La revista «Cell Metabolism» se ha hecho eco de un estudio del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona que desvela cómo las células madre contribuyen al desarrollo de músculos más grandes en respuesta a un esfuerzo. Los resultados de este trabajo podrían conducir al desarrollo de tratamientos para aliviar o reparar la pérdida muscular que se produce en pacientes que sufren enfermedades como cáncer o sida, o en el proceso natural de envejecimiento.
Los músculos del esqueleto están formados por fibras individuales, que contienen numerosos núcleos con material genético. Un trabajo más intenso de los músculos lleva a que estos aumenten su masa e incorporen más núcleos, dos aspectos que deben mantenerse en equilibrio y que realizan las células madre. En el trabajo se descubrió que la citoquina denominada interleuquina 6 (IL-6) es un regulador esencial en el desarrollo de las fibras musculares. En los experimentos, los músculos de los ratones a los que se forzaba a realizar un mayor ejercicio mostraban mayores niveles de esta citoquina.
Los científicos españoles han mostrado que un aumento transitorio y local de una señal inflamatoria, la IL-6, es esencial para el crecimiento de las fibras musculares. Según explica Pura Muñoz Canoves, de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), los descubrimientos suponen el primer mecanismo claro de la incorporación de las células madre al músculo y la primera prueba que vincula una citoquina a este proceso.
Canoves añade que estos descubrimientos, a pesar de que suponen sólo el principio de una nueva línea de investigación, podrían abrir nuevas vías para las terapias de regeneración muscular.