¿Las bebidas con THC serán realidad en nuestro entorno?

Por ahora, no es legal la venta de alimentos o bebidas elaborados con marihuana o con alguno de sus alcaloides, pero esto podría cambiar en un futuro no muy lejano, como sucedió en otros países
Por Miguel Ángel Lurueña Martínez 18 de diciembre de 2024
bebidas con cannabis son legales
Las bebidas elaboradas con alcaloides procedentes de la marihuana son ya una realidad en países como Estados Unidos. En España y el resto de la Unión Europea (UE) no se pueden comercializar por el momento. Pero la presión es cada vez mayor, así que es muy probable que en un futuro se abra un debate sobre la posibilidad de hacerlo. Y es que este tipo de productos plantea importantes retos en diferentes ámbitos, relacionados sobre todo con aspectos legales y de salud.

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Hoy en día podemos encontrar en nuestro entorno diversos productos y establecimientos que hacen alguna alusión a la marihuana. Por ejemplo, algunas bebidas muestran en sus envases la icónica hoja de esa planta. Esto podría hacernos pensar que ya es legal la venta de alimentos o bebidas elaborados con marihuana o con alguno de sus alcaloides, pero no es así. Al menos por ahora. 

Existe la posibilidad de que esto cambie en un futuro no muy lejano, si tenemos en cuenta el camino seguido por otros países como Canadá o Estados Unidos, donde ya se venden bebidas con THC, el principal alcaloide psicoactivo de la marihuana. Esto plantea un importante debate que tendremos que afrontar tarde o temprano. 

La marihuana y sus alcaloides

La marihuana (Cannabis sativa L.) es una planta muy conocida desde hace milenios por sus efectos psicoactivos. Como ocurre con otras drogas, se ha utilizado con fines rituales, medicinales, recreativos, etc. Contiene más de 100 alcaloides, conocidos como cannabinoides, entre los que destacan el cannabidiol (CBD) y, sobre todo, el tetrahidrocannabinol (THC).

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Imagen: iStock

🔸 Cannabidiol (CBD)

El CBD se ha hecho muy popular en los últimos años. Se utiliza como componente en muchos productos cosméticos y destinados al vapeo, que se venden sobre todo en establecimientos dedicados expresamente a su comercialización. Este alcaloide no tiene efectos psicoactivos y se le atribuyen infinidad de supuestos beneficios para la salud, lo que contribuye a su éxito comercial. En realidad, esas promesas no cuentan con suficiente respaldo científico. Además, este compuesto no está exento de riesgos (por ejemplo, por su posible interacción con medicamentos). 

En la actualidad, en España no está permitido su uso en alimentos porque no ha sido posible establecer una dosis segura de ingesta. A pesar de ello, hay quien hace caso omiso de esa prohibición y emplea este alcaloide como ingrediente en algunos alimentos y suplementos alimenticios, lo que ha motivado numerosas retiradas de productos del mercado por parte de las autoridades sanitarias. De hecho, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) lo consideró un riesgo emergente en un informe publicado en 2020. 

🔸 Tetrahidrocannabinol (THC)

El tetrahidrocannabinol (THC) es el alcaloide más popular de la marihuana, porque es uno de los mayoritarios y el principal responsable de los efectos psicoactivos, además de ser también el más estudiado. Hoy en día se utiliza como principio activo en algunos medicamentos, por ejemplo, para el tratamiento de náuseas asociadas a la quimioterapia. Pero en España y en la mayoría de los países de la Unión Europea está prohibido su uso con otros fines, como la elaboración de alimentos o el empleo como droga de uso recreativo. 

Marihuana y cáñamo: parecen lo mismo, pero no lo son

Como acabamos de ver, en nuestro país y en la mayoría de la UE, el empleo de marihuana o de alcaloides como el CBD o el THC está prohibido en alimentos. Si vemos algunas bebidas que muestran en sus envases dibujos de esta planta es generalmente porque entre sus ingredientes cuentan con algún elemento cuyo uso sí está permitido. 

Pero en estos casos ya no hablamos de marihuana, sino de cáñamo, que es una forma de la planta Cannabis sativa cuyo cultivo está autorizado en la Unión Europea con fines industriales, para la obtención de fibra o semillas, siempre que su concentración de THC no supere el 0,3 %. Hay partes de la planta que contienen alcaloides como CBD o cannabinol (CBN), así que no se pueden utilizar en la elaboración de alimentos. Pero las semillas sí que se pueden emplear con ese fin porque su consumo es seguro.

¿Por qué se han legalizado las bebidas con THC en algunos países?

En algunos lugares como Canadá o ciertos estados de Estados Unidos (concretamente, 24), está autorizado el uso de cannabis (marihuana, hachís y derivados) con fines recreativos desde hace unos años, así que se pueden comercializar alimentos y bebidas que contienen THC. 

Según indica el propio Gobierno de Canadá, la Ley del Cannabis, que permite la comercialización de productos comestibles de cannabis desde el año 2019, se elaboró “para proteger mejor la salud y la seguridad de los canadienses, alejar el cannabis de los jóvenes y mantener las ganancias fuera de las manos de delincuentes y del crimen organizado”. En principio, estas son las ventajas que supone la legalización de una sustancia como esta: se evitan adulteraciones, se reduce la delincuencia, se regula la comercialización, etc. 

El desconocimiento puede multiplicar los riesgos

Los posibles inconvenientes asociados a este tipo de productos se relacionan sobre todo con la salud. También el Gobierno canadiense hace alusión a esto. Indica por ejemplo que “como el alcohol y el tabaco, el cannabis conlleva riesgos, especialmente para los jóvenes y los adultos jóvenes”. Por ejemplo, puede afectar negativamente al desarrollo neuronal. Por eso prohíbe su consumo a menores de 18 años. 

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Imagen: Marina113 / iStock

🔸 Normalización y aumento del consumo

También conviene tener en cuenta que el mero hecho de legalizar la venta de bebidas con THC puede banalizar su consumo, sobre todo, si se emplean reclamos publicitarios o diseños que contribuyan a ello (por ejemplo, envases con dibujos desenfadados, colores vivos, etc.).

De modo que se podría pensar que no conlleva riesgos (mucha gente piensa aquello de “si fuera tan malo, estaría prohibido”) o que el consumo de esa sustancia es equiparable a otras como el alcohol, cuando en realidad se trata de drogas distintas cuyos efectos sobre el sistema nervioso y la salud son diferentes. Por ejemplo, puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas con predisposición a padecer trastornos mentales, puede provocar la aparición de estos trastornos o agravar los que ya se padecen.

Esto, sumado a una mayor accesibilidad, puede provocar un aumento en el consumo de este tipo de sustancias, que además pueden causar adicción. Es precisamente una de las principales preocupaciones de muchos profesionales de la salud. El ritmo de crecimiento de estas bebidas en Estados Unidos es vertiginoso: se espera que crezca de 3.000 millones de dólares en el año 2024 a 117.000 millones en 2032.

🔸 Cantidades y concentraciones

El Gobierno de Canadá también hace otras advertencias sobre el consumo de productos comestibles con THC, ya que son novedosos y desconocidos incluso por muchos de los consumidores habituales de cannabis. Y es que normalmente el hachís o la marihuana se fuman o se vaporizan, de modo que los efectos se sienten en unos minutos y es más fácil dosificar el consumo. Sin embargo, “para comenzar a sentir los efectos del cannabis que se come o bebe pueden pasar hasta dos horas, y hasta cuatro horas para sentir el efecto completo”. 

También es difícil controlar el consumo por el desconocimiento de los efectos que producen las diferentes concentraciones que se pueden encontrar en estas bebidas. Por ejemplo, una persona que bebe alcohol conoce la diferencia entre los efectos de un vino, con 12º, y una cerveza, con 6º. Pero en estas bebidas con THC, al ser novedosas, es difícil conocer los efectos de distintas concentraciones de ese alcaloide.

Afrontar el debate

Para concluir, y dado lo sensible que es este tema, conviene aclarar que este artículo no pretende ser moralizante, sino simplemente dar a conocer estos productos para tener presente el debate que plantean y que posiblemente tendremos que afrontar en un futuro. En él será necesario valorar las ventajas y los inconvenientes que plantearía su legalización y su consumo. Y, en caso de salir adelante, sería imprescindible asentar la medida sobre dos pilares fundamentales: la regulación y la educación.

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