La clonación de una mula abre una nueva vía para investigar algunos tipos de cáncer

"Idaho Gem" es el nombre del primer clon de un miembro de la familia de los equinos
Por EROSKI Consumer 30 de mayo de 2003

Investigadores estadounidenses anunciaron ayer el nacimiento de la primera mula clónica. «Idaho Gem» (La joya de Idaho) no sólo es el primer clon de un miembro de la familia del caballo, sino que además el proceso que desembocó en su nacimiento el 4 de mayo -tras 346 días de gestación-, puede arrojar luz sobre las causas de algunos tipos de cáncer en el ser humano, según el equipo de científicos de las universidades de Idaho y Utah, dirigido por Gordon Woods, responsable del proyecto.

El potrillo es también el primer clon de un híbrido. Una mula es fruto del cruce de un burro (62 cromosomas) y una yegua (64 cromosomas), que produce un animal de 63 cromosomas que es estéril, con muy raras excepciones. «Idaho Gem», que pesó 49 kilos, es gemelo de un campeón de carreras propiedad de Don Jacklin, un hombre de negocios entusiasta de las mulas.

El ADN del recién nacido procede de un cultivo de células fetales creado en 1998 en la Universidad de Idaho. Los investigadores lo han clonado mediante la denominada transferencia nuclear, método que consiste en tomar un óvulo -en este caso, de caballo-, extraerle la información genética, insertar en su lugar la de un donante -en este caso, una mula- y activar el óvulo para que se desarrolle como si hubiera sido fecundado. El resultado: un clon del donante.

Woods y sus colaboradores empezaron a trabajar en la clonación de la mula hace cinco años y, durante los tres primeros, todo fueron fracasos. Entre 1998 y 2000, manipularon 134 embriones y de los implantados sólo dos se plasmaron en embarazos, que se malograron pasadas cuatro semanas. No era sorprendente. Los caballos suponen todo un reto para los expertos en reproducción animal asistida: de los miles de intentos hechos en todo el mundo, sólo dos potros han nacido hasta ahora por fertilización in vitro. Hace dos años, los investigadores se centraron en los niveles de calcio existentes en el fluido que rodea los óvulos durante el proceso de clonación. Lo incrementaron y el resultado fue el primer latido cardiaco fetal.

De los 84 implantes de 2001, cinco llevaron a aparentes embarazos. «Los resultados fueron impresionantes e inmediatos», dice Woods. El año pasado, tras volver a ajustar los niveles de calcio en el fluido intercelular, salieron adelante 14 embarazos de 113 intentos, ocho de los cuales llegaron a las 40 semanas. «Idaho Gem» tiene otros dos gemelos todavía en gestación.

Nuevo modelo

Woods mantiene que el avance, además de beneficiar a la industria equina, proporciona un nuevo modelo animal para el estudio del cáncer. «La tasa de mortalidad para caballos con cáncer metastásico es del 8% para todos los cánceres y del 0% para el de próstata. En los humanos, es aproximadamente del 24% para todos los cánceres y del 13% al 14% para el de próstata», dice. La clave, a su juicio, está en la relación entre el calcio presente dentro y entre las células.

Los equinos tienen una cantidad menor de calcio intracelular que los seres humanos y un metabolismo más lento. Esa lentitud sería, para Woods, la razón por la que los experimentos in vitro no dan resultados y los caballos tienen una mortalidad por cáncer tan baja. Se sabe, por ejemplo, que la presencia del calcio es mucho mayor en los seres humanos con metástasis. «Existen asombrosas similitudes entre la metástasis del cáncer y la división embrionaria», afirma Woods. Su equipo ha identificado un supresor del calcio intracelular, cuya ausencia creen que está en el origen de algunos cánceres.

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