Las consecuencias del primer caso de cabra loca

El prión responsable del mal de las vacas locas es el mismo que se detectado en la cabra enferma
Por José Juan Rodríguez Jerez 2 de febrero de 2005

Los laboratorios de la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria (AFSSA) primero, y los de la Unión Europea después, han confirmado un caso de Encefalopatía Espongiforme Caprina originada por el mismo prión causante de la Encefalopatía Espongiforme Bovina. La comunicación, la primera de este tipo que se hace oficial, viene a dar validez a la teoría de un nuevo salto entre especies que, en este caso, puede tener consecuencias en el consumo.

La Unión Europea se ha venido planteando desde finales de 2004 la posibilidad de que el mal de las vacas locas o encefalopatía espongiforme bovina (EEB) pueda haberse transmitido a otras especies animales, en especial, a las ovejas y a las cabras. La sospecha, confirmada oficialmente el pasado día 31 de enero, aunque estimada por resultados experimentales de laboratorio desde hace al menos dos años, ha motivado que se considere un nuevo marco normativo que incremente los actuales niveles de protección.

La primera descripción de la sospecha de un caso de EEB en cabra se obtuvo a finales de octubre de 2004. La confirmación preliminar por parte del laboratorio de referencia comunitario (CRL) se obtuvo el 25 de noviembre de 2004 y finalmente, se confirma de forma definitiva por el mismo laboratorio el 28 de enero de 2005. Como consecuencia, la Dirección General de Sanidad y Consumo de la UE (2004; DS/cm/421319), pidió al Panel Científico de Riesgos Biológicos (EFSA’s Scientific Panel on Biological Hazards) una opinión sobre el peligro de transmisión a humanos.

De acuerdo con los primeros datos dados a conocer, los laboratorios de la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria (AFSSA), así como los dependientes de la propia Unión Europea, el prión responsable de la Encefalopatía Espongiforme Caprina en el animal afectado es el mismo que se detecta en los análisis del mal de las vacas locas.

Los expertos han determinado que el consumo de leche de cabra y de carne de animales jóvenes no entraña riesgos

Tras la confirmación de las autoridades francesas, el caso se ha remitido a la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA), el cual a partir de ahora va a centralizar y proporcionar toda la información científica respecto a las repercusiones que este hallazgo pueda tener para la salud pública. El caso confirmado corresponde a una cabra normal, analizada en matadero. La detección ha sido posible tras haber tratado las muestras del animal como si fueran de vacuno.

Riesgos de transmisión

El principal punto de interés sobre el que trabajan ahora mismo los expertos es determinar con precisión si la enfermedad del animal afectado es adquirida, es decir, ha habido contagio, o bien es debida a una mutación espontánea. Del mismo modo, también están evaluando si existe riesgo de transmisión a través de la carne o bien de productos derivados.

En este sentido, en noviembre del pasado año se realizó una primera evaluación ligada al consumo de leche de cabra. El grupo de expertos de la EFSA en EEB/EET indicó entonces que, de acuerdo con las evidencias científicas disponibles, tanto la leche como sus derivados (lactoferrina, lactosa y otros) procedente de pequeños rumiantes (particularmente oveja y cabra) no supone un riesgo de transmisión de encefalopatías espongiformes. Según los análisis realizados, ningún animal sano, alimentado con leche procedente de animales enfermos, ha resultado positivo a la patología.

Sin embargo, en relación con el consumo de carne, los expertos no llegan a una conclusión tan tajante. Esta situación no se produce por la existencia de datos concretos que permitan asociar el consumo de carne con la existencia de casos, sino por una falta de datos concluyentes.

El motivo de ello es simple: basta sólo con dar leche a lactantes para comprobar si ha habido transmisión. En el caso de la carne el problema se plantea al dar de comer esa carne a otros animales. Pero en este caso concreto la cabra afectada no enfermó por un problema de encefalopatía espongiforme caprina (enfermedad conocida por «scrapie») sino por una encefalopatía espongiforme bovina.

Dada la confirmación oficial del caso, la resolución del mecanismo de transmisión es el primer problema que hay que resolver con urgencia. Si como hasta el momento se considera que los piensos son el vehículo principal de transmisión, sería factible pensar que esa cabra, y otras de su rebaño, han consumido piensos de origen animal contaminados con priones vacunos. Al estar prohibido su consumo, nos estaría indicando que el consumo de estas harinas fue generalizado.

Sin embargo, si los animales no consumieron estas harinas, se abre un nuevo e incierto campo de trabajo, a fin de comprobar si existe la posibilidad de mutaciones en los animales que les hagan enfermar de forma espontánea.

Epidemiología actualizada

A partir de los datos epidemiológicos actuales, no hay evidencias de posibles transmisiones a humanos, ya que no hay relación aparente entre los casos de la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob (vCJD) y consumo de carne de cabra. No obstante, el grupo de expertos indica que es difícil precisarlo, puesto que no se conoce con exactitud el período de incubación en humanos y los niveles de exposición a los priones infecciosos.

En abril de 2002, el Comité Científico Director (SSC) de la Unión Europea aprobó una decisión en la que se destacaba la seguridad de los diferentes productos elaborados a partir de pequeños rumiantes. Tras el nuevo caso francés, las conclusiones de este comité se siguen considerando válidas, pero es necesaria una nueva evaluación de situación. Para ello, se va a proceder a realizar una nueva evaluación cuantitativa del peligro relacionado con el consumo de carne de caprino. Esta evaluación se espera que esté concluida en julio de 2005.

ACCIONES DE LA EFSA

Img lechal2Tras el anuncio del caso positivo de cabra contaminada por priones presumiblemente de origen vacuno, la EFSA no ha tenido demasiado tiempo de determinar las acciones a seguir, puesto que han transcurrido unas pocas semanas desde la primera sospecha y días desde la confirmación definitiva. Por ello, el comité científico ha trabajado en la localización de evidencias científicas y de datos de transmisión de la enfermedad entre animales y a personas.

Lass medidas de carácter preventivo que puedan adoptarse dependen en esencia de los datos que se espera disponer el próximo mes de julio. Es especialmente interesante determinar la vía de transmisión, a fin de comprobar y limitar nuevos casos que se puedan producir en animales y para tranquilizar a los consumidores.

Los expertos destacan, en este sentido, que el consumo de carne obtenida de cabras adultas es muy bajo (el mayor consumo es de ganado caprino muy joven). Esto es especialmente así en nuestro país, donde el consumo se centra en el cabrito y en el cabrito lechal. Debido a que la leche no es un vehículo de transmisión, el consumo de queso o de animales muy jóvenes no supone peligro de transmisión. En el caso del queso, porque la leche no es un vehículo y en el caso de la carne de animales jóvenes, porque no han tenido tiempo de entrar en contacto con el agente infeccioso.

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