Una de estas investigaciones es el último análisis llevado a cabo por UNICEF, que advierte de la velocidad a la que están aumentando estos días de calor extremo, es decir, los que superan los 35 ºC. Para realizar este informe, se ha comparado la temperatura media entre la década de 1960 y los años 2020-2024.
Los resultados obtenidos son verdaderamente preocupantes: casi 500 millones de niños y niñas habitan en lugares del planeta donde los días extremadamente calurosos se han doblado en los últimos 60 años. Esto indica que, si comparamos la infancia de la generación de los abuelos con la actual, los riesgos para el bienestar y la salud se han multiplicado a causa del calor extremo.
España, uno de los países más afectados por el calor extremo
Los efectos del calor en España son también un reflejo del alcance del calentamiento global. Pese a ser históricamente un país acostumbrado a veranos calurosos, se ha constatado que desde los años 60 el número de días de calor extremo han pasado de 4 a 16.
En ese mismo periodo, las olas de calor se han triplicado: han aumentado de unas cinco anuales hasta las 14 de la actualidad. Y no solo se registra este incremento en el número total, sino también en su duración. Si antes las olas de calor se extendían una media de 4,4 días, ahora lo hacen durante 5,5 jornadas.
Si se trasladan estos números a quienes se ven más afectados, encontramos que el 85 % de los niños y niñas españoles, unos 6,4 millones, viven en localidades donde se han multiplicado las olas de calor y otro 44 %, otros 3,3 millones, donde se han triplicado.
Un problema que afecta a todo el planeta
Pero el caso de España no es ni mucho menos aislado. Cuando se observan los datos desde un punto de vista más global se comprende la amenaza que supone el calentamiento del planeta. De hecho, en 16 países de todo el mundo sufren hoy en día un mes más de ola de calor en comparación con hace seis décadas.
Por regiones, se estima que la mitad de los niños y niñas de Europa y Asia Central experimentan afecciones relacionadas con olas de calor. En América Latina y el Caribe, son 48 millones los que se ven más perjudicados por el imparable aumento de las temperaturas.
Pero son los niños y niñas de África Occidental y Central los que, sin duda, corren mayores riesgos, puesto que estas regiones son las más expuestas a más periodos de calor extremo y más largos. Países como Sudán, Níger, Senegal o Mali se ven especialmente afectados y aglutinan buena parte de los 123 millones de niños y niñas de la región que en la actualidad sufren de media 95 días con temperaturas que superan los 35 grados.
Un grave impacto en las vidas y la salud de los niños y niñas
Lo que estas abrumadoras cifras recogen son millones de vidas de niños y niñas para quienes el calor tiene graves consecuencias. Las olas de calor y el estrés térmico tienen un impacto directo sobre su salud; sus cuerpos se calientan más deprisa y les cuesta más refrigerarse.
Además, estos dos factores pueden afectar al crecimiento y la salud mental, y agravar enfermedades intestinales, respiratorias o endocrinas. Por si fuera poco, a esto habría que sumar también las posibles secuelas en el desarrollo neurológico y en la gestación de las mujeres embarazadas.
Pero las repercusiones del calor no solo alcanzan aspectos fisiológicos y psicológicos, también afectan a sus condiciones de vida y sus perspectivas de futuro. Es el caso de Fagnampe, que junto a su hermana Valerie y sus padres vive en una zona rural de Madagascar.
Fagnampe es demasiado pequeño aún para entender ciertas cosas, pero Valerie, con 12 años, ya comprende mejor lo que ocurre cuando hace demasiado calor: «Todos los cultivos mueren. Es entonces cuando pasamos hambre. Y cuando Fagnampe está enfermo, le duele la barriga y tiene dolor de cabeza».
Esta familia, que ya perdió a un hijo pequeño por desnutrición, muestra hasta qué punto el calor puede alterar el día de día de millones de niños y niñas y contribuir a agudizar la inseguridad alimentaria y su desarrollo.
Próximos pasos para una acción climática urgente
Gracias a análisis como este de UNICEF, se dispone de un mayor conocimiento sobre los efectos del calor en la infancia. Es una información que puede contribuir a los nuevos planes climáticos nacionales que los Estados miembros Partes en el Acuerdo de París deberán presentar en los próximos meses.
Estos planes marcarán el rumbo de la acción climática durante una década, por lo que desde UNICEF se hace un llamamiento a líderes, gobiernos y sector privado para que se sumen a la defensa de los derechos de niños y niñas a vivir en un planeta limpio, sostenible y, sobre todo, saludable.