Entrevista

Conchita García, médica gerontóloga y secretaria del Área de Asistencia Sanitaria en Residencias de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología

El precio de la residencia privada puede ser elevado, si se compara con las pensiones actuales
Por Eva San Martín 14 de julio de 2018
Img conchita garcia alonso

Para Conchita García, el cuidado médico de los mayores es una vocación y un reto. «Siempre me ha gustado trabajar con ancianos en el ámbito de las residencias; disfruto con la cercanía del trabajo del día a día», confiesa esta doctora gerontóloga, secretaria del Área de Asistencia Sanitaria en Residencias de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Sin embargo, esta amante de los libros y los viajes, también admite en la siguiente entrevista que «no todas las residencias de ancianos son iguales», que lograr plaza en un centro público no siempre es fácil y que los precios de las residencias privadas pueden resultar «caros» para demasiadas familias.

Cerca del 18 % de la población en España supera los 65 años. ¿Qué reto plantea este aumento del número de personas mayores?

El reto esencial al que nos enfrentamos es mejorar la calidad de vida de todos ellos.

Alrededor de 300.000 españoles viven en residencias de mayores, según datos del Inmerso. Pero de las 5.387 residencias que hay, solo el 24 % son de titularidad pública y el resto, privadas. ¿Cómo funcionan las residencias en España? ¿Son todas iguales?

“Las familias deben hacer una buena búsqueda para estar seguros de que centro escogido ofrece los requerimientos específicos que necesita el anciano”

Las residencias de ancianos en España son centros donde médicos y otros especialistas en geriatría y gerontología nos dedicamos a cuidar, atender e intentar mejorar la calidad de vida de los ancianos. En mi opinión, realmente creo que las residencias de ancianos funcionan muy bien. Pero, claro, no todas son iguales: cada centro tiene una impronta muy característica. Por eso, mi recomendación para las familias es hacer una buena búsqueda para estar seguro de que centro escogido ofrece los requerimientos específicos que necesita el anciano.

Pongamos un ejemplo: un señor mayor de 85 años que ya no puede vivir solo. La familia duda entre llevarle a una residencia de ancianos o contratar a un cuidador a domicilio. ¿Por dónde debería comenzar a informarse?

La familia debería primero consultar a un médico especialista en geriatría. Este paso siempre es recomendable, ya que podrá informar y orientarles de cuáles son las necesidades concretas y los requerimientos de su familiar. A partir de ahí, hay que encontrar la opción y el centro más apropiado.

La pensión media en España se sitúa en 926 euros al mes. Sin embargo, el precio medio de una residencia pública o concertada ronda los 1.500 euros (aunque el residente paga un porcentaje de su pensión en función de sus ingresos) y más de 1.800 euros en las privadas. ¿Cómo saber si la pensión le alcanzará?

Existen, como dice, ayudas económicas para acceder a una residencia pública. Respecto a las residencias privadas, el precio puede ser elevado, en especial si lo comparamos con las pensiones actuales.

¿Por qué son tan caras las residencias?

“El coste de las residencias puede parecer elevado, pero hay que valorar todas las prestaciones y servicios que ofrecen”

El coste de las residencias puede parecer elevado, pero hay que valorar todas las prestaciones y servicios que ofrecen. Los centros cada día mejoran su atención especializada, con un equipo de cuidados y especialistas que incluye médicos, atención de enfermería, vídeoconsultas hospitalarias que previenen muchos problemas de salud, trabajo de terapia ocupacional, fisioterapia, psicología, podología…; además de los servicios básicos.

¿Son suficientes los recursos que se destinan a las residencias?

(Ríe) No, por supuesto que no. En las residencias los recursos siempre son pocos; siempre hay mucho en lo que invertir para poder mejorar.

¿Cualquier anciano puede acudir a una residencia de calidad y conseguir plaza?

Las puntuaciones para entrar en una residencia pública incluyen la valoración de la pensión, los inmuebles que el mayor posee y la situación familiar. Pero esta valoración se realiza desde el área de trabajo social de las comunidades.

Algunas asociaciones de cuidado de los mayores afirman que la lista de espera para entrar en una residencia pública o concertada es de hasta dos años, según las comunidades. ¿Cuánto puede alargarse la demora?

No más de un año, aunque la espera varía según la comunidad autónoma.

La otra opción es recurrir a la privada, cuyo precio medio es de 1.829 euros mensuales, una cantidad inasumible para muchos. ¿Qué puede hacer una familia en este caso?

Suelen ser los hijos y otros familiares los que añaden dinero a la pensión para pagar su entrada en una residencia privada, al menos hasta que al mayor se le concede la plaza en un centro público. Otras privadas anuncian la posibilidad de una plaza a cambio de alguna propiedad inmobiliaria; pero desconozco cómo funciona esta última opción.

Cuando hay que elegir una residencia de ancianos, ¿cómo saber si estamos escogiendo el centro adecuado? ¿En qué aspectos hay que fijarse?

“Lo primero que debemos saber son las necesidades específicas de nuestro mayor y, en función de ellas, buscar la residencia más apropiada”

Lo primero que debemos saber son las necesidades específicas de nuestro mayor y, en función de ellas, buscar la opción apropiada. Una consulta con el geriatra puede ayudar en este paso. Si busca una residencia por una fractura de cadera, la familia debe escoger un centro que cuente con un servicio de fisioterapia muy potente. Pero si el ingreso en una residencia es debido a alteraciones de la conducta, hay que escoger una residencia que tenga personal especializado e instalaciones apropiadas para ello. Este es el caso de un mayor con una demencia incipiente, que requerirá entrenamiento psicológico y de memoria. Mientras que un mayor con una demencia más avanzada, precisará un centro con unidades de promoción de la autonomía.

Y ¿en qué tenemos que fijarnos para reconocer que una residencia es de baja calidad?

Esto es complicado. Creo que actualmente uno de los estándares de calidad es que sea un centro que no use sujeciones físicas y utilice de forma racional los neurolépticos (fármacos antipsicóticos).

¿Qué señales indican que un anciano necesita un cuidador a domicilio o debe ingresar en una residencia de ancianos?

La señal general para decidir que un mayor debe ingresar en un centro es que requiera unos cuidados inviables de recibir en un domicilio. Entonces, la residencia es necesaria.

¿Pero cuándo hay que optar por una residencia y cuándo puede ser suficiente con un cuidador a domicilio?

Es difícil acertar, pero creo que siempre el mejor sitio para cualquier mayor es su casa, por lo que la primera opción puede ser intentar contratar a un cuidador a domicilio, siempre con atención individualiza. Si vemos que esto no funciona o no es viable, entonces se puede recurrir a una residencia. Entre una residencia o un cuidador a domicilio, no hay una opción que sea mejor o peor: solo podemos hablar de qué es lo más adecuado para cada paciente.

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