Las células madre obtenidas de la grasa podrían reparar los ojos dañados por traumatismos, quemaduras o infecciones y convertirse en una alternativa eficaz al trasplante de córnea de cadáver, según expertos del Instituto Oftalmológico de Alicante.
El equipo del profesor Jorge Alió, en colaboración con el Hospital La Paz de Madrid, utilizó grasa sobrante de liposucciones para obtener células madre que pudieran reparar la córnea, la principal lente del ojo. Una vez aisladas y purificadas, las células derivadas de tejido adiposo se cultivaron y expandieron en el laboratorio para obtener el concentrado celular necesario.
Después se hizo una incisión con láser, similar a la que se realiza en la cirugía de la miopía para llegar al estroma, una de las capas de la córnea. Ahí se colocaron las células madre a la espera de que adquirieran características específicas del entorno y pudieran reparar la córnea. El experimento, que se realizó con conejos, constató que las células humanas trasplantadas se transformaban en células corneales (queratocitos). Además, no hubo rechazo alguno. El nuevo tejido mantenía una transparencia funcional, característica necesaria para recuperar la visión.
Los resultados de este experimento, publicados en la revista científica «Stem Cells», abren la puerta a nuevos tratamientos contra las dolencias de la córnea. Pero lo más importante es que el novedoso procedimiento elimina el problema de la falta de donaciones y el riesgo de rechazo del organismo. Además, el trasplante de córnea de cadáver obliga a tomar fármacos inmunosupresores para combatir el rechazo del sistema inmune.
Prótesis
Para aplicar este hallazgo en humanos, los oftalmólogos buscan otras fórmulas que permitan a las células de la grasa transformarse en células corneales en el laboratorio. «De esa forma, se evitaría la agresión con láser y se controlaría mejor el proceso de diferenciación de las células», explicó Silvia Pastor, responsable del laboratorio de cultivos celulares.
Las nuevas células se colocarían en un material biocompatible para obtener una prótesis fabricada a partir de células del propio paciente. Esas prótesis serían útiles cuando fracasaran los trasplantes clásicos de córnea. Esta terapia también serviría para tratar úlceras superficiales y el queratocono, un trastorno que deforma la córnea.