Producción ganadera y seguridad

La elevada concentración de animales en zonas sin políticas de eliminación de residuos es uno de los principales problemas de salud pública
Por José Juan Rodríguez Jerez 7 de febrero de 2006
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La seguridad alimentaria no es sólo una cuestión relativa al control de la producción, comercialización, venta y preparación de los alimentos, sino que también tiene relación con el medio ambiente ya que pueden producirse intercambios de agentes peligrosos entre éste y cualquiera de las etapas de producción o viceversa. Un claro ejemplo de esta problemática queda reflejado en la producción ganadera intensiva, que se concentra cada vez más en zonas próximas a las ciudades y genera grandes cantidades de desechos animales que se acumulan en las tierras del entorno, lo que implica un riesgo elevado de contaminación.

Uno de los puntos que más preocupación está generando es el de la producción ganadera intensiva, especialmente en los países en desarrollo. En los países desarrollados se trata de un tema bien conocido ya que la existencia de una gran masa o volumen de restos fecales, o de animales que mueren por diferentes enfermedades, ocasiona importantes problemas de contaminación a varios niveles.

En España, este problema se hace notorio en la contaminación del subsuelo y del agua con elementos oxidantes tóxicos, como los nitratos y nitritos, que llegan a hacer no potable el agua de las zonas más productivas, especialmente de porcino. Una de las medidas a adoptar pasa por exportar la producción de estos animales a zonas menos contaminadas o alejadas, aunque se trata de una alternativa que no soluciona el problema sino que lo desplaza, ya que se acaban contaminando otras zonas.

Si a todo ello unimos las necesidades y los deseos de desarrollo de áreas mucho más pobladas que la europea, como es fundamentalmente el Sudeste Asiático, se puede comprender que la dimensión del problema puede incrementarse de una forma exponencial en los próximos años. La producción intensiva, con una concentración elevada de animales en áreas geográficas muy concretas en las que no se han tenido en cuenta políticas para evitar la libre eliminación de residuos al ambiente, se está convirtiendo en uno de los principales problemas para la salud pública.

Daño medioambiental

Los residuos animales derivados de la producción intensiva contaminan el subsuelo, ríos, lagos y mares

Los residuos animales derivados de la producción ganadera intensiva terminan al subsuelo, a los ríos, lagos y mares. Toda esta contaminación con materia orgánica se infecta rápidamente con microorganismos, muchos de ellos peligrosos para la salud de las personas o de otros animales. Al mismo tiempo, estos residuos producen sustancias tóxicas, derivadas bien de su degradación o de la reacción con otras sustancias oxidantes. Una vez se produce esa contaminación, es imposible reducirla si no cesa el aporte de materia orgánica.

Si el agua contaminada se usa como bebida para personas o de otros animales, se cierra el ciclo y se mantienen activos microorganismos peligrosos, o se incrementa la cantidad de tóxicos ingeridos por día. Si a esta situación se le añade el hecho de que gran parte de las grandes plantas de la industria lechera y cárnica se concentran junto a las ciudades o en las cercanías de los recursos hídricos, podemos concluir que el peligro se incrementa ya que la contaminación puede transferirse a grandes grupos de población.

Un informe presentado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) urge a los gobiernos a destinar incentivos para promover mejores prácticas en la producción pecuaria industrial, a que se sensibilicen de este problema y a que se prevengan los problemas que ya conocemos en los países desarrollados.

Producción industrial de alimentos de origen animal

El consumo de alimentos de origen animal ha sido siempre un deseo en la especia humana. Independientemente de la civilización de la que hablemos y del momento histórico, todos los pueblos aprecian los productos de origen animal. Actualmente, se trata de alimentos ligados al desarrollo económico, aspecto que implica que sean aún más apreciados. Si, además, añadimos que nutricionalmente se trata de un complemento perfecto para muchas dietas vegetarianas, podría entenderse porqué crece la demanda hacia estos productos, especialmente en países en desarrollo con un importante potencial de crecimiento, como China, India y Sudeste Asiático, y en otros latinoamericanos como México y Brasil.

Los niveles de producción en algunas áreas de Brasil o de China son tan elevados que ya superan los rendimientos que se obtienen en muchos países de Europa o de EEUU. La carne y los productos lácteos se encuentran ahora más difundidos y son más accesibles en muchos países en desarrollo. Entre 1980 y 2004, la producción cárnica en estos países se triplicó, y pasaron de unos 50 millones de toneladas hasta los 150 millones. Si bien la población de los países desarrollados sigue consumiendo entre tres y cuatro veces más carne por persona (la producción es mayor para una población menor), en los países en desarrollo se produce y consume más de la mitad de la carne existente a nivel mundial. Con la tendencia actual, se calcula que la producción de carne en los países en desarrollo se incrementará en otros 110 millones de toneladas anuales para 2030.

Evolución de la producción

En muchos países en desarrollo las grandes explotaciones industriales, con miles de animales, han desplazado a la producción pecuaria tradicional, en la que los pequeños campesinos crían animales y cultivan la tierra, con lo que los nutrientes se reciclan como forraje y fertilizantes. Este sistema era más amigable con el medio ambiente, puesto que se creaba un ecosistema sostenido. Sin embargo, los campesinos no aprecian esa mejora respecto al medio. El clásico sistema de producción en semi-extensivo es de mera subsistencia y no permite el acceso a los bienes de consumo.

Por este motivo, la producción se ha ido desplazando de forma progresiva desde el ganado vacuno que se alimenta de pastos en las zonas rurales y que tiene un crecimiento lento, a la producción porcina y avícola industrial en las afueras de las grandes ciudades. Esto permite a los ganaderos incrementar sensiblemente sus producciones, acercarse a los centros de consumo y disfrutar de algunos servicios de los que no podría disponer en las zonas rurales más alejadas. Por este motivo, en Asia, la producción industrial a gran escala es responsable de cerca de un 80% del incremento total en productos ganaderos.

En esta ganadería «industrial» se generan grandes cantidades de desechos animales que se acumulan en las tierras del entorno, con un elevado riesgo de contaminación. Esta situación incrementa el riesgo sanitario en las zonas urbanas, mientras que si las producciones se realizasen en zonas más alejadas y con un adecuado tratamiento, se limitaría el impacto negativo.

Ecosistemas amenazados

La producción porcina y avícola concentrada en las zonas costeras de China, Vietnam y Tailandia se está convirtiendo en la principal fuente de contaminación del Mar del Sur de China, según el informe de la FAO. Se estima que la producción porcina origina el 42 % del nitrógeno y el 90% del fósforo que fluye hacia el mar. A lo largo de gran parte de esta costa, densamente poblada, la concentración de cerdos supera los 100 animales por km2 y las tierras agrícolas están sobrecargadas de enormes excedentes de residuos orgánicos. Esta contaminación está degradando gravemente la calidad del agua del mar y de los sedimentos en una de las zonas marinas con mayor biodiversidad del mundo, poniendo en peligro frágiles hábitats como los manglares, los arrecifes coralinos y las praderas marinas.

Las principales formas de contaminación asociadas al tratamiento del estiércol en la producción pecuaria intensiva son las siguientes:

  • Filtración de nitratos y agentes patógenos en los mantos acuíferos, lo que constituye a menudo un peligro para las reservas de agua potable.
  • Acumulación de residuos en el suelo, nocivos para la fertilidad de las tierras. En diversos países de Asia, cerca del 25% de la superficie agrícola está afectada por este problema.
  • Destrucción de los ecosistemas frágiles, como los humedales, los manglares y los arrecifes coralinos.
RECOMENDACIONES PARA UNA MEJORA

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Algunas políticas gubernamentales, como la zonificación y la aplicación de impuestos, pueden desalentar la concentración de la ganadería intensiva cerca de las ciudades, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Los impuestos, programas de certificación y otros instrumentos normativos podrían apoyar la aplicación de mejores prácticas en la producción pecuaria.

Por desgracia, en la mayoría de los países se promueve activamente una producción pecuaria intensiva, se subsidian los fertilizantes químicos, la energía y el crédito para que las explotaciones sean cada vez más grandes, pero no se prima el tratamiento de los residuos generados, lo que indudablemente terminará afectando a la población y contaminando los productos elaborados.

Proporcionar incentivos para invertir en tecnología y reducir la contaminación son algunas de las medidas que podrían reducir el daño medioambiental provocado por la producción pecuaria industrial y facilitar la seguridad e inocuidad de las producciones en un futuro cercano.

Bibliografía
FAO. 2.005. La contaminación por la producción pecuaria industrial. Políticas Pecuarias nº 2.

http://www.fao.org/ag/AGAinfo/resources/documents/pol-briefs/02/ES/AGA02_ES_08.pdf

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