África sufre el mayor rebrote de la enfermedad del sueño desde 1950

La OMS calcula que hay 400.000 contagios al año, aunque sólo 40.000 afectados reciben tratamiento
Por EROSKI Consumer 2 de enero de 2009

La mayor pandemia provocada por la picadura de la mosca «tsé-tsé» desde 1950 golpea con dureza al continente africano, según ha alertado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo calcula que hay más de 400.000 contagios al año, aunque sólo 40.000 afectados reciben los fármacos necesarios para evitar que fallezcan. Existen unos 250 focos (en 35 países) donde la tripanosomiasis humana africana (enfermedad del sueño) es ya una epidemia.

Uno de los brotes más virulentos se encuentra en Batangafo, localidad situada al norte de la República Centroafricana (RCA). Asimismo, la enfermedad del sueño afecta también a los vecinos del Chad, República Democrática del Congo (RDC), Sudán, Congo y Angola, países en los que ya se creía controlada esta incidencia (un caso por cada 10.000 habitantes).

El Gobierno de la RCA aún mantiene en su protocolo el tratamiento con melarsoprol, fármaco desarrollado en 1940 a base de arsénico. Este medicamento resulta letal en un 5% de los casos. Tanto la eflornithina, el otro fármaco que se usa para combatir la enfermedad, como el melarsoprol los distribuye de forma gratuita la OMS. «Para administrar eflornithina necesitaríamos camas de hospital, enfermeros, agujas y sueros, algo que puede ser normal en Europa pero que es impensable para un país con las necesidades del nuestro», explica el doctor Sylvestre Mbadingai, alto cargo del Ministerio de Sanidad de la República Centroafricana. La agencia sanitaria confía en que un nuevo fármaco, el nifurtimox (más fácil de administrar), ayude a frenar la tripanosomiasis.

En el área de Batangafo Médicos Sin Fronteras (MSF) tiene un hospital que este año ha salvado la vida de 1.100 personas afectadas por la enfermedad del sueño. El principal problema son los no diagnosticados, cuyo número es difícil de calcular.

Esta ONG busca barrio por barrio a los afectados. Les realiza un test Catt (reactivo de anticuerpos). Si el resultado es positivo, se somete al enfermo a una punción glangionar que corrobore el diagnóstico. La última prueba se hace en el hospital: una punción lumbar que determinará el tipo de tratamiento.

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