificar ante la compañía de seguros y para que sean reembolsados o descontados de la póliza.

– Si considera que no le queda más remedio que proceder por su cuenta, recuerde que con un turismo sólo está permitido remolcar a otro vehículo accidentado o averiado excepcionalmente, y con las debidas condiciones de seguridad, hasta el lugar más próximo donde pueda quedar convenientemente inmovilizado y sin entorpecer la circulación, siempre que no se trate de autopistas o autovías.

– Si es necesario dejar el coche en la carretera, es aconsejable dejarlo cerrado y debidamente señalizado, así como en un lugar lo más visible posible para dificultar su robo. La compañía se hará cargo de los daños por robo siempre y cuando éste forme parte de las coberturas contratadas. Según OCU es conveniente realizar fotos del estado del vehículo para, en su caso, reclamar con posterioridad los daños que éste pudiera sufrir a consecuencia de su abandono.

Responsabilidades

El presidente de Automovilistas Europeos Asociados, Mario Arnaldo, respeta tanto la postura de los gruístas como de las aseguradoras pero piensa que la estrategia es equivocada y que los automovilistas se han convertido en “rehenes” en un conflicto en el que se están anteponiendo “intereses económicos a la seguridad de las personas y los bienes”. Arnaldo reitera que AEA presentará en defensa de sus asociados las correspondientes reclamaciones ante la Dirección General de Seguros (DGS) por el incumplimiento de los contratos por parte de las compañías de seguros y ante las correspondientes autoridades autonómicas por la denegación de auxilio.

Las aseguradoras se han comprometido a abonar a sus clientes todos los gastos que les ocasione el paro de las grúas y se han mostrado dispuestas a “buscar soluciones alternativas” para trasladar o reparar inmediatamente los vehículos siniestrados. Esto será especialmente complicado en el caso del País Vasco, donde se ha rebasado el mes de paro, y donde muchos usuarios se han visto obligados a alquilar un vehículo para desplazarse a su trabajo debido al paro.

Los conductores que han tenido que abandonar sus vehículos en la carretera y que pretendan reclamar como daños y perjuicios los ocasionados por la inactividad de las grúas no lo van a tener fácil, a juicio de Mario Arnaldo, “puesto que hay más de 100 tipos de pólizas y ninguna de ellas dice en qué plazo la compañía tiene que enviar la grúa”. En caso de daños en el vehículo, el procedimiento de reclamación puede ser ante la Administración por responsabilidad patrimonial, apunta.

Por otro lado, las asociaciones que representan a los gruístas se han comprometido a retirar los vehículos de la calzada si son requeridos por una autoridad porque su ubicación afecta a la seguridad vial o a la normalidad de la circulación. Si no puede efectuarse la retirada de forma “manual” se realizará gratuitamente, al menos en Aragón, según declara José Alonso Doto, portavoz en Huesca de la Asociación Aragonesa de Asistencia en Carretera (AARAC).

Cuestión de precios

Ante la extensión territorial del conflicto, tanto la DGT como la Dirección General de Seguros (DGS) están mediando entre las partes para buscar una solución. No puede hablarse de huelga porque la parada técnica ha sido adoptada por la patronal del sector y por ello no se pueden exigir servicios mínimos. El paro afecta al 90% del territorio nacional, en el que unas 29.000 grúas operan a diario para realizar una media de 165.000 servicios.

Los empresarios de vehículos de auxilio en carretera han decidido tomar esta medida de presión contra las aseguradoras porque, según el secretario técnico de la Confederación Española de Empresas de Asistencia en Carretera (CEPAS), Filemón Galarza, el precio que reciben de media por servicio (de 22 euros a 25 euros) no cubre sus costes y no van a dejar los paros mientras las aseguradoras no ofrezcan soluciones económicas que se adapten a la estructura de cada una de las empresas. Los gruístas esgrimen estudios del Ministerio de Fomento y de la Universidad de Alicante que estiman en el doble el precio de sus costes estándar.

Los propietarios de los vehículos de arrastre se están planteando la posibilidad de retirar los coches de los arcenes cobrando directamente a los afectados. A pesar de que las posturas son muy divergentes entre estos empresarios y el sector asegurador, el gerente de la Asociación Nacional de Empresas de Auxilio en Carretera (ANEAC), Gregorio Caña, confía en un pronto desbloqueo.

Sin embargo, desde UNESPA, Miguel Ángel Vázquez afirma desconocer “qué es lo que quieren los gruístas porque -según él- no han presentado ningún documento escrito con sus reivindicaciones”. La patronal de las aseguradoras se niega a pactar un precio mínimo del servicio, algo que ninguna organización del sector de las grúas ha solicitado expresamente, ya que incurriría en prácticas ilegales en contra de la libre competencia de mercado. Mario Arnaldo, presidente de AEA, recuerda que no se pueden concertar precios y que ello perjudicaría a los intereses de los automovilistas.

Nadie quiere hablar de “cartelización”. Todos los segmentos implicados hablan de libertad de mercado y de minimizar el impacto en los ciudadanos. Mientras, tal y como lo describe Al-Andalus, el usuario es la parte más débil en un conflicto en el que se pregunta ¿qué ocurrirá si no se llega a un acuerdo? Y si se alcanza una solución, ¿qué ocurrirá con los daños y perjuicios que ya han sido causados a muchos automovilistas? Y, lo que quizá es más importante a medio y largo plazo, ¿en qué medida las aseguradoras repercutirán los costes en su pólizas? UNESPA considera “prematuro” prejuzgar este punto.

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