Centros de día para mayores dependientes

La familia con un anciano a su cargo puede optar por este recurso asistencial atendido por personal especializado
Por Clara Bassi 20 de noviembre de 2009
Img geriatrico

Buena parte de los centros de día para mayores están desocupados. La crisis económica explicaría esta circunstancia. Además, el sector, caracterizado por una disparidad de modelos, no siempre responde a las necesidades de los usuarios. Conviene que estos centros se especialicen en distintos perfiles para garantizar la atención que precisan y prestar apoyo, a la vez, al cuidador no profesional.

Los centros de día para mayores han sufrido un importante varapalo debido a la crisis económica. Pero además, este declive se explicaría por el desconocimiento de los servicios que ofrecen y su reciente puesta en marcha en ciertas comunidades autónomas. La Federación Empresarial de Asistencia a la Dependencia (FED) ha informado este año de que el nivel de ocupación apenas alcanza el 60%.

CONSUMER EROSKI, en un amplio análisis realizado en 2007, estudió 134 centros de día para personas mayores dependientes ubicados en A Coruña, Álava, Alicante, Asturias, Barcelona, Cantabria, Córdoba, Granada, Guipúzcoa, Madrid, Málaga, Murcia, Navarra, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vizcaya y Zaragoza. De acuerdo con los resultados obtenidos, los equipamientos de atención diurna de personas dependientes lograron una calificación notable, aunque el 60% tenía listas de espera y dos de cada diez suspendieron.

Centros especializados

El principal secreto del éxito de estos centros para mayores es que se adecuen a un tipo de usuario concreto. Así surgen centros especializados en ancianos dependientes desde el punto de vista cognitivo o físico, un modelo que, entre otras, ha adoptado la Comunidad de Madrid. Los centros especializados ganan en operatividad y en eficacia, a diferencia de lo que ocurre en otros que mezclan distintos perfiles de usuarios, informa Javier Gómez, delegado nacional de centros de día de la FED, secretario general de la Asociación Madrileña de Residencias y Centros de Día de la Tercera Edad (AMRTE) y responsable del Centro de Día Madrid.

Un centro de día debe ofrecer servicios de prevención, rehabilitación y mantenimiento de la autonomía personal

Los espacios que ofrecen a los usuarios y sus familiares servicios eficaces y de calidad tienen un nivel alto de ocupación. Gómez aporta un ejemplo gráfico que permite entender por qué pierden efectividad cuando se mezcla a distintos tipos de usuarios. Basta con imaginar a tres personas mayores, una enferma de Alzheimer (EA) leve, otra con EA avanzada y una tercera que ha sufrido una caída, a consecuencia de la cual precisa rehabilitación física. Si comparten espacio, no se les puede proporcionar la atención específica requerida en cada caso. En un mismo lugar convivirían pacientes con distintas fases de demencia y otros con un problema físico, que necesita un entrenamiento de rehabilitación. La especialización de los centros de día es fundamental también para decidir el perfil técnico de los profesionales que deben atender a los usuario.

¿Centro de día o cuidador?

Cuando la familia debe decidir el tipo de asistencia, primero ha de saber que un centro de día ofrece un servicio preventivo, rehabilitador y mantenedor de la autonomía personal, para mejorar las condiciones de vida de los usuarios. El mayor no tiene que renunciar a su domicilio ni a su entorno.

Otra de las posibles soluciones consiste en encomendar a una persona la atención en el domicilio del anciano dependiente. La desventaja en este caso es que, a menudo, estos cuidadores carecen de la preparación técnica suficiente, sufren un desgaste enorme debido al estrecho control y continuos cuidados que requieren los mayores y, en el caso de ser un familiar, padecen un gran estrés, desesperación, sentimientos de culpabilidad y un terrible dolor emocional al comprobar cómo menguan las capacidades de su ser querido.

Frente a esta situación, los centros de día cuentan con diversos perfiles de profesionales técnicos que apoyan a la persona anciana para lograr los tres objetivos citados: prevenir, rehabilitar y mantener la autonomía personal. A menudo, no son el recurso final para los ancianos, sino un servicio intermedio entre su permanencia en el domicilio y su ingreso definitivo en una residencia. La constante vigilancia que garantizan ayuda a retrasar la institucionalización, pero no la impide.

En general se da cuenta de este control a los familiares del usuario mediante la elaboración de un informe trimestral sobre su situación y seguimiento, que se remite a la familia. Los programas para mayores se revisan de forma continua y se modifican y ajustan en función de sus necesidades. Otra ventaja es que no sólo procuran la mejora individual de los usuarios, con programas personalizados, sino que también participan en terapias grupales que les permiten contactar con otros ancianos en su misma situación.

Por eso, aunque al principio se muestren reticentes, cuando descubren que en ellos realizan actividades estimulantes, entablan relaciones sociales y, al caer la tarde, regresan a sus domicilios, al final disfrutan. Los ancianos que permanecen en su hogar, en algunos casos, mantienen unas limitadas relaciones sociales y optan por no salir de casa. En el centro de día, las actividades participativas que se le plantean contribuyen a sacarles de su aislamiento.

SERVICIOS MÍNIMOS

Img abuelaImagen: Eggybird

Uno de los principales temores de las familias al optar por un centro de día es su coste económico. Sin embargo, es un sector creciente que crea cada vez más plazas concertadas. Sólo en Madrid, en el año 2000 había 1.000 plazas y, en la actualidad, el Ayuntamiento ya ha puesto a disposición de la población 4.500, a las que se suma la oferta privada. Éstas cuestan 882 euros al mes, para usuarios con dependencia física, y 998 euros, si el anciano tiene un perfil cognitivo, puesto que se necesitan más técnicos para asistirle.

En el resto de España el precio de referencia son 1.000 euros mensuales. Por este coste, los servicios mínimos que se deberían ofrecer en cualquier centro de día para mayores con problemas cognitivos son: servicio de transporte entre el domicilio y el centro, comedor (cuatro tomas al día), control y seguimiento de las patologías con supervisión médica, terapia ocupacional, fisioterapia, atención psicológica, gimnasia de rehabilitación, actividades recreativas y sociales y actividades extra-centro, como visitas a un museo de la ciudad o paseos por un parque. Otros servicios opcionales son los de podología, peluquería y programas de respiro familiar.

APOYO AL CUIDADOR

El papel del cuidador también es importante. Esta figura actúa como apoyo a los centros de día y viceversa. Algunas funciones que corresponden a los cuidadores son: asegurarse de que los usuarios mantienen unas pautas correctas de higiene, acompañarles hasta el lugar de recogida, si el centro dispone de servicio de transporte, y esperarles en el mismo punto al final del día. Los centros, conocedores del desgaste que supone el cuidado de un anciano dependiente, prestan ayuda psicológica a cuidadores y familiares. Algunos han desarrollado programas de formación y apoyo, así como talleres de relajación, de yoga y las denominadas unidades de respiro.

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