La secuenciación del genoma de la rata común abre el camino a la curación de graves enfermedades

Casi todos los genes involucrados en enfermedades humanas están presentes en este roedor
Por EROSKI Consumer 1 de abril de 2004

Un consorcio internacional de científicos publica hoy en la revista «Nature» un borrador del 90% del genoma de la rata, un avance que los biólogos consideran clave en la lucha contra graves enfermedades y para entender la evolución de nuestra especie. La rata común (Rattus norvegicus) es el tercer mamífero cuyo «libro de la vida» se ha descifrado, después del hombre y el ratón.

Reserva de más de 70 enfermedades infecciosas, la mala imagen de la rata comenzó a cambiar en el siglo XIX, cuando se empezó a trabajar con ella en los laboratorios, aunque durante el siglo XX fue desbancada por el ratón, más pequeño y fácil de criar. Aún así, la rata se emplea en la actualidad para probar medicamentos e investigaciones en cirugía, trasplantes, desórdenes psiquiátricos, enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, etcétera.

Los genes -las unidades de la herencia biológica- están repartidos entre los cromosomas, hilos de ADN comprimido con forma de escalera retorcida que se encuentran en el núcleo de las células. Cada uno de los peldaños de esas escaleras está compuesto por la combinación de dos de cuatro tipos de bases de nucleótidos, conocidos como A, C, G y T.

Esas bases o «letras químicas» codifican los genes. El genoma de la rata está compuesto por unos 2.750 millones de peldaños -de pares de «letras químicas»- y contiene entre 25.000 y 30.000 genes, casi los mismos que el ser humano, cuyo ADN tiene 3.000 millones de peldaños.

Los biólogos calculan que el último ancestro común del hombre, la rata y el ratón vivió hace 75 millones de años, en plena era de los dinosaurios. A pesar de ello, prácticamente todos los genes involucrados en enfermedades humanas están presentes en la rata común, lo que permite usarla como modelo animal para la investigación médica.

Extraordinario olfato

Un 10% de los genes de la rata están presentes en el ratón, pero no en el hombre: se trata de los que explicarían el extraordinario sentido del olfato de los roedores, así como su capacidad para eliminar toxinas. «Podría ser bastante más difícil de lo que creíamos usar la toxicidad de medicamentos en ratas como ejemplo de su efecto en humanos», explicó el genetista Kerstin Lindblad-Toh, del Instituto Brod de Massachusetts (EE.UU.).

«La secuenciación del genoma de la rata es otro avance clave en nuestro esfuerzo por conocer el genoma humano», destacó ayer Francis Collins, director del Instituto Nacional para la Investigación del Genoma Humano.

El uso de ratas o ratones en la investigación biomédica se basará a partir de ahora únicamente en criterios biológicos, recurriendo al mejor modelo animal para cada caso.

Los investigadores han comprobado que la rata evoluciona tres veces más rápido que el ser humano, lo que supone que se adapta con mayor rapidez a un nuevo entorno.

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