Balones gástricos en el tratamiento de la obesidad

En el abordaje de la obesidad, cada vez tienen un mayor papel la cirugía y la colocación de dispositivos, como los balones intragástricos
Por Teresa Romanillos 28 de octubre de 2012
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Imagen: FBellon

En España, una de cada seis personas padece obesidad y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 50% de la población adulta en la Unión Europea sufre sobrepeso u obesidad. Y es que, a menudo, perder peso es difícil aunque se sigan de forma correcta los consejos dietéticos. Una manera de abordar este problema de salud es mediante cirugía o la colocación de dispositivos intragástricos. En este artículo se describe cómo el balón gástrico ingerible, una reciente innovación, aporta mayor rapidez y comodidad que su homólogo que se aloja mediante endoscopia. Sin embargo, los especialistas señalan que, a pesar de ser una buena opción que ayuda a perder kilos de forma rápida, es imprescindible seguir una dieta apropiada y adoptar hábitos de vida saludables para que sus efectos sean duraderos.

Un nuevo balón gástrico que se ingiere: más rápido, cómodo y manejable

El balón ingerible es un innovador dispositivo de balón intragástrico que permite su colocación sin endoscopia y en no más de cinco minutos. De hecho, el propio paciente ingiere, en presencia del personal médico, una cápsula de gelatina que contiene en su interior el balón deshinchado unido a un pequeño tubo de plástico. Una vez está bien situado en el estómago, el médico procede a hincharlo con nitrógeno, usando el tubito y ayudándose de las imágenes de un monitor de ecografía. El dispositivo hinchado ocupa un volumen equivalente a 250 mililitros, es decir, parecido al de un vaso de agua.

El nuevo dispositivo, que ha empezado a utilizarse en el Hospital Universitario Sanchinarro de Madrid, supone un gran avance tanto para el médico como para el paciente, ya que es un método más rápido, cómodo y manejable. El balón tiene una vida útil de un trimestre y, pasado este tiempo, debe ser retirado del estómago mediante una endoscopia con sedación. No obstante, puede volverse a colocar e, incluso, se puede plantear el uso de más de un balón a la vez si se considera oportuno. Por este motivo, puede ayudar a personas con diferentes grados de obesidad.

La pérdida de peso puede ser variable pero, en los estudios previos a su certificación, se han reportado pérdidas superiores al 40% de exceso de peso a los tres meses del tratamiento. Sin embargo, para lograr buenos resultados a medio y largo plazo, es de suma importancia seguir una pauta de dieta y actividad física apropiada una vez se ha extraído el balón, ya que, en caso contrario, se vuelve a recuperar el peso perdido. El balón no es una solución definitiva pero es una ayuda muy importante que ha de acompañarse, de forma necesaria, de una modificación de los hábitos de vida.

Ningún balón es una solución definitiva si no se acompaña de una modificación de los hábitos de vida

También hay que tener en cuenta un aspecto muy importante: la utilidad del balón intragástrico, así como de las técnicas quirúrgicas para tratar la obesidad, van más allá de la pérdida de peso. No hay que olvidar que la obesidad provoca enfermedades como diabetes, hipertensión y apneas del sueño, entre otras. Estas patologías mejoran e, incluso, se resuelven cuando se baja de peso. Perder peso es mucho más que una cuestión estética: es un tema de salud.

Balón gástrico: buena opción para perder peso

El balón gástrico es una alternativa interesante para los que desean perder peso sin pasar por el quirófano. Es una buena opción para personas con obesidad moderada que no han respondido a las medidas habituales para perder peso. La pérdida de peso es moderada pero, si no se siguen las medidas adecuadas, pueden recuperarse los kilos una vez se haya extraído el balón. Por este motivo, no es una buena solución para personas con obesidad mórbida. En estos casos, la mejor opción es la cirugía. Es útil, sobre todo, para personas que precisen una rápida pérdida de peso por otros motivos (como someterse a una intervención quirúrgica) y como ayuda previa a la cirugía de la obesidad.

El porqué resulta eficaz no tiene demasiados secretos. Su presencia en el estómago produce sensación de plenitud y saciedad, por lo que se ingieren menos alimentos.

El balón es de silicona y se mete desinflado por la boca hasta llegar al estómago. Se coloca de forma ambulatoria mediante endoscopia, bajo una leve sedación. Una vez implantado, se le instroduce suero salino y un colorante que permite identificar las fugas. El balón se retira de la misma forma y se recomienda hacerlo antes de los seis meses, ya que la acidez gástrica y los microorganismos pueden deteriorar sus paredes y aumentar el riesgo de rotura.

Con esta técnica suelen bajarse de 10 a 20 kilogramos, según la persona. La pérdida de peso está relacionada con el peso inicial, la motivación y el seguimiento de las recomendaciones dietéticas, ya que la actitud del paciente es un factor muy importante en el éxito del tratamiento.

Molestias y complicaciones

A pesar de que la técnica es segura, es muy importante el asesoramiento profesional que, por otra parte, además mejora los resultados tanto a corto como a largo plazo.

El balón conlleva una serie de molestias, como las náuseas y los vómitos, frecuentes durante las primeras semanas. Para minimizarlos, se empieza con dieta líquida para, de forma progresiva, seguir con triturada y semiblanda. Los alimentos deben ingerirse en poca cantidad y, a menudo, en unas seis tomas diarias. Otros efectos molestos son la sensación de pesadez con acidez, regurgitación de comida y estreñimiento.

También pueden surgir complicaciones más importantes como ulceraciones gástricas o el desinflado del balón. Para facilitar que pueda identificarse el deshinchado del balón, este se rellena con una pequeña cantidad de colorante azul, de forma que las heces y la orina se tiñen de este color si el balón pierde su contenido.

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