Mal olor de pies

Infecciones y sudoración excesiva crean un importante problema social a quien lo padece
Por EROSKI Consumer 14 de febrero de 2005

¡Te huelen los pies! Esta frase inocente y a menudo pronunciada en tono jocoso implica, en realidad, un importante trastorno provocado por infecciones y sudoración excesiva, que puede derivar en problemas de índole social y laboral para quien lo padece, en España una de cada cuatro personas. Y es que, aunque en un principio bastaría con mantener una correcta higiene y usar calzado transpirable, en casos extremos incluso puede ser necesaria una pequeña operación quirúrgica para interrumpir la emisión del sudor corporal. Preguntados por el mejor tratamiento, los podólogos abogan por acudir al especialista para establecer un diagnóstico adecuado y alertan del peligro de recurrir a remedios caseros cuando se desconocen las causas del mal olor.

Causas y consecuencias

Cada día, la piel se descama y libera una serie de bacterias que causan el mal olor de los pies. Se trata de una función habitual del cuerpo humano cuyas consecuencias, no obstante, pueden ser más graves de lo que parece. “El olor de pies no sólo es una sensación desagradable para las personas que rodean al que lo padece, sino que para la persona que lo sufre puede ser el motivo de frustración y la causa que lleve al paciente a la consulta del podólogo en busca de una solución”, explica Dionisio Martos, experto en Podología.

La excesiva sudoración de las extremidades o hiperhidrosis, producida por una sobre actividad del sistema nervioso simpático y que afecta a una de cada cuatro personas es, en la mayoría de los casos, la causa principal de este problema. Un trastorno frecuente pero que produce muchas molestias, ya que suele ir acompañado de una degradación de pequeños microorganismos, como los hongos, que también son causantes del mal olor y de numerosas infecciones.

En esta línea el mal olor de pies, también conocido como podobromhidrosis, puede considerarse una enfermedad de la piel, ya que, precisa Martos, “en un porcentaje altísimo, es originado por una colonización y crecimiento de gérmenes y debe ser considerado como una afectación infecciosa que requiere de tratamiento”. En concreto, la piel puede estar dañada por un germen o por varios gérmenes de distintas familias, como algunas bacterias y hongos, que en su metabolismo generan un gas causante directo del desagradable olor a pies.

En cuanto a las consecuencias, éstas pueden ser de:

  • Índole social: el paciente es consciente del fuerte olor que desprenden sus pies, “lo que limita, y en ocasiones mucho, sus relaciones sociales”.
  • Índole sanitaria: al ser una enfermedad causada por varios gérmenes, lo que se denomina infección polimicrobiana, en caso de no tratarse el problema, se puede acentuar y llegar a padecer alguna erosión en la piel que podría afectar a planos más profundos y originar ulceraciones de complicado tratamiento, sobre todo, en personas con diabetes.

Tratamiento y remedios caseros

Considerado algo “normal”, puesto que muchas personas son víctimas del mal olor de pies, es muy común que la gran mayoría no le dé importancia o se limite a lavar estas extremidades a diario. Una medida que, si bien es muy acertada, por sí sola no resuelve el problema. Es aquí cuando entran en juego los remedios caseros, ya que quien más quien menos conoce o ha leído trucos para este tipo de situaciones.

“Antes de intentar poner un remedio a cualquier enfermedad es fundamental conocer la causa, puesto que aunque es cierto que determinadas pautas de conducta pueden ser buenas para prevenir esta patología, cuando se ha instaurado el cuadro clínico lo mejor es acudir al podólogo, que es quien deberá inspeccionar y explorar los pies del paciente para poder identificar la causa”, advierte el doctor Martos. No es conveniente, por lo tanto, arriesgar la salud de nuestros pies con el remedio que nos han contado o que aparece en una revista determinada, generalmente no especializada, puesto que, en la mayoría de las ocasiones, el mal olor es secundario a una infección que debe ser tratada como tal, es decir, “con fármacos indicados a este fin y siguiendo las recomendaciones oportunas en cada caso”, agrega Martos.

Por su parte, en los casos de hiperhidrosis, cuando el sudor se produce a consecuencia de un estímulo emocional, existe la posibilidad de someterse a una pequeña intervención quirúrgica -sólo para casos realmente complicados-, que consiste en interrumpir la vía nerviosa simpática a nivel del tórax, regulador de la producción y emisión del sudor. “Aunque es una operación rápida y bastante sencilla de practicar, debe reservarse sólo para casos extremos y debe ser realizada por profesionales con mucha experiencia en este tipo de intervenciones”, asegura Mónica Rebullida, del Colegio de Podólogos de Madrid.

Higiene de los pies

Como principal parte afectada, los pies constituyen el punto del cuerpo humano más importante a mimar y, sobre todo, es la zona en la que se debe practicar una limpieza escrupulosa, que incluye también un secado a conciencia para eliminar cualquier humedad que dé lugar al desarrollo de bacterias. “Hay que cuidar los pies como las manos, la cara y el pelo”, concluye el presidente del Colegio de Podólogos de Valencia, José María Pe.

Así, respecto al lavado, lo fundamental es que éste sea diario y que esté acompañado de una exhaustiva inspección en busca de cualquier alteración: heridas, manchas en la piel, alteraciones de las uñas, etc. La manera más idónea de llevar a cabo esta limpieza e inspección es hacerlo durante la ducha o en algún recipiente diferente al bidé -ya que si existe infección por hongos o bacterias es fácil contagiarla a alguna zona íntima durante el aseo-.

Tampoco es conveniente mantener los pies “a remojo” durante un tiempo superior a cinco minutos para evitar la maceración de la piel y resulta muy importante utilizar un jabón con un pH ligeramente ácido para no alterar la producción de ácidos grasos protectores de la piel. “Tras el lavado -aconseja el doctor Martos-, es fundamental secar los pies minuciosamente, sobre todo entre los dedos, puesto que un exceso de humedad mantenida puede dañar la estructura de la piel y provocar maceración de la misma con el consiguiente riesgo de infección de la zona, y ser origen de tan desagradable cuadro clínico”.

Una vez secados, se recomienda utilizar una pequeña cantidad de talco podológico para depositar en los espacios interdigitales, aquellos que quedan entre los dedos, de manera que se evite la hipersudoración. Asimismo, existen desodorantes podológicos que se presentan también en formato en crema, preparada para utilizar entre los dedos y evitar la maceración y agrietamiento de la piel teniendo en cuenta, recuerda José María Pe, “que los desodorantes y las cremas disminuyen la sudoración pero no la eliminan del todo, ni tampoco el mal olor”.

Consejos

Aunque no es fácil acabar con ella definitivamente, la podobromhidrosis se puede regular si se ponen en práctica unos sencillos consejos y se aplica la constancia en cada uno de ellos. El objetivo de acabar con un olor que puede llegar a ser repugnante es posible siendo consciente de que, además del lavado, es importante:

  • Aplicar un talco podológico o un desodorante podológico en crema -con una ligerísima capa-, en loción o en spray.
  • Respecto al calzado, deben utilizarse materiales naturales que permitan la transpiración, fundamentalmente cuero y sobre todo en verano, y no se debe usar cada día el mismo par de zapatos. Además, es conveniente utilizar plantillas de carbono (a cambiar cada dos meses), que permiten que el pie respire, y deshacerse de zapatos que tengan algún tipo de mal olor. En el caso de que el calzado se moje, hay que limpiar y secar la piel de los zapatos, ya que en el tiempo produce mal olor.
  • Los calcetines y medias deben estar hechos con tejidos o materiales naturales y utilizar, especialmente en invierno, la lana y el algodón. En verano funciona mejor el uso del lino, el hilo o la seda en el caso de medias, mientras que conviene evitar el nylon por tratarse de un material sintético poco tolerable, poco transpirable y productor de irritación. Se recomienda cambiar todos los días de calcetines o medias.
  • Quienes practiquen algún deporte, deben poner especial énfasis en el cuidado de los pies y ser más escrupulosos con la limpieza posterior para conseguir que el pie esté seco. Asimismo, en el caso de utilizar posteriormente duchas o baños comunes hay que acceder a estos con chancletas para evitar el contagio de hongos y bacterias, lo que da lugar al denominado pie de atleta. “Practicar deporte es sano, si se siguen las reglas adecuadas”, apunta José María Pe.
  • También hay que inspeccionar los pies cada día para descubrir posible rojeces, manchas o cualquier presencia extraña, y se debe acudir a la consulta del podólogo si, pese a seguir estos consejos, el mal olor continúa siendo fuerte.

“A veces, seguir estos consejos es suficiente para que no se repita el problema”, concluye Mónica Rebullida.

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