Casi el 50% de los brotes hídricos notificados en España durante el año 1998 fueron vehiculados a través de la red de abastecimiento del agua, seguido de las fuentes (19,5%), del agua potable sin especificar y del abastecimiento individual.
Los datos, publicados por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, se recogen a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. La recogida de los mismos se hace a partir de dos modelos de informes: el primero corresponde a los «Datos epidemiológicos de brotes de enfermedades transmitidas por alimentos», que sigue las pautas recomendadas en el programa europeo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, el segundo, corresponde a los «Datos epidemiológicos básicos de brotes de otras enfermedades»
La mayoría de los brotes hídricos detectados durante el año 1998, 86 de los 96 totales, fueron de tipo alimentario y evolucionaron en gastroenteritis. El principal agente causal de estos brotes alimentarios fueron las bacterias (en un 54,1% de los casos), especialmente la Escherichia Coli. A estas le siguieron los virus (40,5%) y los parásitos (5,4%).
Factores implicados
Según los datos presentados, los principales factores contribuyentes en la aparición de brotes hídricos han sido, por orden de implicación, el insuficiente o nulo tratamiento del agua (36,7% de los casos) y unas instalaciones incorrectas (10,1%). A pesar del elevado porcentaje detectado en el tratamiento del agua, sólo en un 16,5% de los casos se ha aplicado la cloración como medida para controlar el riesgo de infección.
En cuanto a la distribución estacional, los datos demuestran que es durante los meses de verano, julio y agosto, cuando los brotes infecciosos tienen mayor incidencia. En julio se detectaron durante el año 1998 un total de 13 brotes mientras que en agosto fueron 18 los casos de infección hídrica detectados. Las comunidades más afectadas fueron Andalucía seguida de Castilla y León (con 25 y 14 brotes con 680 y 686 casos, respectivamente).
Necesidades básicas
Según las conclusiones presentadas por el Centro Nacional de Epidemiología, los datos de los sistemas de vigilancia infraestiman la incidencia real de brotes de agua ya que no se detectan todos los brotes. Por este motivo reconocen que tendría que ampliarse la investigación y cumplimentación de cada brote identificado, así como aplicar mayor rigor en el estudio de este tipo de brotes.