Evolución a la baja del mal de las vacas locas

El análisis de casos detectados en 2004 revela una curva descendente en la evolución a largo plazo de la encefalopatía espongiforme bovina
Por José Juan Rodríguez Jerez, Universidad Autónoma de Barcelona 24 de noviembre de 2004

Desde el inicio del «mal de las vacas locas», en noviembre de 2000, se han contabilizado en España un total de 492 animales afectados de encefalopatía espongiforme bovina. La evolución seguida en este tiempo, aunque ha mantenido una tónica creciente, apunta a una disminución de casos en 2004. La mayoría de los animales enfermos se han registrado en Galicia y en Castilla y León, como se ha ido evidenciando durante los últimos cuatro años. Las prevalencias más altas corresponden a Baleares y Aragón, mientras que la más baja se da en el País Vasco.

La evolución seguida por la encefalopatía espongiforme bovina en España desde que en noviembre de 2000 se diera a conocer el primer caso en Galicia, guarda un patrón similar al registrado en el Reino Unido para el mismo periodo de tiempo. En estos primeros cuatro años se aprecia una evolución ascendente hasta que se alcanza un pico máximo que, muy previsiblemente, quedará fijado para el año 2003; posteriormente se evidencia una disminución, aunque con una pendiente menos acusada. Los datos registrados hasta la fecha y su comparación con el patrón seguido en otros países invitan a pensar en una evolución de más de diez años antes que pueda darse por erradicada la enfermedad. En este cuarto año, se da una disminución en valores absolutos del número de casos, lo que evidenciaría un control relativo del mal de las vacas locas.

Si la evolución sigue como hasta ahora, el volumen total de animales infectados a lo largo de los años podrá considerarse como relativamente bajo, lo que confirmaría que las medidas adoptadas para la disminución del riesgo a los consumidores fueron acertadas, ya que se ha conseguido acortar el tiempo necesario para apreciar una disminución en los casos animales. En la mayoría de los países, esta disminución se ha apreciado a los cinco años de instaurar los controles y prohibir, de forma eficiente, el consumo de harinas de origen animal destinadas a vacuno. De acuerdo con los datos, en España este mismo fenómeno se habría dado a los tres años de los primeros casos.

En Madrid se analizan el 20% de animales mayores de 24 meses mientras que en Extremadura apenas se alcanza el 3%

El número total de casos registrados hasta agosto de 2004 es de 413 (492 según datos publicados ayer por el MAPA), con un total de 114 casos descritos durante este año. En 2001, primer año «real» de evolución, se registraron 82 animales enfermos, mientras que la cifra aumentó hasta 127 en 2002 y hasta 154 en 2003. Por lo que se puede apreciar, la tendencia es a la baja.

Análisis de los casos

En el análisis que damos a conocer se consideran los datos confirmados por el MAPA hasta agosto de este año. La actualización completa de los mismos todavía no se ha dado a conocer en el momento de publicar este informe.

De acuerdo con los valores considerados en esa fecha, Galicia, Castilla y León y Andalucía son las comunidades autónomas que, en números absolutos, mayor cantidad de análisis realizan para el control de la enfermedad, hecho que se ha ido observando durante los últimos años. De ahí podría deducirse que son las que mayor esfuerzo dedican para detectar nuevos casos. Sin embargo, el número de cabezas de ganado por comunidades autónomas actúa como factor corrector del esfuerzo. Este primer factor de corrección permite calcular el porcentaje de animales analizados. El cálculo revela que las comunidades que más análisis realizan en relación con su cabaña bovina continúan siendo Madrid y Canarias (12,68% y 11,28% respectivamente), seguidas por Galicia (9,97%) y Baleares (8,53%).

En todos los casos, no obstante, se aprecia una ligera disminución en el porcentaje de animales analizados relacionado con la disminución de la cabaña, con el mantenimiento del esfuerzo (cada animal analizado es un animal muerto, por lo que no se puede reanalizar). Ello supone que a mayor cantidad de animales sacrificados mayor será la reposición de individuos más jóvenes. En el extremo contrario, Extremadura y Aragón no llegan al 2% (1,71% y 1,57% respectivamente).

La reposición de animales de mayor edad por otros más jóvenes puede introducir un sesgo en la comparación. En primer lugar porque cualquier animal sacrificado con más de 24 meses de edad, dependiendo de la comunidad autónoma, o cualquiera que haya muerto en la granja, debe ser analizado para la EEB. En segundo lugar, las prohibiciones y controles impuestos deben haber evitado el consumo de harinas de origen animal, por lo que los datos deberían tener una mejor correlación con los animales de mayor edad.

De acuerdo con esta última apreciación, en Madrid y Murcia el porcentaje de animales analizados de más de 24 meses supera el 20% del total de su cabaña. Sorprendentemente, como el resto de años analizados, Extremadura, una comunidad en la que el 90% de su cabaña es mayor de 24 meses, no se ha llegado a analizar el 3% de los animales.

Varios pueden ser los motivos que expliquen este dato. El primero, una escasa capacidad de sacrificio. Es decir, al tener pocos mataderos, no se realizan muchos análisis, por lo que parte de ese esfuerzo lo podrían estar realizando otras comunidades autónomas en los mataderos de destino. Por otra parte, una disminución de la demanda no parece apropiado utilizarla como justificación a ese bajo porcentaje, puesto que se considera plenamente recuperada. Otra posible explicación, ahora ya corregida, sería asignar casos a comunidades de sacrificio en lugar de las de producción. En efecto, si una determinada región no tiene mataderos suficientes, los animales van a sacrificio a otras áreas geográficas, por lo que aparecerán casos importados. Ante esta situación, los positivos son asignados a la comunidad de origen no a la del matadero de destino.

La localización de los casos

La aparición de casos positivos, como ya se ha venido señalando en informes precedentes, guarda relación con la edad de la cabaña y especialmente con el número de vacas lecheras. En nuestro país la mayor parte de la producción de carne se basa en terneros (menos de 12 meses), mientras que los animales lecheros tienen mayor edad. La enfermedad, por otra parte, se observa en animales de más de 30 meses. Por todo ello, la probabilidad de encontrar animales enfermos será superior en zonas donde predomine la producción de leche.

Tras el primer año de evolución, llamó la atención la situación de Cantabria, ya que con una cabaña importante sólo se detectaba en noviembre de 2001 un único positivo. Sin embargo, durante 2002 se incrementó el número de forma significativa, ya que se ha pasado a 7 casos totales. En 2003, se detectaron 4 casos más y en 2004 otros 5. Estos datos nos indican que la evolución en esta comunidad no es descendente, como en el resto, sino que se ha estabilizado. Aunque el número de casos sea bajo, supone cerca del 5% nacional.

Si consideramos el número de casos positivos acumulados, según la diferente capacidad productiva de los animales, más del 60% son vacas lecheras y cerca del 25% son de capacidad mixta (leche y carne). En conjunto supondría más del 85% del total. La distribución del censo ganadero no es uniforme en las diferentes comunidades autónomas, como tampoco lo es el número de animales mayores de 24 meses. Castilla y León, Galicia y a cierta distancia Andalucía, son las que mayores cifras acumulan. Sin embargo, para un total de 413 casos acumulados en nuestro país hasta finales de 2004, el mayor número de positivos se dio en Galicia.

Galicia es la comunidad con mayor número de casos acumulados y Murcia y Valencia las que menos han detectado

El estudio de la cabaña debe complementarse con otro parámetro importante como es la demanda de los consumidores. Pese a que la demanda se ha recuperado, el número de casos no se ha disparado como se esperaba. Una explicación posible sería el sacrificio masivo de los animales de mayor edad, lo que habría comportado eliminar la mayor parte de los afectados. En términos de salud pública, este tipo de actuaciones comportan una notable reducción del riesgo, ya que se asegura que ningún animal enfermo llega al consumidor. Desde el punto de vista epidemiológico, no obstante, la eliminación masiva sin control previo impide conocer con exactitud la distribución y evolución de la enfermedad.

Los datos revelan que en las comunidades con casos confirmados existen grandes diferencias. La mayoría de los casos se han presentado en Galicia (141) y Castilla y León (105), seguidas por Cataluña (42), Asturias (33), Baleares (17), Cantabria (16), Extremadura (14), Navarra (13) y Aragón (11). Frente a comunidades como Galicia o Castilla y León, donde el número es muy elevado pero se aprecia una leve disminución, destacan Navarra y Andalucía, donde no se ha detectado ningún caso hasta el mes de septiembre de 2004.

Las comunidades con mayores prevalencias del problema continúan siendo Baleares (188 animales analizados para obtener un caso positivo) y Aragón (395 análisis/caso). A estas comunidades siguen Asturias (501 análisis/caso, siendo ésta la comunidad que ha tenido un mayor incremento significativo), Cataluña, Navarra, Castilla y León, Galicia y Extremadura, todas ellas con menos de 1000 análisis/caso.

Los resultados muestran las comunidades con una mayor prevalencia de EEB. Se confirma, en este sentido, la evolución de los años anteriores en los que se aprecia claramente que, conforme avanza el tiempo, las diferentes comunidades se van agrupando en aquellas que tienen menos de 1000 análisis por caso y aquellas con más de 1000 análisis por caso.

El número de análisis medio para obtener un positivo, a escala nacional, bajó de forma muy importante, puesto que de media nos encontramos con 850 casos por análisis. Debido a que estamos en el cuarto año de evolución, es probable que ahora ya se haya pasado el efecto reductor artificial que tuvo el sacrificio masivo de animales sospechosos en los primeros meses de la enfermedad. En consecuencia, cuanto más se analice mayor será el número de casos totales, hasta que desaparezcan los animales afectados. Sin embargo, los datos no son los definitivos para este año, ya que las autoridades sanitarias todavía no los han actualizado desde el pasado mes de agosto.

EL MAPA DE LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

Como se puede apreciar en los mapas, existe una uniformidad en los resultados que se van obteniendo, de forma que las comunidades autónomas se agrupan entre aquellas que necesitan menos de 1000 análisis para un caso y las que se encuentran entre 1000 y 5000. De la misma forma, se aprecia una uniformidad en el esfuerzo realizado en nuestro país.

Por otra parte, los mapas evidencian también las zonas que mayor esfuerzo realizan en estos momentos en el control de la enfermedad. En una parte nada despreciable del país, el porcentaje de animales mayores de 24 años analizados se sitúa por debajo del 10%. Sólo en dos comunidades, Madrid y Murcia, se analizan más del 20% de los animales.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube