Protector solar y antimosquitos: por qué no deben aplicarse juntos

En verano, utilizar protector solar y repelente de mosquitos es casi obligatorio. Pero aplicar ambos productos al mismo tiempo puede reducir su eficacia y provocar irritaciones en la piel
Por Sonia Recio 4 de julio de 2025
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El aumento de las temperaturas y de las actividades al aire libre en los meses veraniegos hace que el uso del protector solar y del repelente de insectos sea prácticamente indispensable. Sin embargo, aplicar estos productos de forma incorrecta puede comprometer tanto su eficacia como la salud de nuestra piel. ¿Qué aconsejan los expertos? Insisten en que hay que respetar un orden y en ningún caso recomiendan el empleo de productos que combinan ambas funciones en una sola fórmula. En las siguientes líneas verás el porqué.

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Protector solar y repelente: mejor por separado

Sol, calor, actividades al aire libre… y mosquitos. Durante el verano, protegerse tanto de los rayos solares como de las picaduras —en especial las del mosquito tigre, cada vez más habitual en entornos urbanos— es parte de la rutina diaria de muchas personas. Pero ojo: aplicar protector solar y repelente de insectos al mismo tiempo y sin criterio puede afectar tanto su efectividad como a la salud de nuestra piel.

La razón está en la química. Un estudio publicado en Journal of Toxicology and Environmental Health advierte que, al combinar DEET —el repelente más habitual— con filtros solares que contienen oxibenzona, la piel absorbe más cantidad de ambos compuestos. El resultado: el protector pierde hasta un 30 % de eficacia y aumenta el riesgo de efectos adversos, sobre todo en niños y personas con piel sensible. Los investigadores subrayan que el orden de aplicación y el tiempo de espera entre un producto y otro son factores clave para reducir estos riesgos.

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Imagen: iStock

Primero, el protector solar

El protector solar es la primera línea de defensa contra la radiación ultravioleta, responsable de quemaduras, envejecimiento prematuro y cáncer de piel. Para que funcione de verdad, es importante aplicarlo de manera correcta y en la cantidad adecuada; también deben formar parte de nuestra rutina diaria, incluso en días nublados o en invierno.

La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) aconseja usar un fotoprotector adecuado al tipo de piel y a la zona del cuerpo donde se aplicará, con un Factor de Protección Solar (SPF) igual o superior a 30. Debe aplicarse sobre la piel limpia y seca, al menos 30 minutos antes de exponerse al sol, cubriendo bien todas las áreas. No hay que olvidar los labios, que deben protegerse con un bálsamo específico.

La Comisión Europea recomienda poner unos 2 miligramos de protector solar por cada centímetro cuadrado de piel, lo que equivale, en un adulto de complexión media, a unas seis cucharadas de postre. El producto debe reaplicarse de forma uniforme cada dos horas, y siempre después de bañarse, sudar o secarse con la toalla, incluso si es resistente al agua.

Los bebés menores de seis meses no deben usar protectores solares, ya que su piel es muy sensible y los químicos pueden absorberse hasta el torrente sanguíneo. La mejor protección para ellos es evitar la exposición directa, cubrirlos con ropa adecuada, emplear gorros, sombrillas y mantenerlos siempre a la sombra.

protector solar niño
Imagen: Kindel Media

Después, el antimosquitos

Una vez aplicado el protector solar y tras esperar unos 20 minutos para que se absorba, es el momento de usar el repelente de insectos. A diferencia del fotoprotector, este producto está diseñado para ofrecer protección prolongada —de entre seis y ocho horas— según el principio activo y su concentración. Por ejemplo, los repelentes con DEET al 30 % protegen durante unas cinco horas, aunque algunas formulaciones que pueden llegar a doblar este tiempo.

Es fundamental no excederse en la cantidad aplicada. Más producto no significa más protección, sino mayor riesgo de irritación y absorción de sustancias potencialmente tóxicas, especialmente en menores, mujeres embarazadas y personas con la piel sensible. Se recomienda usar solo la cantidad necesaria para cubrir la piel expuesta, evitando zonas con heridas, cortes o irritación.

El repelente de mosquitos nunca debe aplicarse directamente en la cara; lo correcto es colocar el producto en las manos y distribuirlo con cuidado, evitando los ojos y la boca. En el caso de los niños, hay que extremar las precauciones: no debe aplicarse en sus manos para evitar ingestiones accidentales.

Al finalizar la exposición al aire libre, es fundamental lavar bien la piel con agua y jabón para eliminar cualquier residuo y minimizar el riesgo de reacciones adversas.

¿Son recomendables los productos que combinan protector solar y repelente?

Cada vez es más común encontrar en el mercado fórmulas “todo en uno” que prometen proteger del sol y de los mosquitos con una sola aplicación. Pero, pese a su aparente comodidad, dermatólogos y autoridades sanitarias alertan sobre los riesgos de mezclar dos productos con usos y necesidades tan diferentes.

La explicación es simple: el protector solar debe aplicarse varias veces al día para mantener su eficacia, mientras que el repelente está diseñado para proteger durante muchas más horas y no debe usarse con tanta frecuencia. Su combinación, lejos de simplificar, puede comprometer tanto la eficacia como la seguridad de ambos productos.

La Academia Americana de Pediatría, por ejemplo, desaconseja estos productos en niños. El pediatra y farmacólogo Stanley Tenenbein, de la Universidad de Manitoba (Canadá), plantea un dilema práctico: “Si tenemos una mezcla de productos en la que la estrategia para uno es usarlo con frecuencia y para el otro es usarlo con moderación, ¿cómo se supone que hay que aconsejar a los consumidores sobre su uso correcto?”. La recomendación es, por tanto, utilizar el protector solar y el repelente por separado.

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