Infecciones respiratorias e insuficiencias cardiacas, principales riesgos para los mayores ante la bajada de las temperaturas

Las personas con problemas de tiroides, Alzheimer o con movilidad reducida son las que más pueden resentirse del frío
Por EROSKI Consumer 25 de enero de 2005

Los cambios de temperatura propician un cambio de gérmenes en el ambiente que pueden tener consecuencias nocivas para las personas mayores. Los especialistas señalan que los problemas principales que el frío intenso de estos días puede originar en las personas de edad avanzada son las infecciones respiratorias y las insuficiencias cardiacas. «Se trata de cuadros pseudogripales que ocurren aunque el paciente esté vacunado de la gripe. Los procesos catarrales o gripales pueden estar atenuados por la vacuna, pero si se complican con infecciones respiratorias bacterianas pueden producir en el paciente una entrada en insuficiencia cardiaca», explica Juanjo Calvo, médico geriatra en la Residencia Zorroaga de San Sebastián.

Son procesos que en su origen son leves y no tendrían mayores consecuencias, «pero en las personas mayores se pueden complicar porque su capacidad funcional respiratoria y cardiaca es reducida», explica Calvo. Las dificultades para expectorar, propias de las personas de mayor edad, agravan el proceso.

Entre las medidas preventivas a tomar, este experto recuerda que la vacuna antigripal es aconsejable para los mayores de 65 años, y destaca que la vacuna antineumocócica «se recomienda para las personas mayores que sufren polipatologías». Esta vacuna se administra cada cinco años y previene del germen que más neumonías produce, el neumococo. En todos los casos resulta recomendable conocer los síntomas. «Cuando se empieza con tos, fiebre y expectoración amarillenta o verdosa hay que consultar con el médico y poner tratamiento lo antes posible», agrega.

Reservas de energía

Los mecanismos de respuesta al frío de una persona mayor no difieren de los que posee un joven. Pero en el caso de los mayores, la capacidad de termorregulación y la respuesta al frío es más lenta, por lo que estas personas resultan más susceptibles a sus efectos. «Con el frío intenso, el organismo echa mano de sus reservas de energía. Respondemos con un encogimiento del cuerpo que busca preservar el calor, o con escalofríos y erizamientos del pelo que son contracciones que tienen la misma finalidad», indica el geriatra Enrique Arriola.

Especialmente en el caso de los mayores, la temperatura de la casa no debe bajar de 20 grados. Los problemas de hipotermia pueden producirse en las personas con movilidad reducida debido al Parkinson, fracturas o hemiplejias por trombosis cerebral. «Combatimos el frío moviéndonos y las personas que tienen que estar quietas deben extremar los cuidados», subraya Arriola. También pueden resentirse del frío las personas con problemas de tiroides, Alzheimer o ciertos grados de demencia donde no hay conciencia de la sensación de frío.

Daños que puede ocasionar el frío son los sabañones, lesiones en la piel que se aproximan a la congelación. «Las zonas más proclives a sufrir esta afección son las orejas, los dedos y la punta de la nariz», precisa Arriola. Ante el frío intenso, conviene llevar estas zonas tapadas.

Niños

Por lo que respecta a los niños, se recomienda evitar los cambios bruscos de temperatura. «Lo fundamental es que cuando hace mucho frío los niños no salgan a la calle, sobre todo en los primeros dos años», explica el pediatra Pedro Otegui. «Los cambios bruscos de temperatura llevan a que los niños cojan el típico resfriado. No se debe estar en casa a una temperatura demasiado elevada. Se debería estar a un máximo de 20 grados, porque a más temperatura la nariz se congestiona».

Los expertos también aconsejan cerrar la boca y taparse la cabeza, antiguas recomendaciones que mantienen su vigencia. «Cuando el niño grita y habla en la calle, recibe el aire frío por la garganta, baja la temperatura de la angina y la faringe y ello favorece la infección vírica», indica Otegui. Llevar la cabeza tapada es importante. «Cuando se enfría la cabeza y se enfrían los pies, los catarros llegan al poco».

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