Respuesta desigual a los fármacos en humanos: por qué sucede

No todas las personas responden igual ante un mismo medicamento. Te explicamos por qué pasa esto y cómo aumentarán los fármacos "a medida" en el futuro
Por F. J. Recio 14 de abril de 2021
por que respondemos diferente medicamentos
Imagen: Matvevna

El modo en que un fármaco interactúa con nuestro organismo es determinante para que cause el resultado deseado, pero los medicamentos no producen efectos estándar en todas las personas. Al menos, no al 100 %. La genética, padecer patologías previas y las condiciones ambientales también influyen en la respuesta. En un futuro, la medicina desarrollará fármacos a medida de cada individuo. Lo explicamos en el siguiente artículo.

“La medicina es la ciencia de la incertidumbre y el arte de la probabilidad”. La frase es del doctor canadiense William Osler, nacido en 1846 y autor de ‘The Principles and Practice of Medicine‘, uno de los principales y más influyentes libros de texto en el campo de la medicina interna. Con esta consigna, Osler probablemente buscaba señalar cómo ciertos factores preexistentes en cada individuo, determinadas circunstancias ambientales o diferentes formas de administración de un medicamento podían influir en su eficacia. Dicho de otro modo, la frase del afamado doctor servía (y sirve) para justificar por qué la pastilla que le quita el dolor de cabeza a muchas personas a mí no me hace ningún efecto.

No todas las personas responden de igual manera ante la administración de un mismo fármaco. Factores fisiológicos como la edad, la existencia patologías previas, las diferencias genéticas, la forma en que el medicamento interactúa con nuestro organismo o la dosis prescrita influyen en la esperada respuesta. Y es que los fármacos no solo pueden desencadenar efectos secundarios y adversos, también pueden presentar ineficacia terapéutica; es decir, servirán para poco o, en el peor de los casos, para nada.

¿Qué factores influyen en la variabilidad de la respuesta de un fármaco? ¿Es posible predecir la eficacia en cada persona? Contestamos a estas preguntas.

Respuesta farmacológica distinta en las personas, ¿por qué sucede?

Aunque los seres humanos tenemos muchas cosas en común, cada persona es única e irrepetible. Partiendo de este hecho, pensar que una medicina puede provocar exactamente el mismo efecto en todos los individuos no tiene sentido. Para explicar esta distinta respuesta farmacológica hay que tener en cuenta dos conceptos: la farmacocinética y la farmacodinamia.

Farmacocinética

La farmacocinética estudia los efectos del organismo sobre el medicamento desde que se administra hasta que llega al lugar deseado y causa efecto. En ese “camino” el fármaco ha de completar una serie de etapas:

  • la absorción: se produce con la entrada del medicamento en el organismo.
  • la distribución: a través de la sangre hasta el lugar de destino.
  • la metabolización: se realiza en el hígado.
  • la eliminación: se origina al disminuir las concentraciones del medicamento mediante la orina.

De esta forma, ante un mismo fármaco el organismo de cada persona actúa de distinta manera en las fases ya descritas. Por poner algunos ejemplos, durante el proceso de absorción influirá el flujo sanguíneo o el pH gastrointestinal; en la distribución afectarán las diferencias en la unión a las proteínas plasmáticas o a los componentes tisulares; en la metabolización será determinante la actuación de las enzimas biotransformadoras; y en la excreción actuará el funcionamiento del riñón.

Farmacodinamia

La farmacodinamia se encarga de describir cómo actúan los fármacos y qué efectos producen en el organismo. Los efectos pueden ser de tres tipos:

  • primarios (los deseados).
  • placebos (aquellos que nada tienen que ver con la acción real del fármaco).
  • indeseados (no esperados y contrarios al efecto terapéutico). A su vez, los efectos indeseados pueden ser colaterales, secundarios, tóxicos y letales.

Fármacos: la importancia de la dosis adecuada

Además, en la eficacia de un fármaco incide la dosis administrada. Una dosis puede ser:

  • ineficaz: no produce un efecto farmacológico apreciable.
  • mínima: se denomina así al punto en el que empieza a producir un efecto farmacológico.
  • máxima: la mayor cantidad de fármaco que puede ser tolerada.
  • terapéutica: la dosis comprendida entra la porción mínima y máxima.
  • tóxica: se considera cuando es una concentración que lleva a efectos indeseados.
  • mortal: si provoca la muerte.

Dar con la dosis adecuada es, por tanto, uno de los puntos clave para asegurar una respuesta eficaz del fármaco, algo que no es sencillo. Como se explica en la publicación ‘Relaciones dosis-respuesta‘, recogida en el manual médico MSD, “independientemente del mecanismo mediante el cual un fármaco ejerza sus efectos, el control del efecto depende de la concentración del fármaco en el sitio de acción. Sin embargo, la relación de los efectos con la concentración puede ser compleja y no suele ser lineal. Aún más compleja es la relación entre la dosis del fármaco, con independencia de la vía utilizada para su administración, y la concentración del fármaco a nivel celular”.

Factores que influyen en la variabilidad interindividual de la respuesta

Además de la farmacocinética y la farmacodinamia, hay una serie de factores inherentes a cada individuo que modifican la acción de un fármaco. Las características fisiológicas de cada uno —edad, sexo, raza, genética…—, las enfermedades subyacentes que se padecen y las condiciones ambientales a las que se esté sometido —meteorología, fenómenos de toxicidad de grupo…— pueden influir en la respuesta farmacológica.

Con este gran número de condicionantes individuales, atinar con el tratamiento no siempre es sencillo. Por ello, cuanto más se conozcan las particularidades de cada paciente más fácil será acertar con el fármaco y la dosis adecuada. La farmacogenómica y farmacogenética ayudan en este campo. La farmacogenómica analiza las bases moleculares y genéticas de las enfermedades con el fin de desarrollar nuevas vías de tratamiento, mientras que la farmacogenética estudia el efecto de la variabilidad genética de cada individuo en su respuesta a ciertos fármacos.

Teniendo en cuenta las particularidades químicas y genéticas de cada persona, es posible desarrollar un fármaco personalizado a la dolencia de cada paciente, en la dosis adecuada y eliminando o minimizando los posibles efectos secundarios. La aplicación clínica de la farmacogenómica y farmacogenética ya es visible en ciertos tratamientos de cánceres hematológicos como la leucemia, el linfoma o el mieloma múltiple.

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