El fiscal general de Nueva York, Eliot Spitzer, ha presentado una demanda contra la farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK) por ocultar información acerca de los efectos negativos de «Paxil», un popular antidepresivo para niños y adolescentes que se comercializa en España como «Seroxat», aunque su prescripción está prohibida para este segmento de la sociedad en los países comunitarios.
La demanda, presentada el miércoles ante el Tribunal Supremo de Manhattan, señala que Glaxo no dio cuenta a los médicos de que algunos estudios indican que «Paxil» podría llegar a resultar contraproducente e incitar al suicidio a los jóvenes. Además, la multinacional instó a los facultativos mediante campañas publicitarias a que prescribieran el fármaco. La empresa ha negado de plano las acusaciones y ha dicho que actuó de forma responsable. La fiscalía pide que el laboratorio devuelva todos los beneficios que ha obtenido diagnosticando «Paxil» a niños y adolescentes en Nueva York desde que comenzó a comercializarse.
Esta demanda supone una novedad en el mundo de las multinacionales farmacéuticas, que facturan al año 400.000 millones de dólares. Spitzer dijo que denuncias similares contra otras empresas del sector a cuenta del supuesto carácter nocivo de medicamentos antidepresivos para adolescentes están en estudio: «Este es un sector en el que estamos interesados, y creo que hay otros casos análogos ahí fuera», declaró al «New York Times». «La razón de la demanda es garantizar que se facilitará a los médicos información completa para que puedan tomar sus decisiones a la hora de prescribir un medicamento», añadió Spitzer. «Los datos que tenemos creemos que indican con claridad que GSK hizo una selección parcial de los resultados del medicamento y no ofreció a los médicos todos los datos de los que disponía», concluyó.
En un comunicado difundido inmediatamente después de que fuera presentada la demanda, con el ánimo de reducir el impacto sobre el prestigio de la marca y sus repercusiones en la Bolsa, que se hicieron sentir de inmediato, Glaxo indicó que actuó de forma responsable «tanto a la hora de realizar sus estudios clínicos en pacientes de pediatría, como a la de difundir los resultados de esos experimentos». Más de dos millones de recetas de «Paxil» fueron tramitadas para niños y adolescentes en EE.UU. durante 2002, y se estima que al menos 900.000 fueron para atender a jóvenes con trastornos emocionales.