
Giuliano Tocci ha participado en un encuentro de la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH), celebrado en Berlín, en el que se han analizado en clave crítica las conclusiones de los últimos megaensayos sobre la presión sanguínea elevada, sus consecuencias y su tratamiento. Entre las conclusiones a las que llegaron destaca que “los pacientes hipertensos sufren siempre mayor riesgo de experimentar episodios cardiovasculares durante toda la vida y a largo plazo, aunque no es menos cierto que el tratamiento de la HTA representa una de las estrategias más eficaces para reducir el riesgo cardiovascular global”.
La hipertensión arterial (HTA) es la condición clínica más frecuentemente asociada a la insuficiencia cardiaca. Bajo esta premisa, nuestro departamento universitario decidió llevar a cabo una revisión sistemática de la incidencia de insuficiencia cardiaca en comparación con las enfermedades coronarias y la apoplejía en 23 ensayos de hipertensión llevados a cabo en los últimos diez años.
Así es, y hemos hecho acopio de una evidencia sobre casi 200.000 pacientes con hipertensión y con un riesgo cardiovascular nada despreciable. Prestamos una atención especial a la publicación de episodios cardiovasculares graves, del tipo de una insuficiencia cardiaca (28,9%), enfermedad coronaria (40,1%) o ictus (30%).
Llama la atención que el desarrollo de insuficiencia cardiaca se aproxime tanto al de ictus. Por otra parte, dichos estudios han puesto de relieve que la evolución de hipertensión a insuficiencia cardiaca es más habitual en ancianos, individuos afroamericanos, diabéticos e hipertensos graves. Queda evidenciado, asimismo, que las enfermedades cardiovasculares representan la primera causa de morbilidad y mortalidad en los países occidentales, y que la hipertensión relacionada con episodios cardiovasculares afecta a cerca de 37 millones de personas al año en todo el mundo.
El tratamiento de la HTA es una de las estrategias más eficaces para reducir el riesgo cardiovascular
Los pacientes hipertensos tienen siempre mayor riesgo de experimentar episodios cardiovasculares durante toda la vida y a largo plazo, aunque no es menos cierto que el tratamiento de la HTA representa una de las estrategias más eficaces para reducir el riesgo cardiovascular global.
No debiera, pero lamentablemente muchos médicos optan por capitalizar la protección cardiovascular en la administración de antihipertensivos. Por esta razón, en foros como éste de Berlín se reivindica un tratamiento de la hipertensión con un enfoque integrado, incluyendo medidas relativas al estilo de vida, fármacos antihipertensivos y también otras terapias.
En efecto. Dichos estudios han demostrado de modo fehaciente que los hipertensos con síndrome metabólico o diabetes tienen una susceptibilidad incrementada al desarrollo de lesiones cardiovasculares y, además, han identificado marcadores de inflamación y fibrosis relacionados con dichas lesiones.
El péptido natriurético auricular [sustancia que actúa en el corazón o en el sistema vascular capaz de modificar las respuestas hemodinámicas cardiovasculares]. Sabíamos hace tiempo que el síndrome metabólico se asocia con una mayor incidencia de hipertrofia ventricular izquierda y, recientemente, se ha visto que dicha hipertrofia se ve favorecida por niveles muy bajos de péptido natriurético auricular, con independencia incluso de los niveles de hipertensión registrados. Aunque los niveles de péptido natriurético se sabe que son muy bajos en individuos obesos, quedaba por dilucidar su papel en pacientes con síndrome metabólico.
Nuestro grupo de trabajo identificó un marcador, NT-proANP, que relaciona el síndrome metabólico con la hipertrofia ventricular izquierda y el riesgo de esclerosis múltiple. El objetivo fue evaluar los niveles de la ANP y su relación con la masa ventricular izquierda (LVM) en pacientes afectados por esclerosis múltiple.
9.
Si hacemos caso de los megaensayos, posiblemente sí. En estos últimos diez años, la práctica médica se ha visto influida sustancialmente por la llamada “medicina basada en evidencia”, que es una doctrina nacida de la impresionante avalancha de grandes ensayos clínicos en la última década. Estos estudios clínicos han sido diseñados principalmente para investigar los efectos de los tratamientos disponibles, aunque en supuestos clínicos algo alejados de la práctica diaria.
El acierto de los últimos ensayos con fármacos nuevos es que se han conjugado mejor los supuestos reales tanto de la hipertensión como del riesgo cardiovascular. A la hora de reducir la HTA, todas las familias de fármacos antihipertensivos han evidenciado una eficacia notable, pero si el control de la hipertensión sigue estando lejos de lo razonable es porque el secreto no radica en el tratamiento en sí, sino en cómo llevarlo a cabo y a quién.

El equipo de Giuliano Tocci se ha visto implicado en una detallada investigación sobre el control de la presión arterial en Italia a escala nacional, basada en los resultados de 15 encuestas sobre hipertensión llevadas a cabo en diferentes entornos clínicos de aquel país (población general, asistencia primaria y especialidades clínicas hospitalarias). La muestra analizada incluyó a 52.715 pacientes hipertensos (26.315 hombres y 26.410 mujeres), con una edad media de 57 años.
A pesar del elevado porcentaje de pacientes sometidos a tratamiento antihipertensivo estable (69%), los niveles medios de presión arterial objetivados fueron de 148/89 mmHg, respectivamente. En el conjunto de la muestra, el 55,9% de los encuestados sufría hipercolesterolemia; el 28,7% fumaba; el 36,4% padecía sobrepeso u obesidad y el 15,0% diabetes mellitus.
“Nuestro análisis, refleja Tocci, demuestra la persistencia de un control pobre de la HTA y la elevada prevalencia de factores de riesgo en la población italiana, y apoya la necesidad de que se intervenga de forma más eficaz, global y de que se adopten medidas urgentes para mejorar el manejo clínico de la hipertensión y sus consecuencias”.