Entrevista

María Brión, investigadora del Servicio Gallego de Salud en el Complejo Universitario de Santiago de Compostela

En un futuro cercano se podrán prevenir muchos de los casos de muerte súbita
Por Clara Bassi 9 de junio de 2009
Img maria brion1i
Imagen: CONSUMER EROSKI

Poco a poco los científicos se afanan en descifrar las claves genéticas de la muerte súbita. Actualmente, se conocen mejor en el caso de los adultos que en de los lactantes, aunque la investigación avanza en ambos frentes. Los nuevos hallazgos que se han efectuado en esta área van a contribuir a prevenir la muerte súbita, al menos en algunos casos, explica en esta entrevista María Brión, investigadora del Servicio Gallego de Salud (SERGAS) en el Complejo Universitario Hospitalario de Santiago de Compostela y de dos importantes estudios -“Genética molecular de la muerte súbita cardiaca” y “Estudio genético del síndrome de la muerte súbita del lactante”- a través de un grupo de investigación que reúne a científicos del mismo complejo hospitalario, de la Universidad de Santiago de Compostela y de la Fundación Pública Galega de Medicina Genómica.

¿Qué se sabe acerca de las causas de la muerte súbita?

Cada vez más. Hay algunos casos en los que la causa es genética cardiológica (nosotros trabajamos en la muerte súbita cardiaca) aunque varía dependiendo de los grupos de edad a que nos refiramos: menores de 35 años o mayores de 35 años.

¿Cuáles son, pues, las causas en mayores de 35 años?

Las enfermedades isquémicas. En menores de 35 años, la enfermedad isquémica es menos frecuente y, aunque el número de muertes también es menor, tiene un gran impacto en personas jóvenes y sanas en las que no se espera un suceso de este tipo. La causa mayoritaria de estas muertes antes de los 35 años suele ser genética, asociada a enfermedades como las miocardiopatías o los trastornos del ritmo cardiaco (arritmias).

¿Cuántos casos de muerte súbita se registran al año en la población española?

No hay un registro oficial al respecto. La causa de estos fallecimientos procede de los datos que refieren cardiólogos y forenses. En la literatura médica se estima que, en España, a partir de los 35 años, hay cerca de 40 casos por cada 100.000 individuos al año y, por debajo de los 35 años, es difícil de saberlo con exactitud, pero la cifra es inferior.

¿En qué consiste la investigación actual sobre la muerte súbita?

Nuestro grupo centra su estudio en dos tipos de muerte súbita: una, la que sucede en menores de 35 años y, la otra, la muerte súbita infantil; y en ambos casos sobre sus posibles causas genéticas cardiacas. La infantil es la que acontece antes del año de vida, y que se denomina síndrome de la muerte súbita del lactante, cuyas causas son más desconocidas aún que las de los adultos. La muerte súbita en el adulto joven suele estar relacionada con enfermedades como la miocardiopatía hipertrófica (un corazón grande con las paredes gruesas) y los trastornos del ritmo cardiaco genéticos, como el síndrome del QT largo, el síndrome de QT corto o el síndrome de Brugada.

La mayor parte de los casos, ¿se deben a la miocardiopatía hipertrófica?

Por la experiencia que tenemos, sí. Es, a la vez, una enfermedad primaria del tejido muscular del corazón junto a determinadas alteraciones genéticas en las proteínas del sarcómero (el aparato contráctil del corazón). Algunos de los genes relacionados con estas enfermedades se conocen y se sabe que pueden desencadenar síntomas como palpitaciones, síncopes e, incluso, la misma muerte súbita. Todo esto lo estudiamos a partir de los casos que nos envían tanto desde los institutos de medicina legal como de hospitales de España y de Europa.

¿En muestras humanas?

Las personas que sufren miocardiopatía hipertrófica deberían someterse a controles médicos periódicos y no practicar deporte de competición

Sí. Por un lado tenemos casos de personas que se mueren súbitamente; en los institutos de medicina legal, los forenses descubren, al practicar la autopsia, una miocardiopatía hipertrófica, que podía no haber sido diagnosticada en vida, y nos envían una muestra de la sangre del individuo o un trocito del tejido del corazón, ya que una pequeña muestra es suficiente para estudiar el ADN genómico que, en general, es el mismo en todas las partes de nuestro cuerpo. En otros casos de muerte súbita, cuando se practica la autopsia, los forenses no detectan ninguna anomalía estructural. Esos casos se pueden explicar por los trastornos del ritmo, como el síndrome de QT largo o el QT corto, por ejemplo, que tienen como una de sus características que no dan signos estructurales.

¿Con qué metodología estudian estas muestras?

Hacemos un cribado (screening) inicial para buscar las mutaciones, ya descritas en la literatura médica, con una tecnología de genotipado de alto rendimiento (MassARRAY). En el caso de que no aparezca una mutación conocida, realizamos una secuenciación de los genes.

¿En qué fase se encuentra este proyecto? ¿Ya tienen resultados?

Este trabajo es un proyecto de investigación financiado por el Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS), del Instituto de Salud Carlos III. Se empezó en el año 2006 y ya tenemos resultados de pacientes en los que hemos hallado la causa genética responsable del evento de la muerte súbita y estamos analizando las mutaciones genéticas de peor pronóstico para saber cuáles se asocian a la muerte súbita por miocardiopatía o alguna de las arritmias.

¿Van a buscar ahora nuevos genes, aparte de los ya conocidos?

Sí, aunque sólo en el nuevo proyecto de muerte súbita infantil.

¿En qué consistirá?

Se van a recoger datos de casos de muerte súbita en el lactante, gracias a la implicación de muchos centros españoles. De la muerte súbita infantil se sabe muy poco. Por este motivo, en lugar de buscar las mutaciones genéticas ya conocidas para la muerte súbita del adulto vamos a buscar nuevos genes con un estudio completo del genoma (“Genome wide scan”).

¿Nuevos genes?

Sí, pensamos que puede haber genes no descritos. Los asociados a los trastornos del ritmo sólo explican entre el 5% y el 10% de los casos de síndrome de muerte súbita del lactante. Los relacionados con la miocardiopatía hipertrófica en estos niños apenas se han estudiado, probablemente porque al hacer la autopsia en estos menores de un año todavía no ha dado tiempo a que desarrollen hipertrofia, un corazón con paredes muy gruesas.

¿Qué plazo hay para este segundo proyecto?

Un periodo de tres años. El primer año será de recogida de muestras en España y, tras realizar un estudio del genoma completo, si encontramos marcadores asociados a la muerte súbita intentaremos replicar el estudio en distintas poblaciones europeas. Queremos comprobar si los resultados se pueden rebatir en población europea.

¿Qué genes se han identificado hasta ahora relacionados con la muerte súbita?

En el caso de la muerte súbita del adulto se han identificado unos 30 genes asociados a la miocardiopatías, unos 12 al síndrome de QT largo, unos 6 relacionados con el síndrome de Brugada (algunos comunes a los del QT largo) y entre 3 y 4 con el síndrome de QT corto (también comunes a los del QT largo). En los niños también se ha asociado el síndrome de muerte súbita del lactante con el síndrome del QT largo y de Brugada, aunque menos con la miocardiopatía hipertrófica.

¿Cree, a raíz de los hallazgos que se están haciendo, que se podrá prevenir la muerte súbita?

Sí, aunque no en todos los casos, ya que este síndrome se desencadena por distintas patologías y es muy variable. A medida que lo conozcamos más y descubramos qué genes están implicados, podremos saber en qué casos se puede prevenir.

EL CONSEJO GENÉTICO, EN CASOS PUNTUALES
Img icd11
Imagen: Wikimedia

El consejo genético en la muerte súbita, es decir, aconsejar la adopción de ciertas medidas preventivas para personas con riesgo de morir por esta causa será posible, pero en casos puntuales, según María Brión. ¿Quiénes son los candidatos a recibirlo? En principio, los pacientes diagnosticados de alguna de las patologías citadas (miocardiopatía hipertrófica o algún trastorno arritmogénico) que registren alguna mutación de mal pronóstico, algún síntoma previo o que en el árbol genealógico de su familia cuenten con algún caso de muerte súbita. “Habría que estudiar cada caso en particular y tomar las decisiones oportunas en función de la información de la que dispongamos”, declara Brión.

Sería apropiado aplicar el consejo genético a personas que se encuentran en esta situación, e invitar a sus familiares a someterse a un estudio genético para buscar la presencia de una mutación que entrañe riesgo de muerte súbita. Si se les halla una de las mutaciones, descritas en la literatura médica como de mal pronóstico -como las que se localizan en el sarcómero o en los genes de los canales iónicos- tanto la persona afectada como sus familiares podrían seguir ciertas recomendaciones para reducir el riesgo de este fallecimiento repentino.

Una de esas medidas, tanto para las personas con miocardiopatía hipertrófica, como con arritmias, es que no practiquen deporte de competición y que se sometan a un control médico periódico. Además, si la mutación identificada en una persona es de muy mal pronóstico, y ya ha tenido un caso de muerte por esta causa en la familia o ha sufrido síncopes previos, los cardiólogos podrían valorar la implantación de un desfibrilador.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube