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¿Qué normativa deben cumplir los protectores solares?
Los protectores solares no solo deben proteger tu piel del sol, sino que también están sujetos a una estricta normativa que garantiza su seguridad y eficacia. En la Unión Europea, estos productos se consideran cosméticos y están regulados por el Reglamento (CE) 1223/2009, que establece requisitos específicos sobre su composición, etiquetado y comercialización. En España, además, se aplica el Real Decreto 1599/1997, que añade criterios sobre el etiquetado y la publicidad.
La normativa prohíbe el uso de expresiones engañosas como “protección total”, “pantalla total” o “protege de todas las radiaciones”, ya que ningún producto puede ofrecer una protección absoluta. Asimismo, las etiquetas de los protectores solares deben ser claras, veraces, no inducir a error y estar respaldadas por evidencia científica.
Para garantizar que la información sobre la protección solar sea fiable y comparable, existen normas técnicas internacionales, como la ISO 24444 y la ISO 24443. Estas establecen los métodos estandarizados para medir el Factor de Protección Solar (FPS) y la eficacia frente a los rayos UVA, asegurando que los datos en los envases respondan a criterios científicos rigurosos.

¿Qué información debe aparecer en la etiqueta de un protector solar?
La etiqueta de un protector solar no es solo un elemento visual, sino que está regulada por ley y debe proporcionar información clara, legible y comprensible para el consumidor. Entre los datos obligatorios que deben figurar en el envase se incluyen los siguientes:
- Nombre y denominación comercial del producto.
- Funciones cosméticas: descripción de sus propiedades y usos; por ejemplo, “protección solar facial” o “leche solar corporal”.
- Modo de uso y advertencias: instrucciones, precauciones y recomendaciones para una aplicación segura y eficaz.
- Indicaciones de protección solar: Factor de Protección Solar (FPS o SPF), su categoría (baja, media, alta o muy alta) y protección frente a rayos UVA, normalmente representada por el símbolo “UVA” dentro de un círculo.
- Lista de ingredientes ordenados de mayor a menor concentración. La normativa exige que la lista sea completa, aunque se pueden omitir ingredientes presentes en menos del 1 % en ciertos casos.
- Cantidad nominal: contenido neto en peso o volumen.
- Nombre y dirección de la empresa responsable de la fabricación, distribución o importación.
- Fecha de caducidad o período tras apertura (PAO): si la duración es inferior a 30 meses, debe indicarse la fecha de caducidad. En caso contrario, debe mostrar el símbolo de tarrito abierto con el número de meses que dura tras su apertura.
- Número de lote para asegurar la trazabilidad.
La Recomendación de la Comisión Europea 2006/647/CE y guías de organismos como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) aconsejan incluir pictogramas o ilustraciones que faciliten el uso adecuado del protector solar, como “evitar la exposición en las horas centrales del día”, “no exponer directamente al sol a bebés o niños pequeños” o “utilizar sombreros, gafas y ropa protectora”.
Factor de Protección Solar: la barrera frente a los rayos ultravioletas
Uno de los aspectos clave en la etiqueta de cualquier protector solar es su nivel de protección frente a la radiación ultravioleta (UV), expresado mediante el Factor de Protección Solar (FPS o SPF). Este valor orienta al consumidor sobre la capacidad del producto para proteger la piel de las quemaduras solares y otros daños causados por los rayos UVB.
El FPS que aparece en el envase no es un dato arbitrario: se obtiene sometiendo al producto a ensayos estandarizados internacionales, como el “International Sun Protection Factor Test Method” (2006) o métodos in vitro equivalentes reconocidos. Según la Recomendación de la CE, los protectores solares se clasifican en cuatro categorías según su FPS:
- Baja: Factores de Protección solar (FPS) entre 6 y 14,9.
- Media: FPS entre 15 y 29,9.
- Alta: FPS entre 30 y 59,9.
- Muy alta: FPS igual o superior a 60.

La protección UVA: el escudo invisible contra el envejecimiento
A la hora de proteger la piel del sol, no basta con fijarse únicamente en el Factor de Protección Solar, que se refiere a los rayos UVB. También es vital asegurarse de que el producto ofrece protección contra los rayos UVA, responsables del envejecimiento prematuro, las manchas y el daño celular profundo a largo plazo.
En las etiquetas, la protección UVA puede identificarse de dos formas:
- Símbolo “UVA” dentro de un círculo. Garantiza que el producto cumple con la normativa europea, ofreciendo una protección UVA equivalente a al menos un tercio del FPS indicado.
- Escala PA (PA+, PA++, PA+++, PA++++). Común en cosmética asiática, esta clasificación muestra niveles crecientes de protección frente a los rayos UVA.
Filtro solar: no todos son iguales
El filtro solar es el principio activo responsable de proteger la piel frente a la radiación ultravioleta del sol. Sin embargo, no todos funcionan de igual manera ni garantizan el mismo nivel de eficacia. Por ello, resulta fundamental conocer el tipo de filtro que contiene el producto y asegurarse de que se adapta a las necesidades específicas de cada piel.
Los filtros solares pueden ser:
- Químicos (orgánicos). Absorben la radiación ultravioleta y la transforman en calor inofensivo para la piel. Son ligeros y estéticos, pero algunas personas con piel sensible pueden reaccionar a ciertos ingredientes.
- Físicos o minerales (inorgánicos). Forman una barrera sobre la piel que refleja y dispersa la radiación UV, generalmente a base de óxido de zinc o dióxido de titanio. Son idóneos para pieles sensibles o para menores, ya que no penetran en la piel, aunque pueden dejar una película blanca visible.
- Mixtos. Combinan filtros químicos y físicos para lograr un equilibrio entre eficacia, cosmética agradable y buena tolerancia.

Resistencia al agua: ¿qué significa realmente?
La resistencia al agua en los protectores solares significa que el producto mantiene su capacidad protectora tras un tiempo determinado de inmersión o sudoración, de acuerdo con ensayos estandarizados exigidos por la normativa europea y otras agencias reguladoras. Estos tiempos se verifican mediante pruebas de laboratorio que simulan distintas situaciones de uso.
- Resistente al agua (Water Resistant). El producto mantiene al menos el 50 % de su capacidad protectora tras 40 minutos de inmersión o sudoración.
- Muy resistente al agua (Very Water Resistant). El protector conserva ese nivel de eficacia durante 80 minutos.
Hay que tener en cuenta que la expresión “resistente al agua” no equivale a una protección total e indefinida. La eficacia disminuye con el contacto prolongado con el agua y la fricción, por lo que es fundamental volver a aplicar el producto después de nadar, sudar intensamente o secarse con la toalla.
Un protector solar para cada tipo de piel
Elegir el protector solar adecuado según el tipo de piel es clave para garantizar una protección efectiva y evitar molestias como tirantez, brillos, brotes de acné o irritaciones. Estas son algunas de las recomendaciones para tener en cuenta:
- Piel seca. Opta por texturas cremosas y fórmulas ricas en ingredientes hidratantes como ácido hialurónico, glicerina, ceramidas o aceites vegetales.
- Piel grasa o con tendencia al acné. Elige productos ligeros, libres de aceites (oil-free), con acabado mate y no comedogénicos (que no obstruyen los poros). Ingredientes como sílice, zinc o ácido salicílico ayudan a controlar el exceso de sebo.
- Piel mixta. Escoge productos de texturas fluidas o geles ligeros, preferentemente libres de aceites.
- Piel sensible. Selecciona productos hipoalergénicos, sin perfume ni alcohol, y con filtros físicos o minerales como óxido de zinc o dióxido de titanio, que minimizan el riesgo de reacciones adversas.


