Según la sentencia dictada por el Tribunal de Gran Instancia de Ales (sur de Francia), el Instituto Pasteur y el Organismo Nacional de Indemnización de Accidentes Médicos (ONIAM) tendrán que indemnizar con más de 370.000 euros a la familia de una persona fallecida por la enfermedad de Creutzfeld-Jacob que recibió un tratamiento con hormonas de crecimiento contaminadas.
Los hechos juzgados se remontan a los años 80 cuando miles de niños fueron tratados con dichas hormonas, obtenidas con hipófisis recogidas en los tanatorios de servicios de hospitales de enfermedades neurológicas o contagiosas. Según la Asociación de Víctimas de la Hormona del Crecimiento, desde 1989 han fallecido 106 pacientes por la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob y otros dos han contraído el mal.
Se trata de la segunda vez que la justicia francesa condena al Pasteur por la muerte de una persona a causa de hormonas de crecimiento contaminadas, un escándalo que estalló en 1992. El tribunal ha pedido el pago provisional de la mitad de la suma y sobreseído «el reparto de las responsabilidades entre el Pasteur y el ONIAM, a la espera de una decisión penal».
Los riesgos ligados a esas hormonas sacadas de hipófisis humanas fueron detectados en 1985 en Estados Unidos, donde se dejaron de utilizar en esa fecha. Sin embargo, en Francia, se continuó con ese tratamiento hasta 1988, año en el que se reemplazó por una hormona sintética. Cuatro años más tarde, tras la muerte de varias personas víctimas de Creutzfeldt-Jacob que habían sido tratadas en su infancia o adolescencia en el Instituto Pasteur, estalló el escándalo de las hormonas de crecimiento contaminadas.