Celos por la llegada de un hermano

Es una reacción normal que se puede evitar o reducir siguiendo ciertas pautas
Por María Landa 13 de junio de 2005

¿Es necesario alarmarse ante el rechazo que el hasta ahora hijo o hija única siente hacia el nuevo miembro de la familia? Los psicólogos consideran que es una reacción normal e incluso necesaria y advierten que los niños celosos pueden presentar síntomas muy variados como regresión a etapas evolutivas ya superadas (lloros continuos), trastornos emocionales o físicos (cambios de humor y cierta agresividad), que no siempre son fácilmente reconocibles como celos. Todos estos problemas pueden controlarse en gran medida si los progenitores preparan a los pequeños para la llegada del bebé, fomentando sobre todo la autoestima y la confianza del menor y haciéndole partícipe de todo lo relacionado con la llegada del nuevo miembro de la familia. En definitiva deben actuar con mucho cariño, pero con firmeza y sin perder de vista sus criterios educativos.

Causas de los celos y pautas para detectar los síntomas

Los celos son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducido el cariño de alguien querido, fundamentalmente de la madre, debido al nacimiento de un nuevo hermano, al que va a tener que dedicar mucho tiempo durante los primeros meses de vida. Este sentimiento provoca la envidia hacia la persona a la que se considera un rival en la búsqueda de ese amor fraternal, lo que genera un estado de alarma en los niños, que piensan que pueden llegar a perder la afectividad de los padres y madres. Así el primogénito de la familia se siente como el príncipe destronado y no puede evitar sentir un cierto rechazo hacia el nuevo miembro.

Causas de los celos y pautas para detectar los síntomas

Aunque los celos se suelen asociar a aspectos negativos, muchos expertos los consideran algo absolutamente natural por lo que no hay que alarmarse en exceso, aunque sí recomiendan ciertas pautas para intentar que se reduzcan y se controlen con el fin de que no lleguen a extremos más graves. Por ejemplo, algunos autores opinan que los celos facilitan el desarrollo cognitivo y socioemocional. La doctora en psicología, Juncal Yubero, cree que los celos forman parte de una etapa normal y necesaria en el desarrollo evolutivo que ayuda a los niños a madurar

Los celos forman parte de una etapa normal y necesaria en el desarrollo evolutivo que ayuda a los niños a madurar
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También es habitual que el hermano pequeño sienta celos de algún hermano mayor, bien porque observa que tiene ciertos privilegios de los que él aún no puede disfrutar por ser pequeño, o bien porque los progenitores muestren mayor interés y predilección por algún hermano concreto. Esta situación no suele darse en la primera etapa de la vida de los niños, sino más adelante. De hecho la intensidad de los celos suele ir variando de unas edades a otras. La mayoría de los expertos opina que ante la llegada de un nuevo hermano la edad más conflictiva suele ser entre los tres y seis años, que es cuando surge una mayor rivalidad. Sin embargo, a partir de los seis o siete años los niños suelen tener una actitud de cooperación con los padres y madres y de mayor acercamiento al recién nacido.

En muchas ocasiones los síntomas de los celos son más que evidentes en los niños, pero a veces se pueden confundir con otros trastornos, lo que provoca que los padres acudan antes al pediatra que al psicólogo porque pensaban que tenían problemas físicos. Juncal Yubero, del Centro de Orientación Familiar Landu de Vitoria, explica que a veces los síntomas pueden confundirse con enfermedades físicas, impidiendo a los padres y madres distinguir si se trata de algo real o emocional.

Errores más comunes

A pesar de la buena voluntad de los padres en lo que respecta a la educación de los hijos e hijas, a menudo cometen importantes errores que les perjudican. Según señala la pedagoga Susana Niso, del Gabinete Bizia, una de las principales equivocaciones ante la llegada de un nuevo hermano es no hablar del tema con el hermano mayor. “Es importante explicarle que va a llegar un nuevo niño y que hay que cuidarlo, aunque tampoco es bueno cargarle a él con toda la responsabilidad. Se trata de hacerle partícipe de todo lo que va a suponer el nacimiento del nuevo miembro de la familia y explicarle qué cambios va a haber en la rutina familiar”.

Errores más comunes

Otro error habitual es la comparación entre hermanos cuando ya son algo más mayores,

Otro error habitual es la comparación entre hermanos cuando ya son algo más mayores
una actitud muy perjudicial para los niños, en opinión de la doctora en psicología Juncal Yubero. “No es bueno crear un trato diferencial entre unos y otros. Los padres y madres deben valorar positivamente la diferencia de cada uno y ser conscientes de que no se puede educar a todos de la misma manera porque cambian muchas cosas. No pueden equipararles continuamente”. La pedagoga Niso coincide en esta idea y resalta la importancia de no hacer favoritismos según el sexo, “o porque uno de los hijos o hijas sea el ojito derecho del padre o la madre. Cada niño es un mundo y hay que intentar tratarlos como iguales, potenciando y destacando las habilidades de cada uno, pero no comparándolos entre ellos”.

¿Cómo deben actuar los padres y madres ante la llegada de un nuevo hermano? Es recomendable que empiecen a seguir ciertos consejos unos meses antes de que nazca el bebé. Yubero explica que deben ir abonando el terreno y preparando al otro hermano o hermanos para el nacimiento, aunque tampoco recomienda hacerlo muy pronto para que no se les haga demasiado largo. “Hacia el segundo trimestre es bueno hablarles de los cambios que se van a ir produciendo, pero deben hacerlo con un lenguaje que entiendan y sin saturarles con demasiada información. Deben hacerles entender la parte positiva de tener un nuevo hermano o hermana. Por ejemplo, haciéndoles ver todas las cosas bonitas que van a poder hacer juntos”. En la misma línea, Susana Niso aconseja realizar algo similar a un juego de rol. “Antes de que nazca el hermano pueden coger un muñeco como si fuera un recién nacido e ir explicándole todo lo que van a hacer con el bebé, como darle el pecho y que sepa que él también lo hacía cuando era pequeño”.

Otro momento clave para el que hay que preparar a los pequeños es la ausencia de la madre o el padre tras el parto, si el nacimiento es natural o a la ausencia de ambos si tienen que viajar al extranjero para adoptar. Los expertos recomiendan tratarlo con antelación: que el niño o niña sepa con quién se va a quedar y avisarle de todo lo que va a ocurrir para que no le cause inseguridad o sorpresa. Además se debe procurar que, siempre que se pueda, uno de los progenitores se quede con el pequeño para que no se sienta abandonado durante unos días. Por otro lado, la primera visita del niño al hospital también es un momento importante que debe hacerse con mucho tacto y cariño hacia el hermano mayor.

¿Cuándo se debe recurrir a un profesional para tratar los celos?

Los celos generan en los niños una gran inseguridad, según comenta la doctora en psicología Juncal Yubero. “Ellos se sienten mal porque ven que tienen que querer al nuevo hermano o hermana, pero al mismo tiempo se ven incapaces de sentir cariño hacia él. Esto les genera malestar y culpabilidad, por eso es fundamental tratar al mayor con mucho cariño y paciencia, porque se está sintiendo muy mal”. En ocasiones esa rabia puede llevar a intentar a agredir al niño pequeño, aunque no suele pasar de pequeños golpes o pellizcos. Sin embargo, hay algunos casos de celos extremos que hacen necesaria la intervención de un profesional para ayudar a los padres y al hijo a resolver el problema.

Existen algunos factores que pueden hacer sospechar a los padres y madres de la gravedad de los celos. Susana Niso opina que se requiere ayuda psicológica cuando los celos provocan fuerte ansiedad en el niño y cuando éste intenta hacer daño al hermano pequeño. “Si no quiere hablar nunca del hermano o habla siempre mal, si los padres observan que le pega o empuja y no le defiende nunca, además de ser agresivo física o psicológicamente, son síntomas de que necesita ayuda”.

Para Juncal Yubero, se debe sospechar que los celos traspasan la barrera de lo considerado ‘normal’ cuando el niño se muestre siempre muy agresivo o negativo, y resulte imposible involucrarle en nada relacionado con el bebé. No obstante, insiste en que no hay que alarmarse por el primer síntoma, “porque el sentimiento de celos les ayuda a crecer y no es malo que lo expresen. De esta forma los padres saben lo que sienten y eso les facilita el ayudarles. Es una etapa más de la vida y deben entender lo que les está pasando pero sin dejar que abusen de la situación”.

Respecto a cuál es la duración normal de los celos, los expertos no se atreven a poner plazos concretos porque depende mucho del entorno del menor, de la sensación de seguridad que tenga y del proceso evolutivo, entre otras cosas. Algunos estudios incluso indican que la calidad de la relación de pareja de los tutores también influye en la relación entre los hermanos. A juicio de Yubero, se trata de un problema de seguridad afectiva y en la medida en que esa seguridad sea mayor, el problema se resolverá antes. No obstante, el plazo de un año se considera relativamente normal y aceptable para superar los celos.

El plazo de un año se considera relativamente normal y aceptable para superar los celos

Los celos no resueltos pueden tener consecuencias negativas a medio y largo plazo, como convertir al menor en un adulto muy celoso con problemas en sus relaciones personales por la desconfianza hacia las personas y el miedo a ser abandonado o perder el cariño de la gente. “Esto le crearía ansiedad y dependencia hacia la gente que le rodea, por lo que puede marcar su personalidad y hacerle demasiado posesivo”, indica Niso. Asimismo, podría convertirse en una persona excesivamente competitiva, incapaz de superar la frustración, y marcada por la rivalidad constante.

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