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¿Es peligroso combinar antibióticos con alcohol?
La advertencia de no mezclar antibióticos con alcohol es frecuente tanto en las consultas médicas como en las etiquetas de muchos medicamentos. Las razones giran en torno a la posible pérdida de eficacia del tratamiento, el aumento de la toxicidad, la aparición de efectos secundarios e, incluso, el riesgo de daños hepáticos.
Sin embargo, la evidencia científica muestra que el consumo ocasional y moderado de alcohol —por ejemplo, un par de cervezas— no afecta de forma significativa a la eficacia ni incrementa la toxicidad de la mayoría de los antibióticos en personas sanas. La compatibilidad entre antibióticos y alcohol depende de diversos factores: el tipo de medicamento, la infección que se está tratando, el estado general del paciente y la cantidad de alcohol que se consuma.
Revisiones sistemáticas recientes han analizado los posibles riesgos de combinar alcohol y antibióticos. Un ejemplo es el artículo ‘Fact versus Fiction: a Review of the Evidence behind Alcohol and Antibiotic Interactions‘, que recopiló investigaciones publicadas hasta 2018 en bases de datos científicas como PubMed, Medline y Embase.
Este estudio evaluó tres aspectos clave:
- Cambios en el comportamiento del antibiótico o del alcohol dentro del organismo (farmacocinética y farmacodinámica).
- Alteraciones en la eficacia del tratamiento.
- Desarrollo de toxicidad o reacciones adversas.
La principal conclusión fue que muchos antibióticos de uso común —como las penicilinas orales, cefdinir, cefpodoxima, fluoroquinolonas, azitromicina, tetraciclina, nitrofurantoína, secnidazol, tinidazol y fluconazol— pueden combinarse con cantidades moderadas de alcohol, sin que esto afecte a su efectividad ni aumente de forma significativa el riesgo de efectos adversos en pacientes sanos.

¿Qué antibióticos no deben consumirse con alcohol?
Aunque para la mayoría de los pacientes sanos el consumo moderado de alcohol no representa un riesgo relevante cuando se toman antibióticos, existen excepciones clínicas. La literatura científica describe casos donde una interacción puede comprometer el tratamiento o provocar reacciones indeseables, incluso en cantidades bajas o moderadas de alcohol.
Entre los antibióticos que requieren especial precaución destacan los siguientes:
💊 Eritromicina
El alcohol puede alterar la absorción y el metabolismo de la eritromicina, reduciendo su concentración en sangre y, por tanto, su eficacia frente a las infecciones. Aunque en pacientes sanos el impacto puede ser limitado, se recomienda evitar la combinación, especialmente en cuadros graves.
💊 Doxiciclina
Los estudios muestran que las personas con consumo crónico de alcohol experimentan una respuesta terapéutica reducida a doxiciclina. Además, se incrementa el riesgo de toxicidad hepática, ya que ambos compuestos se metabolizan en el hígado.
💊 Trimetoprima-sulfametoxazol
La evidencia sobre su interacción con alcohol es contradictoria; algunos artículos sugieren la posibilidad de reacciones tipo disulfiram y mayores efectos secundarios, mientras que otros no muestran una interacción concluyente. Por prudencia, se recomienda evitar el alcohol durante su administración.

¿Qué es el efecto disulfiram?
Algunos antibióticos pueden desencadenar una reacción tipo disulfiram, también conocida como “efecto Antabuse”. Ocurre cuando se consume alcohol en combinación con ciertos medicamentos que inhiben la enzima aldehído deshidrogenasa. Esta inhibición causa una acumulación de acetaldehído, un tóxico que se produce tras la ingesta de alcohol, provocando su acumulación y generando síntomas muy desagradables ().
La reacción tipo disulfiram puede incluir los siguientes síntomas:
- Rubor facial.
- Náuseas y vómitos severos.
- Palpitaciones.
- Dolor de cabeza.
- Sudoración.
- Descenso de la presión arterial (hipotensión).
- En casos graves: dificultad para respirar, alteraciones del ritmo cardíaco, hipotensión e incluso convulsiones y colapso cardiovascular.
Es importante destacar que la gravedad de esta reacción no depende tanto de la cantidad de alcohol consumido, sino del hecho de que ambos agentes estén presentes en el organismo al mismo tiempo. Por ello, se recomienda evitar absolutamente el alcohol durante el tratamiento con los siguientes antibióticos y durante al menos 48-72 horas tras la última dosis.
💊 Metronidazol
Utilizado principalmente para tratar infecciones causadas por bacterias anaerobias y parásitos. Sus aplicaciones más comunes incluyen infecciones intestinales, vaginales, pélvicas y bucodentales.
💊 Tinidazol
Comparte usos terapéuticos con el metronidazol; es eficaz frente a una amplia variedad de parásitos y bacterias anaerobias, y se emplea en infecciones del tracto gastrointestinal, genitourinario y de la cavidad oral.
💊 Cefalosporinas
Estos antibióticos —como cefoperazona o cefotetan— se prescriben en infecciones bacterianas graves, especialmente en el entorno hospitalario. Están indicados en casos de infecciones respiratorias, urinarias, abdominales, pélvicas y septicemias.


