La obsesión en el trabajo ya tiene nombre: sisifemia

La sisifemia es un trastorno laboral derivado del agotamiento psíquico y físico del trabajador autoexigente y perfeccionista obsesionado por cumplir unos objetivos inalcanzables
Por María Huidobro González 5 de octubre de 2023
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Imagen: energepic.com
Estrés laboral, ansiedad, síndrome de burnout o adicción al trabajo (workaholismo) son algunos de los términos que definen los problemas de salud mental asociados al trabajo que puede sufrir hoy en día un empleado por cuenta propia o ajena. A ellos se suma ahora “sisifemia”, un vocablo que describe otro trastorno laboral que afecta a personas muy obsesionadas con su trabajo y que se manifiesta con un agotamiento psíquico y físico que puede derivar en otras patologías. En las siguientes líneas te contamos en qué consiste, los síntomas y cómo prevenirlo.

¿Qué es la sisifemia?

La sisifemia es el padecimiento con agotamiento físico y mental del trabajador incansable que se ve “condenado” a la tarea de lograr alcanzar un objetivo inalcanzable —impuesto por su empresa o por sí mismo—, para volver a empezar cada día con la misma condena o frustración de no verse capaz, a pesar de estar haciendo lo máximo posible en su puesto.

Quienes tienen sisifemia son “personas ancladas en el perfeccionismo y, probablemente, ambiciosas en el trabajo, con ganas de crecer. Y se convierte en una obsesión, por lo que no desconectan, pues creen que podrían haber hecho más y que podrían haberlo hecho mejor”, explica Elena Daprá, psicóloga sanitaria experta en bienestar psicológico y técnico perito en riesgos laborales.

Por ello, los afectados hacen un esfuerzo heroico y alargan la jornada laboral con horas extra muchas veces no reconocidas —o porque se llevan el trabajo a casa—, con el fin de dar cumplimiento diario a esas labores inalcanzables que no pueden dejar pendientes y con la firme convicción de que al día siguiente ocurrirá lo mismo. “Sienten que tienen una conexión que va fuera de lo laboral con la empresa; una conexión extraña e insana”, aclara la también Vocal de sección Psicología del Trabajo, Organizaciones y Recursos humanos del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

¿Por qué se llama así?

Detrás de la sisifemia hay un componente personal, pero también “probablemente unos condicionantes y un contexto que lo propicia”, comenta Daprá. La competitividad, la sobrecarga de trabajo, la precariedad, la inestabilidad… en el mercado laboral tienen mucho que ver en este trastorno que surge de la autoexigencia y de la obsesión por querer desempeñar el trabajo a la perfección. Por lo tanto, no es nuevo, aunque su nomenclatura, tan extraña, sí.

El nombre de sisifemia lo acuñaron Araceli López y José Manuel Vicente, de la Cátedra Internacional de Medicina Evaluadora y Pericial de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), en un artículo publicado en 2022 en Prevencionar y titulado ‘La sisifemia o el cansancio mental del trabajador incansable, prevención de la disformia de productividad y su alto riesgo psicosocial’. Se fijaron en el mito griego de Sísifo, un personaje mitológico condenado por los dioses a subir una roca gigante cuesta arriba hasta lo alto de una piedra para después verla caer y tener que repetir el proceso una y otra vez infinitamente.

Perfil de persona con sisifemia

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Imagen: RDNE Stock project

Este año, en otro artículo, estos especialistas ahondaron más en los síntomas y afectados de este trastorno que hace que el trabajador comprometido se sienta atrapado en esta condena diaria, como si fuera la rueda del hámster, un bucle, sin diferenciar lo que “debe hacer” de lo que “puede hacer”.

Estas personas son muy exigentes consigo mismas, obsesionadas con la perfección, meticulosas, de éxito profesional, con alto sentido de la responsabilidad, cumplidoras, implicadas con el trabajo… Incluso “ambiciosas, que quieren alcanzar un puesto determinado”, añade Elena Daprá, quien considera que también pueden ser “personas cuya autoestima esté basada en lo externo y cuya confianza en sí mismas esté basada en su hacer laboral”.  

🔴 ¿Qué profesionales son los más afectados?

Quienes tienen más posibilidades de sufrir sisifemia son personas que desarrollan profesiones muy vocacionales, “pues uno mismo se exige mucho y juega un papel importante la parte emocional”, asegura Daprá: médicos, intervención social… También es común en becarios, autónomos y freelance, además de personas que realizan teletrabajo.

Por sectores, destacan los profesionales que llevan a cabo actividades financieras, de consultoría, auditoras, periodistas, abogados, comerciales, investigadores, informáticos…

Síntomas de la sisifemia

➡️ Cansancio mental progresivo

La persona con sisifemia se encuentra agotada mentalmente. Esto se traduce en disminución de su capacidad de prestar atención y concentración, fallos de memoria, embotamiento y reducción de la capacidad de enjuiciamiento rápido. También supone una progresiva pérdida de rendimiento y un sentimiento de incapacidad para resolver la tarea de cada día.

➡️ Aislamiento social

Tanta dedicación laboral puede llevar al aislamiento social. Pueden darse cambios en el comportamiento, como pérdida de interés en las actividades de ocio, el deporte o las relaciones personales.

➡️ Trastornos psicológicos

Si eso se mantiene en el tiempo, pueden aparecer cuadros de ansiedad, depresivos, de angustia y trastornos del sueño (cuesta conciliar el sueño, te despiertas pensando en el trabajo…). “Si no se trata, aparecen estos síntomas, que son muy incómodos para la persona. De hecho, en consulta nos encontramos con este problema cuando ya está muy avanzado”, reconoce la psicóloga.

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Imagen: Tima Miroshnichenko

➡️ Dolencias físicas relacionadas

Además de agotamiento físico, la sisifemia puede provocar desde dolor de cabeza y dolor de espalda, hasta arritmias, hipertensión y problemas en la piel, e incluso cuadros de infarto, obesidad o diabetes.

¿Cómo detectar a una persona con sisifemia?

La experta consultada da las siguientes pistas para identificar a un trabajador con sisifemia:

  • A pesar de que esté en un fin de semana o de vacaciones, no desconecta del trabajo.
  • Esta rumiación diaria (pensamientos obsesivos) acerca del trabajo (cosas que no ha hecho, que podrían estar mejor) se presenta cuando va a dormir, en periodos de descanso…
  • Se preocupa en exceso cada día por cualquier cosa que tenga que ver con el trabajo, siempre que no sea una amenaza real.

Diferencias entre sisifemia y burnout

La sisifemia puede confundirse con el síndrome de burnout (síndrome de desgaste profesional o de estar quemado) o la adicción al trabajo. Pero son distintos. Y, de hecho, las personas workaholic (adictas al trabajo) pueden sufrir sisifemia. “La diferencia es la obsesión. El burnout lleva un recorrido de tiempo y la adicción al trabajo tiene otros componentes psicopatológicos diferentes”, asegura Elena Daprá.

Estas son las diferencias más destacadas entre sisifemia y burnout:

SisifemiaBournout
CausaObjetivos inalcanzables, largas jornadas laborales Estrés crónico, no sentirse reconocido
LatenciaCorto: aparece en jóvenes o en personas en etapa de formación o de reciente incorporación Largo: aparece tras una larga carrera profesional
Síntomas Ansiedad, angustia, obsesión por el trabajo Desmotivación, agotamiento emocional
Tipo de trabajador Empleados con alto nivel de exigencia y perfeccionismo Profesionales con experiencia desmotivados y quemados

Cómo prevenir y tratar la sisifemia

El empleado incapaz de superar esta situación puede que acabe abandonando el trabajo. Por eso es importante la prevención:

  • Por parte de las empresas. “Desde ellas hay una clara responsabilidad, por lo que deberían hacer cursos de formación para prevenir el estrés, no de gestión del estrés. Así el trabajador dispone de herramientas, técnicas y estrategias para poder ponerlas en práctica y no tener que llegar a consulta”, propone la psicóloga.
  • Por parte del trabajador. Ante los síntomas de alerta comentados, es necesario un cambio de hábitos: cumplir horarios, poner límites al trabajo, hacer deporte, realizar actividades de ocio, mindfulness, meditación… Y si no resulta, buscar ayuda profesional. “Hay que tratar la parte cognitiva, afectiva y comportamental. La más usual es la cognitivo-conductual, que funciona muy bien”, concluye Daprá.
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