El gobierno chileno ha informado de la presencia del virus H1N1 en dos explotaciones ganaderas de pavos de la ciudad de Valparaíso. Además, se ha ratificado que la cepa del virus hallada en las aves es idéntica a la causante de la pandemia mundial. Pese a todo, este descubrimiento no implica riesgos para la salud humana. Las autoridades señalan que el consumo de carne de pavo es seguro y que su comercialización no tiene por qué verse interrumpida, siempre que se observen las pertinentes medidas higiénicas y controles veterinarios.
La FAO ha elogiado la rápida reacción de los organismos sanitarios chilenos, que ha instaurado una cuarentena temporal para esos animales enfermos. Además, el Jefe Veterinario de esta entidad, Juan Lubroth, ha respaldado la decisión de las autoridades del país de no sacrificar a las aves afectadas. «Una vez que se han recuperado, es posible continuar con la producción y el procesado de forma inocua. No suponen ningún riesgo para la cadena alimentaria», asegura Lubroth.
Aunque el virus de la gripe A ha demostrado su veloz capacidad de contagio, los expertos aseguran que no es más letal que la cepa responsable de la gripe estacional. Sin embargo, alertan de que podría adquirir una mayor virulencia si llegara a combinarse con otras variantes, como, por ejemplo, con la cepa responsable de la gripe aviar (H5N1). En este sentido, el responsable veterinario de la FAO, señala: «Chile no tiene gripe provocada por el H5N1, pero si el brote hubiera ocurrido en el Sudeste asiático, hubiera sido más preocupante». Este fenómeno podría llegar a producirse si se presentaran casos de individuos afectados por ambas cepas virales de modo simultáneo.
Por esta razón, Naciones Unidas recomienda establecer un cerco de vigilancia más estrecho sobre la salud animal. Pide que se observen de modo riguroso las directrices sobre higiene en las explotaciones ganaderas, y que se evite el contacto entre animales y seres humanos ante el menor síntoma en cualquiera de las partes. Del mismo modo, señala la importancia de reforzar los servicios veterinarios de los países en vías de desarrollo. «Deben contar con una adecuada capacidad de diagnóstico, con equipos y recursos adecuados para ser capaces de responder ante situaciones de emergencia», apunta el responsable veterinario de la FAO.
