Endocrinos desmienten que la nueva insulina limite a uno el número de pinchazos

Aseguran que en pocos casos se reducirán las inyecciones, aunque aumentará la calidad de vida de los pacientes
Por EROSKI Consumer 1 de julio de 2003

Endocrinólogos consultados ayer aseguraron que las ventajas de la nueva insulina que comenzará a distribuirse en septiembre son sólo relativas. Así, afirmaron que la nueva hormona permitirá un control «óptimo» del nivel de azúcar en la sangre durante 24 horas, «aunque no limitará a una sola inyección al día la terapia contra la diabetes», precisó el profesor de Medicina y Farmacia Pedro Ramos.

La glargina, que así se llama el nuevo preparado, mejorará la calidad de vida de los afectados porque permitirá un mejor control glucémico durante la noche debido a su larga duración y a la ausencia de picos de insulina nocturnos. Como consecuencia, según señaló la endocrinóloga Sonia Gaztanbide, el riesgo de sufrir un episodio de hipoglucemia durante la noche será mucho menor que con la medicación actual.

El número de inyecciones diarias que deberán administrarse los afectados será, con todo, prácticamente igual al de ahora. El jefe del servicio de Endocrinología del hospital de vizcaíno de Cruces, José Antonio Vázquez, explicó que la mayoría de los diabéticos que necesitan pincharse requieren para su tratamiento el uso de dos tipos de insulinas. Unas, las llamadas basales o de larga duración, sirven para mantener estables los niveles de azúcar en la sangre durante un tiempo prolongado. A este grupo pertenece la glargina, que sustituirá a las actuales.

Su aplicación, sin embargo, no evitará tener que recurrir dos o tres veces al día al uso de otras insulinas, conocidas como rápidas o de acción corta. Estas últimas se emplean para evitar el riesgo de hiperglucemia (exceso de azúcar en la sangre) después de las comidas. El motivo de esta complicación añadida está en el origen mismo de la diabetes.

«Subidón» de azúcar

La enfermedad se debe a la incapacidad del páncreas para fabricar su propia insulina, una sustancia encargada de transformar los alimentos en energía. En condiciones normales, el páncreas la segrega constantemente, pero al comer, el organismo necesita un aporte de esta hormona mucho mayor.

En ese momento, la producción se acelera y lo que antes era una hilo de insulina se convierte ahora «en un chorro», indicó Gaztanbide. «Las inyecciones de acción rápida buscan evitar un subidón del azúcar en ese tiempo de crisis», agregó.

José Antonio Vázquez sostiene que la nueva insulina, a la que los hospitales recurren ya en situaciones extremas, sólo evitará, «como mucho», un pinchazo al día en «casos muy concretos». «Estamos ante un pequeño adelanto, pero no ante una revolución», resumió el especialista.

Para el doctor José Antonio Pinies, adjunto de Endocrinología del centro vizcaíno, de lo que se trata es de que la glucosa esté en niveles lo más cercanos a lo normal, sin caer en hipoglucemias. «Como insulina basal, la glargina será la mejor opción porque actuará como una marea. Será la estrella en ese combinado de insulinas lentas y rápidas», apuntó.

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