Alertan del riesgo de deshidratación por el exceso de sudoración durante el verano

Recomiendan beber agua antes de que se tenga sed para evitar deshidratarse
Por EROSKI Consumer 16 de julio de 2003

El exceso de sudoración durante el verano conlleva un riesgo de deshidratación que hay que evitar con la ingesta de líquido en la dieta, señaló ayer el doctor Javier Ortiz, en la presentación en Madrid del «Decálogo Palmolive NB del verano equilibrado».

Para evitar deshidratarse, este experto recomendó beber antes de que se tenga sed, «puesto que el cuerpo está compuesto de un 60% de agua y con la pérdida de entre un 2 y un 3% de ésta ya existe deshidratación».

En su opinión, es necesario beber unos dos litros diarios de líquido para no perder el agua que necesita el cuerpo, aunque esta cifra puede variar en función de las condiciones corporales, la actividad física y el ambiente.

A pesar de que la sudoración es un mecanismo natural del cuerpo humano para su termorregulación, se puede controlar cuando se debe a un cambio emocional (nervios, disgustos, situaciones de peligro), a determinados alimentos (ácidos, picantes) y desequilibrios hormonales o enfermedades.

Pero, según este especialista, lo que más importa a las personas es el mal olor que se desprende de la transpiración, debido principalmente a las bacterias del cuerpo y a las externas, la composición especial de las grasas corporales y a algunos alimentos como la cebolla, el ajo, el pescado azul, el brócoli y la coliflor.

Ortiz alertó de la especial atención que hay que poner en los niños, puesto que su sistema de sudoración todavía no está maduro y son más proclives a sufrir golpes de calor, y en los ancianos, por la facilidad con la que pueden deshidratarse y perder exceso de sales como sodio, cloro, potasio y magnesio.

Además, explicó que aunque sudan el doble los hombres que las mujeres, por los niveles de estrógenos de éstas, que frenan este fenómeno fisiológico, con la menopausia se producen los llamados sofocos ante pequeños cambios emocionales que provocan calores.

El decálogo presentado ayer, que se repartirá en droguerías y perfumerías, recoge una serie de consejos sobre cómo conservar el equilibrio natural del cuerpo. Entre ellos, llevar una dieta equilibrada, evitar ciertos alimentos, ingerir suficiente líquido, cuidar la higiene diaria, usar desodorante y ropas de tejidos naturales y transpirables, controlar el estrés, protegerse del sol y utilizar abanicos y ventiladores.

Otros problemas de salud que pueden producirse con la llegada del verano son la insolación y las quemaduras provocadas por el sol, las infecciones en la piel, sobre todo en los pies, para lo que se recomienda secarlos bien después de los baños; los calambres por la pérdida de sales y los sarpullidos por el exceso de sudoración y la obstrucción de las salidas de las glándulas sudoríparas.

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