Científicos trabajan en 19 vacunas preventivas para intentar frenar el sida

Aún confían en lograr un preparado eficaz, tras el fracaso del primer ensayo clínico
Por EROSKI Consumer 3 de marzo de 2003

Pacientes y colectivos que luchan contra el sida todavía se lamentan por los decepcionantes resultados del primer ensayo clínico para evaluar la eficacia a gran escala de una potencial vacuna contra la enfermedad. De todos modos, los científicos recuerdan que es muy raro el éxito de un intento inicial en la investigación biomédica y recalcan que, pese a las enormes dificultades científicas, es posible lograr una vacuna preventiva.

La empresa californiana VaxGen reconoció la semana pasada que las pruebas practicadas con 5.100 varones homosexuales y 300 mujeres, en Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico y Holanda, no revelaron una significativa eficacia. Los responsables de esta vacuna apuntaron que sólo se observó una respuesta positiva en afroamericanos y asiáticos, aunque analistas independientes pusieron en duda días después esos datos estadísticos.

Pese a todo, la comunidad científica no pierde la esperanza porque actualmente hay 23 ensayos clínicos en marcha con 19 vacunas preventivas diferentes en América, Europa, Asia y África. La gran mayoría de esos preparados está en la fase preliminar de evaluación y todavía hay muchas dudas sobre su potencial real para atajar la pandemia. A corto plazo todas las miradas se dirigen a Tailandia, donde en 19 localidades se ensaya la vacuna de VaxGen en miles de toxicómanos.

En ese país del sureste asiático podrían obtenerse resultados distintos, porque allí se evalúa el nivel de protección de la vacuna frente a una vía de transmisión diferente del VIH, el uso de drogas inyectables en lugar de la sexual.

Adversario complicado

La Iniciativa Internacional para la Vacuna del Sida, una organización sin ánimo de lucro que impulsa desde el año 1996 la búsqueda de una vacuna preventiva, considera que el objetivo final es muy complicado, pero subraya que es urgente y además posible. Los científicos saben que el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un adversario muy complicado porque destruye precisamente las células que utiliza el sistema inmune para luchar contra las enfermedades infecciosas. Y por si fuera poco, el VIH tiene una extraordinaria capacidad para alterar su envoltura externa, lo que dificulta la habilidad natural de las células inmunitarias para reconocerlo y posteriormente destruirlo.

En la última Conferencia Mundial sobre el Sida, celebrada el pasado verano en Barcelona, los investigadores reconocieron que todavía hay muchos aspectos de la patogenia del VIH que se desconocen, pero al mismo tiempo recalcan que se sabe mucho más de esta enfermedad infecciosa que de otras muchas que sí cuentan con vacunas.

Las pistas para seguir avanzando en el diseño de potenciales vacunas son variopintas. Por una parte, gracias al estudio de individuos que no han desarrollado el sida más de diez años después de haber resultado infectados, ya se sabe que el sistema inmune tendría cierta capacidad para controlar el virus, al menos temporalmente. Otra clave que suscita la posibilidad de derrotar al VIH surgió al localizar un grupo de prostitutas africanas que no han sido infectadas durante años, pese a realizar el acto sexual repetidamente sin utilizar preservativos. Este hallazgo impulsó el diseño de vacunas potenciales que intentan estimular el tipo de células inmunitarias que serían las causantes directas de la excepcional protección observada en esas mujeres. Otro motivo de esperanza procede de la experimentación de vacunas en primates, donde se aprecia que la inmunización contra el virus es factible.

Copias sintéticas

Hasta ahora, todos los conocimientos recopilados se han trasladado al desarrollo de una vacuna con una estrategia muy similar a la empleada contra otras enfermedades infecciosas. Tradicionalmente, las vacunas inducen inmunidad frente a infecciones concretas al utilizar versiones inactivadas o debilitadas de los virus causantes. Con inoculaciones de esos preparados, el sistema inmunitario puede reconocer y luchar eficazmente contra los virus cuando estos atacan al organismo. En el caso del sida, el temor a utilizar fragmentos del propio virus condujo al diseño de preparados que sólo emplean pequeños fragmentos del VIH, generalmente copias sintéticas de varios de sus genes o proteínas que no están implicados directamente en la infección, aunque pueden propiciar la respuesta del sistema inmune.

El resultado de esta estrategia común se plasma de diferentes formas. Siete de las diecinueve vacunas preventivas en fase de ensayo consisten en fragmentos sueltos de ADN del VIH y cinco se basan en genes del virus, vehiculados a través de bacterias inactivadas o en otros virus debilitados (como el canarypox o el virus vaccinia). También hay nueve preparados potenciales cuyo elemento esencial es una proteína del VIH, como la GP120, o porciones de sus proteínas (péptidos).

El gran objetivo de los científicos es obtener una vacuna que genere anticuerpos para neutralizar la entrada del virus en las células y al mismo tiempo que induzca la proliferación de las células inmunitarias con capacidad para destruir al virus. Por ese motivo, en los últimos años están elaborándose nuevas estrategias de vacunas preventivas, que todavía tardarán tiempo en poder experimentarse en seres humanos.

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