Los alemanes son los europeos que más duermen la siesta

Los especialistas coinciden en que la siesta, bien echada, es muy beneficiosa para el organismo
Por EROSKI Consumer 13 de agosto de 2002

Los europeos que más duermen la siesta no son españoles, ni portugueses, sino alemanes. Incluso los ingleses se echan más cabezaditas después de comer que sus vecinos del sur de Europa. Los expertos dudan. «No me cuadra mucho, porque donde la costumbre está más extendida es en los lugares donde más calor hace. Por eso en Málaga se estila más que en el País Vasco, pero… ¿en Alemania más que en España, Italia o Grecia…?», se pregunta Javier Zamacona, médico adjunto del servicio de Neurofisiología Clínica del hospital vizcaíno de Cruces.

Uno de los tópicos más castizos se ha venido abajo al conocerse los resultados de este trabajo, un amplio estudio comparativo sobre los problemas del sueño en Europa, promovido por la revista científica «Neurology». Según este trabajo, el 22% de los alemanes asegura que duerme la siesta al menos tres veces por semana.

Ahí se sitúan como líderes indiscutibles, muy por encima de los italianos, en segundo lugar con un 16%, y de los británicos, en la tercera plaza con un 15% de respuestas afirmativas. España y Portugal quedan relegados al cuarto y quinto puesto. Sólo el 9% de los españoles y un 8% de los portugueses aprovecha con tanta frecuencia el rato de después de la comida para reponer fuerzas.

Para los neurólogos, la siesta, si está bien echada, es muy buena para la salud. La defienden no sólo como una «necesidad biológica», sino por su contribución a la consecución de un mejor rendimiento en todas las actividades diarias. «Siempre que sea breve, de media hora o no más de 45 minutos, la siesta permite reponer fuerzas y adecuar el cuerpo al nuevo ritmo que necesita después de comer», explica Zamacona.

Narcolepsia

Estos datos sobre la siesta se han conocido a través de una amplia encuesta telefónica realizada entre 19.000 ciudadanos de los cinco países mencionados. El trabajo pretendía conocer la incidencia del síndrome de narcolepsia, que consiste en un ataque repentino e irresistible de sueño. «Quien lo padece se queda dormido sin tener la menor consciencia de que lo hace. Está hablando, conduciendo o haciendo cualquier cosa y, sin más, se queda dormido», explica Zamacona.

Esta extraña enfermedad afecta en Europa a unas 47 personas por cada 100.000 habitantes. En la Unidad del Sueño del hospital de Cruces ya se han tratado numerosos casos. Generalmente va acompañada de otros síntomas. Quienes la padecen tienen también episodios de cataplejia, se caen redondos al suelo a causa de un susto o de un simple chiste; y sufren alucinaciones, sueños nocturnos tan reales que parecen ciertos. En ocasiones, también presentan lo que se llama parálisis del despertar. «Están despiertos, pero no se pueden mover. Es una sensación muy desagradable porque uno siente que se va a morir o le va a pasar algo muy grave».

La narcolepsia no tiene cura, pero su tratamiento puede ayudar al paciente a ejercer un control casi total de la situación. El estudio de «Neurology» ha revelado asimismo que alemanes y británicos están acostumbrados a levantarse más temprano, pero duermen peor y sufren, por ello, más somnolencia que españoles y portugueses. «En dormir bien o mal hay también un componente psicológico, no sólo físico», establece el especialista.

Javier Zamacona aconseja dormir una media de siete u ocho horas, no acostarse más tarde de las once y levantarse sobre las siete. La mejor posición para descansar es girado, preferentemente sobre el lado derecho. Pero no hay nada definitivo. «Hay quien duerme diez horas o menos de siete y no es patológico. Y hay quien duerme boca arriba y le va muy bien».

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