Entrevista

Bonaventura Clotet, Unidad de VIH del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona)

Aunque el preservativo es crucial en la lucha contra el sida, se sigue rechazando su uso
Por Jordi Montaner 16 de diciembre de 2008
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Bonaventura Clotet se inició como investigador en 1981, estudiando la presencia de marcadores de enfermedad en el tejido conectivo. Sin embargo, su trayectoria quedó de inmediato asociada al sida. En la actualidad, forma parte del Grupo de Mutaciones de Resistencia a Fármacos de la International AIDS Society y es miembro del grupo asesor del Ministerio de Sanidad sobre sida. Este especialista en retrovirología ha publicado más de 350 artículos en revistas internacionales, es coeditor del “AIDS CYBERJOURNAL” y revisor de artículos de sida en las revistas “The Lancet”, “JID”, “AIDS”, “CID”, “Antiviral Therapy” y “HIV Medicine”, entre otras. Ha colaborado, asimismo, en el diseño y coordinación de estudios tan prestigiosos como SWATCH, HAVANNA, RETROGEN y TIBET.

En un principio los tratamientos sobre el sida buscaron salvar vidas, después, pagar una mínima factura de efectos secundarios. ¿Ahora, en qué fase está?

Se investiga la posibilidad de que combinaciones de antirretrovirales puedan actuar en los reservorios virales y erradicar el virus del organismo. Aunque los tratamientos disponibles contra el VIH consiguen reducir la carga viral hasta niveles prácticamente indetectables (lo que permite relegar la enfermedad de una fase aguda a otra crónica), si se abandona el tratamiento el virus prolifera de nuevo y se mantiene latente en los reservorios virales, los depósitos celulares en los que se almacena.

¿Se pretende actuar sobre estos depósitos?

Se está trabajando en el desarrollo de activadores celulares que muestren la presencia del virus en la superficie de las células latentes y, de este modo, eliminarlas selectivamente.

Lo apropiado sería comprobar qué le ocurre al VIH cuando administramos una combinación antiviral muy potente desde el inicio de la infección, antes de la afectación linfática y de la creación de los reservorios (algo que suele producirse en tan sólo dos semanas). Sin embargo, muy pocos pacientes sospechan de una infección por VIH en tan poco tiempo y acuden al médico… De hecho, lo ideal sería evitar que el VIH entrara en el organismo.

Parece una paradoja que, en pleno siglo XXI, una simple funda de látex lubricada consiga lo que un complicado algoritmo terapéutico de agentes no puede evitar.

“Cada año se infectan 4,3 millones de personas más y fallecen 3 millones de infectados”

Desde la investigación se avanza mucho, pero lamento constatar que desde la prevención se avanza mucho menos. El sida es una enfermedad contagiosa evitable que, hoy por hoy, no se puede curar. Lo último que hemos descubierto los investigadores es que empleando tres agentes distintos obtenemos una respuesta mejor que con uno o con dos. Siempre hemos sabido, en cambio, que utilizando preservativos se gana mucho más terreno en la lucha contra esta enfermedad y -he aquí la paradoja- la gente sigue desestimando su empleo sistemáticamente; por desconocimiento o por desidia.

El virus debe reírse de nosotros…

El sida sigue siendo un problema sanitario de primer orden. Según datos de ONUSIDA, habitan el planeta 40 millones de personas que viven con una infección por VIH, de las que 2,3 millones son niños menores de 15 años. Se estima, además, que cada año se infectan 4,3 millones de personas más y quedan con vida 3 millones de infectados menos. Nosotros somos, en este sentido, unos privilegiados. Disponemos de herramientas terapéuticas para controlar la enfermedad indefinidamente y no morir por su causa. No todos los países pueden decir lo mismo.

¿Qué hay de una vacuna?

Dar con una vacuna eficaz es más difícil de lo que parece. Primero, porque el virus puede mutar con gran facilidad; segundo, porque la eficacia de las vacunaciones tiene que ver con una alianza entre la vacuna y el sistema inmune (de defensa) del propio organismo. En el caso del sida, dicho sistema se halla inhabilitado.
Aun así, varios grupos de trabajo (también en España) desarrollan su labor con determinadas hipótesis y, de conseguir una vacuna eficaz en un porcentaje aceptable, podría estar disponible en cinco o diez años.

Controlado el sida, se habla de los peligros de coinfecciones graves por hepatitis o tuberculosis.

La coinfección es siempre un riesgo y, estadísticamente, la tuberculosis y la hepatitis nos han llevado de cabeza y han obligado a modificar los protocolos de control de estas enfermedades.

Entonces, ¿qué es lo que más le inquieta?

Me preocupa la coinfección por papilomavirus, relacionado con la progresión de carcinomas de células escamosas. El tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA) ha contribuido también a la disminución de la prevalencia de diversas enfermedades oportunistas, pero parece que tiene un impacto limitado en la aparición de lesiones relacionadas con el papilomavirus.

El riesgo de este virus se vincula al cáncer en mujeres. ¿Se aplica también a los pacientes seropositivos, incluso de género masculino?

En una población de riesgo como es la infectada por el VIH, el cribado rutinario de la infección por papilomavirus en cuello de útero, y también en pene, ano y cavidad oral, combinando la citología con técnicas moleculares, puede ayudar a evitar nuevos casos de cáncer. A la espera de que la vacuna muestre efectividad en la población seropositiva de VIH, el mejor tratamiento es un control periódico y la prevención de la infección.

Usted empezó a investigar el sida ya con la aparición de los primeros casos en España. ¿Qué lecciones ha aprendido en estos 20 años?

He aprendido a centrar los esfuerzos en aquellas formas del virus más difíciles de combatir, así como a estudiar de cerca las relaciones que el virus establece con el sistema inmune antes de cargárselo y, sobre todo, aprendo aún de determinadas personas seropositivas en los que el virus parece “ineficaz” a la hora de arruinar su inmunidad. Vale la pena conocer por qué y aplicar este conocimiento a la búsqueda de tratamientos.

ENSAYO DE UNA VACUNA
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Imagen: Brian Hoskins

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y los hospitales Gregorio Marañón de Madrid y Clínic de Barcelona colaboran en el desarrollo del primer ensayo clínico en fase I que se realiza en España de una vacuna preventiva contra el VIH. Según la Red de Ensayos sobre Vacunas de VIH, en todo el mundo se están desarrollando hasta 15 ensayos clínicos con modelos de vacuna.

Sin embargo, sólo un prototipo (basado en la proteína gp120 del VIH) ha sido capaz de completar la tercera y última fase de este tipo de ensayos, y lo ha hecho con resultados insatisfactorios. Pese a las dificultades y fracasos encontrados en el desarrollo de una vacuna contra el sida, los expertos no dan la guerra por perdida e insisten en la búsqueda de nuevos compuestos.

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