La leishmaniasis encuentra las condiciones idóneas para extenderse por Afganistán

La enfermedad, causada por un parásito y trasmitida por un insecto, puede ocasionar graves cicatrices
Por EROSKI Consumer 8 de mayo de 2007

Décadas de guerra y tensión civil han creado en Afganistán las condiciones idóneas para la reaparición de la leishmaniasis, enfermedad que afecta a miles de personas en el país asiático. Causada por un parásito y transmitida a través de la picadura del flebótomo (un pequeño insecto), esta enfermedad puede ocasionar graves cicatrices, a menudo en el rostro. La leishmaniasis, que reapareció en 2002 con unos 100.000 casos tan sólo en la capital, Kabul, no es una prioridad para el Gobierno ni la ayuda humanitaria, que tratan de frenar las impactantes cifras de mortalidad infantil, tuberculosis, malaria y traumas. Si bien la forma más común de la enfermedad no es fatal, provoca consecuencias de gran calado. Así, las víctimas con cicatrices en el rostro se ven estigmatizadas, los niños son excluidos en la escuela y las niñas a menudo no pueden encontrar marido.

Algunas tropas extranjeras en Irak y Afganistán han sufrido además la picadura del flebótomo y han desarrollado la enfermedad. La OTAN vio en torno a 150 casos en Afganistán en 2005 y unos 12 el año pasado, según un portavoz de la organización. Los campamentos de la OTAN han sido protegidos para intentar detener a estos insectos y a los soldados se les dan algunos consejos para prevenirla, como que se cubran con las sábanas, empleen repelente contra los insectos y se mantengan vigilantes en busca de picaduras.

Sin embargo, los habitantes pobres del país son los más vulnerables a la enfermedad. Los expertos en salud pública indican que Kabul, maltratada e ignorada durante años, sufre el peor brote de leishmaniasis del mundo. «Está fuera de control, totalmente fuera de control», señaló Reto Steiner, un médico del servicio médico alemán que ayuda a llevar la clínica de Kabul. «No lo podremos controlar hasta que los servicios sanitarios no se hayan recuperado», añadió.

Los insectos que transmiten el parásito de la leishmaniasis viajan a través de animales, como perros y jerbos (un roedor del tamaño de una rata), así como de los humanos. Aunque no vuelan bien, los insectos infestan las grietas y hendiduras de las casas, de donde salen para morder las partes expuestas del cuerpo (narices, barbillas, mejillas y manos) mientras la gente duerme.

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