Entrevista

Vicente Palop, subdirector médico asistencial del Departamento de Salud de La Ribera (Valencia)

El uso inadecuado de medicamentos se asocia a un mayor riesgo de mortalidad
Por Clara Bassi 21 de diciembre de 2010
Img palop larrea
Imagen: CONSUMER EROSKI

Las personas mayores toman un promedio de cuatro fármacos de forma habitual, puesto que muchas padecen hasta tres enfermedades crónicas. Si se automedican, este promedio es incluso superior: de cinco a seis fármacos. Esta cantidad favorece que su uso irracional se asocie a un mayor riesgo de mortalidad, que aumenta cuantos más medicamentos se toman. Para evitarlo, médico y paciente deberían establecer un pacto, al término de la consulta, según el cual el paciente se comprometa a seguir el tratamiento adecuado, sin saltarse dosis o automedicarse, entre otras medidas. Así lo explica Vicente Palop Larrea, subdirector médico asistencial del Departamento de Salud de La Ribera, de la Dirección de Salud de Valencia.

¿Toman muchos medicamentos las personas mayores?

“El 90% de los ancianos toma medicamentos de forma crónica”

Sí, y es un tema crucial: el número de medicamentos que se toman es un factor de riesgo que aumenta la tasa de mortalidad y que iguala en fragilidad al cáncer y a otras enfermedades cardiovasculares, también factores de riesgo de mortalidad. Tienen más riesgo las personas que toman siete fármacos que quienes toman cinco. Además, en los últimos diez años, según los resultados de un estudio realizado por los departamentos de salud de las comunidades autónomas, se ha pasado de un 70% de pacientes que toman medicamentos de forma crónica a un 90%.

¿Demasiados medicamentos?

Es el equivalente a medicalizar -uso y abuso de fármacos- a toda la sociedad. La media de medicamentos que se toman es de cuatro, pero si se añade la automedicación, sube a cinco o seis de promedio. En los ancianos institucionalizados aumenta aún más.

¿A qué se debe este exceso?

Es multifactorial: el 36% de los ancianos padece tres enfermedades crónicas y se tratan con medicamentos, pero otro aspecto muy importante es que ya se medicaliza a personas que aún no han desarrollado estas enfermedades, aunque tienen factores de riesgo, como colesterol alto y obesidad o a quienes quieren dejar de fumar. Además, con frecuencia, el paciente viene a la consulta con una pregunta y se va con un medicamento, que es una forma de acabar rápido cuando hay saturación en la atención sanitaria.

¿Para qué enfermedades se medican los ancianos? ¿Ha variado en los últimos años?

“Quienes más se automedican son los jóvenes, que nunca van al médico, y los ancianos, con laxantes y vitaminas”

El perfil de medicamentos que toman no ha variado en los últimos años. Los más utilizados son los destinados al tratamiento del aparato cardiovascular (hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, problemas renales, etc.), mientras que los analgésicos y los antiinflamatorios serían el segundo grupo y, después, los falsos medicamentos.

¿A qué medicamentos falsos se refiere?

Entre otros, a los falsos protectores gástricos, como el omeprazol. Es una falacia que los más mayores, por tomar tres o cuatro medicamentos, necesiten un protector gástrico.

¿No es necesario?

No. La necesidad surge cuando, además de estos tres o cuatro medicamentos, se complica la situación clínica del paciente por interacciones, sobre todo, cuando hay automedicación, que supone entre un 1% y un 2% más de fármacos por paciente. Quienes más se automedican son los jóvenes, que nunca van al médico, y los ancianos, con laxantes y vitaminas.

¿Qué sucede con las terapias naturales? ¿Recurren a ellas?

“Hasta el 10% de los ancianos que ingresan en hospitales tienen reacciones adversas graves por el número de medicamentos que toman”

En un estudio realizado en 168 ancianos que consumían una media de cuatro a cinco medicamentos al día, se detectó que el 54%, la mayor parte mujeres, tomaban hierbas medicinales por su cuenta. Este hábito tiene repercusión. Las hierbas que se venden en las farmacias son de calidad, pero en las herboristerías o herbolarios pueden estar contaminadas por hongos y metales pesados, su contaminación por organofosforados es muy frecuente.

¿Los ancianos hacen un uso irracional de los medicamentos?

Lo hacen y, además, es una situación muy frecuente. El 40% no sigue los tratamientos y, cuando son enfermos crónicos, este incumplimiento aún es más alto, del 90%. Los ancianos toman menos dosis de las recomendadas por su médico por miedo a los efectos adversos. Se sabe que, de entrada, en la tercera edad no se sigue el tratamiento prescrito aunque su cumplimiento sea un factor clave para el control de la enfermedad, sea aguda o crónica. Pero lo peor es que incumplen el tratamiento y no se lo dicen a su médico, lo que también tiene una repercusión, ya que el facultativo, ante la ausencia de resultados, aumenta la dosis o incluye la prescripción de otro tratamiento y esto afecta a la enfermedad de base.

Y la solución se figura difícil.

“El 40% de los ancianos no sigue los tratamientos y, cuando son crónicos, este incumplimiento es del 90%”

Hay mucha confusión entre los ancianos, por lo que la recomendación es darles unas pautas por escrito cuando acaba la consulta, establecer un pacto entre el médico y el paciente, dejar constancia de si los va a tomar o no, e implicar siempre a la familia o a los cuidadores en su tratamiento, para que sea un éxito.

¿Algún otro mensaje final que desee destacar respecto al uso irracional de los medicamentos entre las personas mayores?

Hay una parcela importante: las reacciones adversas. Hasta el 10% de los ancianos que ingresan en centros hospitalarios desarrollan reacciones adversas graves debido al número de medicamentos que toman.

USO RACIONAL DE LOS MEDICAMENTOS

El uso adecuado de medicamentos entre las personas mayores es un desiderátum, ya que en la actualidad dista mucho de poder cumplirse. El incumplimiento terapéutico de los ancianos o su costumbre de automedicarse y la tendencia del médico a prescribir medicamentos cuando se podría optar por un tratamiento no farmacológico son realidades que no han cambiado desde hace años.

Por esta razón, Vicente Palop Larrea recuerda a los médicos que deben utilizar “la prescripción razonada”, evitar la medicalización (uso y abuso de los fármacos y la automedicación) porque aumenta el riesgo de mortalidad y, en la medida de lo posible, retirar un fármaco. Además, es partidario de recuperar el Decálogo que la Organización Mundial de la Salud enunció en 1985 para un buen uso de la medicación porque, destaca, las medidas que contiene siguen hoy plenamente vigentes.

  • Realizar un diagnóstico previo, preciso y evitar tratamientos sintomáticos.
  • Valorar si el tratamiento farmacológico es necesario.
  • Seleccionar el fármaco adecuado.
  • Utilizar los medicamentos más eficaces (de eficacia demostrada en estudios clínicos).
  • Recurrir a presentaciones farmacéuticas adecuadas (en ocasiones, se recetan cápsulas que no se pueden tragar o inhaladores que son difíciles de manejar).
  • Ajustar las dosis a los problemas funcionales del paciente (renales, hepáticos, etc.).
  • Hacer un seguimiento del tratamiento del paciente, tanto desde el punto de vista de su eficacia como de posibles reacciones adversas.
  • Vigilar el cumplimiento terapéutico (conocido como adherencia).
  • Controlar la prescripción diferida que realicen otros médicos privados, como oftalmólogos, dentistas, la farmacia y la propia automedicación.
  • Educar al paciente y a sus familiares en el buen uso de los medicamentos.
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