El 80% de las amputaciones por congelación se pueden evitar con un tratamiento precoz y correcto

La Universidad de Cantabria acoge un curso sobre medicina en espacios naturales extremos
Por EROSKI Consumer 15 de agosto de 2002

Un tratamiento rápido y adecuado de las congelaciones de extremidades evita en un 80% las amputaciones por esta causa, según dijo ayer José Ramón Morandeira, especialista en Medicina de Urgencias en montaña, que participa en el curso «Wilderness Medicine. Medicina de los espacios naturales extremos», que se está celebrando esta semana dentro de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria en la localidad costera de Laredo.

Morandeira explicó que el tratamiento inicial de una congelación debe estar en manos del médico de atención primaria o, «in situ», de los especialistas en medicina de urgencias en montaña, y dejar a la cirugía únicamente las complicaciones. «Sólo el 12% de los casos de congelación de un miembro deriva en amputación y que, en todo caso, siempre va seguida de cirugía reconstructiva», apuntó este especialista.

Los deportes de alta montaña también provocan el llamado mal de las alturas, derivado de la menor presión de oxígeno que se produce a medida que aumenta la altitud y que va desde el mal agudo de montaña -caracterizado por cefalea, fatiga y vómitos- hasta las formas más graves de un edema pulmonar o cerebral.

Las medidas para prevenirlo son relativamente sencillas, según expuso en su ponencia José Manuel Díaz Peña, médico del Servicio de Urgencias del Hospital Valdecilla de Santander. «Lo que se debe hacer es parar en cuanto aparezcan los primeros síntomas e incluso descender si es necesario, beber abundantes líquidos para evitar la deshidratación y, a partir de los 3.000 metros, ascender muy despacio», comentó Díaz Peña.

Jon Armentia, asesor médico de la Federación Vasca de Montaña, ofreció por su parte unas directrices básicas para organizar un botiquín de expedición, del que lo más importante, asegura, es que sea «pequeño y versátil».

El botiquín debe contener, según Armentia, vendajes y suturas, analgésicos, antitérmicos y antibióticos, colirios y pomadas, todo ello para hacer frente a los problemas más habituales en la alta montaña: esguinces, luxaciones, fracturas, trastornos digestivos, bronquitis y neumonías.

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