El 95% de los casos de miopía ya pueden corregirse gracias al láser y la cirugía ocular

Los médicos destacan el elevado grado de fiabilidad de estas técnicas, aunque no descartan que se puedan producir complicaciones
Por EROSKI Consumer 20 de febrero de 2002

A pesar de la mirada seductora que muchos consideran que proporciona la miopía, la mayoría de los miopes preferiría dejar de serlo. Las actuales técnicas quirúrgicas permiten ya conseguirlo con resultados «de alto éxito». Los oculistas aseguran que más del 95% de los casos pueden corregirse «por completo» gracias al «elevado grado de fiabilidad y desarrollo» alcanzado por la técnica láser y la cirugía para la inserción de lentes en el interior de los ojos.

Las intervenciones, en cualquier caso, no están «libres de complicaciones». «Muchas veces, el éxito de un oftalmólogo está en decir a un paciente que no se opere», resume Luis Fernández Vega, director del reconocido Instituto Oftalmológico Fernández Vega, de Oviedo. El éxito de la cirugía depende, según los especialistas, de varios factores.

No sólo influyen las condiciones físicas del paciente, sino también otras circunstancias como la pericia del cirujano y la calidad de los equipos de la clínica escogida. «Los aparatos que hay, mejorados mucho en los tres últimos años, han llegado a ser de una fiabilidad muy alta y una grandísima precisión. El láser excimer es magnífico», resume Javier Ferro, oftalmólogo del hospital público de Txagorritxu, en Vitoria.

Las operaciones suelen indicarse a personas con, al menos, 20 años, una miopía estabilizada y una córnea en perfectas condiciones. Antes de cualquier intervención, los interesados deben someterse a un exhaustivo reconocimiento ocular para determinar la oportunidad de la intervención.

Exploración previa

La exploración previa permite detectar posibles lesiones en la retina y medir la tensión ocular, la dilatación de la pupila y el espesor de la córnea, que es la parte del ojo sobre la que trabajará el profesional. El catedrático Juan Antonio Durán de la Colina, oftalmólogo de la Unidad de Córnea y Cirugía Refractiva del Instituto Clínico Quirúrgico de Bilbao, asegura que un grosor corneal por debajo de las 500 micras entraña tales dificultades que desaconseja la intervención. «En el futuro podría deformarse y producir la vuelta de la miopía», explica.

«Para evitar frustraciones», es mejor saber con antelación que una operación permite quitarte las gafas o lentillas, pero nunca influye sobre la miopía. Siempre podrá reaparecer. «La cirugía -sentencia Durán de la Colina- corrige el defecto, no lo cura». Determinadas circunstancias de la vida pueden, de hecho, provocar su reaparición. Por ejemplo, un embarazo o leer con poca luz.

Otro aspecto, importante, que debe valorarse es que no siempre se consiguen los resultados apetecidos. «Un persona con cinco o seis dioptrías tiene más posibilidades de quedarse en cero que quien tenga doce y algo de astigmatismo. Cada caso es distinto y debe valorarse de manera individual», establece Javier Ferro.

Espesor corneal

Más del 90% de las personas que quieren perder de vista su miopía son candidatos a ser intervenidos con técnica láser. Los resultados son óptimos en el 95% de los casos y los oftalmólogos la recomiendan para miopías de hasta doce dioptrías. Consiste en un haz de rayos láser que, previamente programado, pule el espesor corneal. El ojo pierde así curvatura, se aplana. La intervención dura diez minutos y lo normal es que dos días después el paciente esté listo para ser intervenido en el segundo ojo.

La introducción de lentes oculares es una cirugía más complicada, pero que permite olvidarse de las gafas a quienes no pueden someterse al láser. Generalmente se indica para los mayores de 30 años. Los resultados suelen ser de muy alta calidad.

Si el paciente tiene más de 45, se opta por extraer el cristalino y colocar una lente en su lugar, que es lo que se hace a quienes se operan de cataratas. La recuperación oscila desde unas horas a un par de días y, en ocasiones, suele necesitarse una segunda intervención para efectuar retoques. Los precios rondan en torno a los 1.500 euros por ojo, en la técnica láser, que pueden elevarse hasta los 2.400 en los casos de lentes intraoculares. «El grado de satisfacción es muy alto. La gente comenta que es su dinero mejor gastado», resume Durán de la Colina.

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