El hallazgo de un equipo internacional de científicos podría ayudar a desarrollar nuevos agentes antibacterianos

Descubren un nuevo sistema de regulación que permite a las bacterias adaptarse a los cambios que se producen en su medio
Por EROSKI Consumer 19 de septiembre de 2009

Un nuevo sistema de regulación que permite a las bacterias adaptarse a los cambios que se producen en su medio ha sido identificado en un estudio internacional en el que han participado los españoles Felipe Cava, desde la Escuela de Medicina de Harvard, y Miguel Ángel de Pedro, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO). Se podría así abrir la vía al desarrollo de nuevos agentes antibacterianos y a la explotación biotecnológica de algunas especies, mantienen los autores del trabajo, que se publica en la revista «Science».

En la naturaleza existen dos formas distintas de aminoácidos, los D-aminoácidos y los L-aminoácidos, si bien la vida sobre la Tierra parece utilizar sólo esta última. Sin embargo, algunas bacterias producen determinados D-aminoácidos junto con los L-aminoácidos comunes para regular la construcción de sus paredes celulares, señalan estos investigadores, dirigidos por Matthew Waldor desde la Escuela de Medicina de Harvard en Boston (Estados Unidos).

Los científicos observaron que, en una situación de carencia nutricional, la bacteria «Vibrio choleare», la causante del cólera en los humanos, induce una vía hasta ahora desconocida que propicia la producción de D-aminoácidos, entre ellos de D-Metionina. Los investigadores pudieron comprobar que las bacterias producen D-aminoácidos para facilitar la producción de peptidoglicano, un polímero que es el principal componente de las paredes celulares bacterianas. Estos raros D-aminoácidos ayudan a determinar la composición, cantidad y fuerza exactas de los peptidoglicanos en su construcción de las paredes celulares y podrían ser una herramienta común empleada por las bacterias para ayudarlas a adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes.

«Un aspecto interesante es que este fenómeno no es exclusivo de una especie o un género de bacterias, sino que parece estar ampliamente difundido», explicó De Pedro, investigador del CBMSO. De esta forma, el proceso no se limita a la «V. choleare», sino que los investigadores también comprobaron que se producía en la bacteria «Bacillus subtilis».

Además, las bacterias podrían también utilizar el mecanismo para detectar la presencia de otras especies y responder ante ello. El sistema no sólo provoca cambios en la bacteria que lo activa, sino también en el resto de bacterias presentes, que articulan respuestas similares al detectar la producción de D-aminoácidos por parte de sus compañeras. «Un sistema con estas propiedades permite que toda una población de bacterias sincronice su respuesta ante un cambio en su medio desde el momento en que algunas de las bacterias que lo componen lo identifican y reaccionan ante una situación cambiante. El sistema es, por tanto, una especie de señal de alarma para el resto de compañeras», agregó De Pedro.

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