Una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco considera, por primera vez en España, la alergia al látex como enfermedad profesional

La incidencia del mal afecta a entre el 10 y el 15% de los trabajadores sanitarios
Por EROSKI Consumer 15 de diciembre de 2003

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha reconocido, por primera vez en España, la alergia al látex como enfermedad profesional y ha concedido a una enfermera que contrajo la patología en el hospital donde trabajaba la incapacidad permanente total con derecho a una pensión.

La alergia al látex se conoce desde 1927, pero ha sido en los últimos años cuando la enfermedad ha cobrado auge. La implantación de medidas higiénicas para combatir el sida convirtió a este material natural en la herramienta ideal contra el contagio: es barato, eficaz y, en forma de guante, no resta sensibilidad a las manos del personal sanitario. La solución al gran problema trajo, sin embargo, un problema menor pero lacerante para quien lo padece.

La incidencia del mal es limitada entre la población, pero afecta a un porcentaje que oscila entre el 10 y el 15% de los trabajadores sanitarios, que están en contacto permanente con el látex. Los guantes son el producto más conocido, pero también están fabricados con este material obtenido de un árbol tropical jeringuillas, catéteres, fonendoscopios, mascarillas, sondas…

La enfermera I. U. comenzó a sufrir los síntomas en 1999, pero «seguí trabajando y los problemas se agudizaron», afirma. Cara y cuello hinchados, piel enrojecida, asma y rinitis la obligaron a coger bajas hasta que fue evidente que su salud no toleraba el látex. De nada sirvió que dejara de manipular objetos de goma, porque el causante del mal «permanece en el ambiente», asegura el doctor Santiago Quirce, de la Fundación Jiménez Díaz. «El polvillo que genera, por ejemplo, meter la mano en el guante transporta los alérgenos por el aire», añade Quirce.

«Un día en el puesto de trabajo era suficiente para que volviera a encontrarme mal», asegura I. U., que recurrió a los tribunales al comprobar que el Instituto Nacional de la Seguridad Social se negaba a catalogar su dolencia como una enfermedad profesional.

El primer juicio, en un juzgado de lo Social de Bilbao, concluyó con una sentencia favorable a los intereses de la enfermera, que ahora ha visto confirmado el fallo en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. La resolución, que contó con el voto particular contrario de un magistrado, puede ser recurrida en el Tribunal Supremo.

En su pleito, I. U. ha chocado con la ausencia de una legislación que especifique la alergia al látex, ya que la relación de causas es anterior a la extensión de la enfermedad. Por ese motivo, los afectados se veían obligados a dejar el empleo o ser recolocados. Los intentos de que se reconociera la dolencia como una enfermedad profesional habían sido, hasta ahora, infructuosos.

«No se puede cambiar a un destino libre de látex a 90.000 trabajadores sanitarios; la solución es sustituir este material por otros de origen artificial», reivindica García. Las sustancias de calidad equiparable a la goma, el nitrilo o el neopreno resultan carísimas, advierte Santiago Quirce, pero «es el camino».

Reacciones

Los expertos comentan que esta enfermedad tiene dos tipos de reacciones en pacientes sensibilizados (que ya han entrado en contacto con el material en anteriores ocasiones). Hay quienes sufren una alergia inmediata, que aparece entre unos minutos y unas horas tras entrar en contacto con el látex. Esta tipología provoca en el afectado ronchas, picores, conjuntivitis, asma…

Existe otro tipo de afectados que presentan una alergia retardada, que aparece entre las 48 y 72 horas siguientes al contacto con la goma natural y que se manifiesta sólo a través de la aparición de eccemas en la piel.

Aunque la alergia puede manifestarse en cualquier persona que haya entrado en contacto con el látex, hay una población específica con mayor riesgo de padecer esta enfermedad. En primer lugar, los enfermos que han sufrido varias operaciones o exploraciones médicas. También forman parte de esta población de riesgo las personas que sufran otras alergias, como al plátano, al kiwi o la castaña. Y, finalmente, hay que incluir a los trabajadores que, por su continua exposición al látex, están más sensibilizados al material. Cabe citar, entre otros, a todos los profesionales sanitarios, personal de limpieza, etc.

«Las amas de casa también son más propensas, ya que usan muy a menudo guantes para sus tareas. Por eso, el 80% de la población mundial de alérgicos al látex son mujeres», puntualiza el doctor Pablo Torrico, miembro de la recién creada Asociación de Alérgicos al Látex de Badajoz, quien considera fundamental que los afectados lleven consigo una documentación en la que se haga constar su enfermedad.

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